miércoles, 30 de noviembre de 2016

Cada latido



Pequeños sucesos

A veces
la vida se interrumpe
para advertirnos
de la peligrosa tentación de la renuncia:
una inocente miga de pan
te descubre,
primero,
la oscura inmediatez

y rápidamente
la prisa en cada paso.

En tiempos de duda
cada latido
es la decisión que justifica toda nuestra existencia.

La primera vez que vi un animal muerto
Ed. Difícil

Compromiso


Sólo son verdaderas
las palabras irreparables.
El amor es precipitado.

Por cada palabra de astucia
de paciencia o temor
de incertidumbre o de cautela
que manche nuestra boca
un amante en su tumba
se volverá de espaldas coronado de asco.

Ten respeto al descanso de los muertos.
Comprométete o calla. Ven o vete...


Variaciones - Jacques Ancet


Texto original:


Seguimos buscando las mismas palabras para retenerlo. El viento agita la cortina y su voz vuelve a sonar. Dice: No siempre soy yo / a veces soy un árbol un /  ruido en el aire un soplo un vuelo. Está en el castaño, que se alza más allá del cielo, en las dos muchachas que pasan, en el movimiento de las sombras, en el arrullo de las palomas. Está en todas partes. En lo que no es y sin embargo es. En una sonrisa, en una inflexión de la  voz. Regresa en lo que creemos decir. Creemos haberlo olvidado, pero quien habla es él. Las palabras que encontramos, son las suyas.

Puesto que él es este silencio. Prosa para Henri Meschonnic
Ed. Salto de página, 2013
Trad. Joséphine Cabello y Régulo Hernández.


Variación I

Ahora hálito es tu nombre.
Presencia en las cosas que tus labios ya no pueden nombrar.
Te escuchamos en todos los soplos del aire,
moviendo las hojas, levantando faldas.
Te sabemos latiendo en las palabras que acertamos a callar.

Variación II

Eso que llamamos alma.

martes, 29 de noviembre de 2016

Lejos


Un perro abandonado va por la carretera,
busca la esclavitud en el peligro.
Cuando anochece,
jadeante, le quedan aún fuerzas
para ladrar a los primeros faros,
que lo deslumbran.
La carretera pasa junto al mar
en una costa abrupta.
El mundo puede ser bellísimo,
pero tiene que incluir la humillación.
Soñar tan sólo es
buscar un amo.

Lejos

Prioridad


Prioridad

Debería ser muy sencillo. Haces lo que puedes cuando está despierto, luego, cuando esté dormido, haces lo que sólo puedes hacer cuando está dormido, comenzando por lo más importante. Pero no es tan sencillo.

Te preguntas qué es lo más importante. Debería ser fácil decir qué tiene prioridad y ocuparte de ello. Pero no sólo una cosa tiene prioridad, tampoco dos o tres. Cuando muchas cosas tienen prioridad, ¿cuál de esas cosas que tienen prioridad recibe prioridad?

Cuando tienes tiempo para hacer algo, cuando está dormido, puedes escribir una carta que tiene que escribirse inmediatamente pues muchas cosas dependen de ella. Pero, bien, si escribes la carta, tus plantas no tendrán agua y es un día muy caluroso. Ya las pusiste afuera en el balcón con la esperanza de que la lluvia se ocupara de ellas, pero este verano casi no ha llovido. Ya las metiste del balcón con la esperanza de que si no están expuestas al viento no necesitarán ser regadas tan seguido, pero de todos modos tendrían que regarse.

Y, bien, si riegas las plantas, no escribirás la carta, de la que dependen muchas cosas. Tampoco acomodarás la cocina y la sala, y luego te sentirás confundida y frustrada por el desorden. Hay una mesa cubierta de listas de compras y unos vasos de cristal que tu esposo compró en una oferta de liquidación. Debería ser muy sencillo guardar los vasos, pero no puedes guardarlos hasta que los laves, no puedes lavarlos hasta que no haya platos sucios en el fregadero, y no puedes lavar los platos hasta que destapes el desagüe . Y si comienzas por el desagüe , puede que no avances, mientras duerme, más allá de lavar los platos.

Puedes decidir que las plantas tienen prioridad pues, a final de cuentas, están vivas. Luego puedes decidir, ya que tienes que encontrar una manera de organizar tus prioridades, que todo lo que tenga vida en la casa tendrá prioridad, comenzando por el ser humano más joven y pequeño. Eso debería quedar muy claro. Pero aún así, aunque sepas exactamente cómo cuidar al ratón, al gato, a las plantas, no estás segura de cómo darle prioridad al bebé, al hijo mayor, a ti misma y a tu esposo. Ciertamente es verdad que mientras más grande y vieja sea la cosa con vida resulta más difícil saber cómo cuidarla.

Lydia Davis   Cuentos completos
Edit. Seix Barral
Trad. Justo Navarro
Foto: Daniel Murtagh

Variaciones - Edith Södergran


Versión original:

Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,
la gran blancura es melancólica como el crepúsculo en la nieve,
como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba
anhelando también para sí el rojo y el negro.
El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed de belleza
cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.
Pero la belleza teme al día y a las miradas excesivas.
Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos
no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio,
¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver
y con extraños rasgos?
Taciturna seré toda mi vida,
una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,
un árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.

Edith Södergran
El ansia de los colores

Recogido en:
Virgen moderna: poesía completa.
Ed. Nido de Cuervos, Lima, 1993
Trad. Renato Sandoval Bacigalupo e Irma Síltanen


Variación I

Porque soy pálida amo los colores: rojo, amarillo, azul...
La sola palidez es melancólica como un atardecer de invierno.
Un rostro níveo anhela unos labios rojos y un pelo negro.
El ansia de los colores es el de la sangre.
Si tienes sed de belleza debes cerrar los ojos
y buscar en tu propio corazón.
Se prudente, la belleza teme al día y a las miradas excesivas.
La belleza no soporta el ruido y ama la quietud.
No debes llevar tu corazón hasta los labios,
nunca perturbes la alianza de soledad y silencio,
¿podemos encontrar algo más hermoso que un enigma
sin resolver y con extraños rasgos?
Mujer silenciosa seré toda mi vida,
no una locuaz vendedora de secretos.
Árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen ansiosos de tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de labios húmedos.

Variación II

Vampira.


La esperanza del condenado a muerte I, 1974

lunes, 28 de noviembre de 2016

Gente


Sólo me interesa la gente con un sentido poético, los que son capaces de contar un cuento a un niño de cuatro años y mantener su atención, los que sienten un fuego en su interior. Sólo me interesan aquellos que encuentran la razón de subir un barco por una montaña. A los demás les ruego que sigan con sus vidas y se alejen de mi camino.

Werner Herzog
La conquista de lo inútil
Ed. Blakie Books
Trad. Juan Carlos Silvi

Fot. Edward Weston
Nahui Olin 1923

Dame tu abismo


Soy un ansiolítico.
Actúo en casa,
hago efecto en la oficina,
me presento a los exámenes,
comparezco ante los tribunales,
reparo tacitas rotas.
No tienes más que ingerirme,
ponme debajo de la lengua,
no tienes más que tragarme,
con un sorbo de agua basta.
Sé enfrentarme a la desgracia,
soportar malas noticias,
paliar la injusticia,
llenar de luz el vacío de Dios,
elegir un sombrero de luto que favorezca.
¿A qué esperas?,
confía en la piedad química.
Todavía eres un hombre/una mujer joven,
debes seguir en la brecha.
¿Quién dice
que vivir requiere valor?
Dame tu abismo,
lo acolcharé de sueño,
me estarás para siempre agradecido/agradecida
por las patas sobre las que caer de patas.
Véndeme tu alma.
No te saldrá otro comprador.
No existe ningún otro diablo.

Prospecto
De: Paisaje con grano de arena

Ed. Lumen
Trad. Ana María Moix

Fot. Yura Kumosov

domingo, 27 de noviembre de 2016

Con el paso de los años


Honesta descripción de mí mismo

Tomándome un whisky en un aeropuerto,
digamos que en Mineápolis 

Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones,
mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables.

Veo sus piernas en minifalda,
en pantalones o envueltas en telas ligeras.

A cada una la observo por separado, sus traseros y
sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno.

Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba
en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes.

No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho,
ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado
de la imaginación erótica.

No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo,
y ellas son como el signo de una relación extática.

No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad
de contemplación desinteresada y la mitad de apetito.

Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser
como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos,
de estos pesados huesos.

Transformado en mirar puro, seguiré devorando las
proporciones del cuerpo humano, el color de los lirios,
esa calle parisina en un amanecer de junio, y toda la
extraordinaria, inconcebible multiplicidad de las cosas visibles.

Versión de Gerardo Beltrán

Patinando



La vida diaria era un continuo deslizarse sobre un hielo demasiado frágil, un patinar incesante de insectos acuáticos sobre la piel invisible de la profundidad. Una pisada demasiado fuerte , un esfuerzo violento y se caía dentro del elemento sofocador y desconocido. Esto del amor, por ejemplo, no era posible pensar en ello. Solamente aguanta el peso de quienes no se detienen a pensar.  Pero era necesario pensar, era necesario quebrar la frágil superficie y hundirse en las profundidades. No obstante lo cual, persistimos con desesperada locura en seguir patinando.

Aldous Huxley  Arte, amor y todo lo demás, 1925

sábado, 26 de noviembre de 2016

Un fenómeno óptico



A Sonsoles y a Javier

Naufragas suavemente, pero no,
es que el amor contagia un laberinto,
una filosofía resumida en espejos
que debes ignorar.
e ignorar los augurios
como pájaros de oro
que vuelan en el fondo de tu taza de té:
¿buenos augurios de un amor como el pezón de un ángel
o collares de lagrimas?
no lo vas a saber.
Ni siquiera te ocupes en precisar si
sientes
exactamente amor:
nadie duerme con una polaroid sobre la almohada
por comprobar si sueña o no sus sueños,

me explicaré mejor:
el amor es acaso un fenómeno óptico
que desaparecerá cuando al buscarlo forcemos la atención.
además
nada hace prever su aparición, nada lo explica,
es como anoche: en el mar
de las conversaciones y los gestos
ella encontró mi mano (me temblaron los párpados
como agua al empezar a hervir),
o como en aquel paisaje
desolado y sin una sola flor
cuando al mirar por la cerradura de una casa ruinosa
vi el verde inconcebible y la sombra de un árbol.

Instrucciones para blindar un corazón
Ed. Tansonville, 2009

Fot. Arthur F. Rice
 Alla Nazimova. in Shadowland
December 1922

viernes, 25 de noviembre de 2016

Isla


Fin y principio
alcanzándome en su ola.
-Repetida ola,
qué extraña costa es ésta
tan desolada, qué isla.

Juan Fuentes
Tiempo volar
Ed. Piedra y cielo.

Vuelven


Por caminos ocultos,
atravesando la noche hambrienta,
vuelven las flores.


jueves, 24 de noviembre de 2016

Desierto



El desierto terrible arde todo por el amor de una hierbecilla; y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se va volando.

Rabindranath Tagore   Pájaros Perdidos
Ed. Renacimiento, 2011
Trad. Zenobia Camprubí Aymar

Fot. Melih Dönmezer

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Sueños


¿Qué harás si no eres capaz de habitar tus propios sueños?


Escribir


Escribir es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida. Es un proceso, es decir, un paso de vida que atraviesa lo vivible y lo vivido.

Gilles Deleuze  La literatura y la vida
Ed. Alción, 2006
Trad. Silvio Matón

Otoño


No es que atardezca,
es que la lluvia es noche:
otoño en la ventana.

martes, 22 de noviembre de 2016

Un caballo


Comprendí muy bien lo que decían acerca de los azotes y del cristianismo. Pero quedó completamente oscura para mí, por aquel entonces, la palabra "su", por la que pude deducir que la gente establecía un vínculo entre el jefe de las caballerizas y yo. Entonces no pude comprender de modo alguno en qué consistía aquel vínculo. Solo mucho después, cuando me separaron de los demás caballos, me expliqué lo que significaba aquello. En esa época, no era capaz de entender lo que significaba el que yo fuera propiedad de un hombre. Las palabras mi caballo, que se refería a mí, a un caballo vivo, me resultaban tan extrañas como las palabras: mi tierra, mi aire, mi agua.

Sin embargo, ejercieron una enorme influencia sobre mí. Sin cesar, pensaba en ellas; y sólo después de un largo trato con los seres humanos me expliqué, por fin, la significación que les atribuyen. Quieren decir lo siguiente: los hombres no gobiernan en la vida con hechos, sino con palabras. No les preocupa tanto la posibilidad de hacer o dejar de hacer algo, como la de hablar de distintos objetos, mediante palabras convencionales. Tales palabras, que consideran muy importantes, son, sobre todo: mío o mía; tuyo o tuya. Las aplican a toda clase de cosas y de seres. Incluso a la tierra, a sus semejantes y a los caballos. Además, han convenido en que uno sólo puede decir mío a una cosa determinada. Y aquel que pueda aplicar el término mío a un número mayor de cosas, según el juego convenido, se considera la persona más feliz. No sé por qué las cosas son de este modo; pero me consta que son así. Durante mucho tiempo traté de explicarme esto suponiendo que redundaba en algún provecho directo: pero resultó inexacto.

Por ejemplo, muchas personas que me consideraban de su propiedad ni siquiera me montaban; lo hacían otros. No eran ellos quienes me daban de comer, sino otros. Tampoco eran ellos quienes me cuidaban, sino los cocheros, los albéitares y, en general, personas ajenas. Más tarde, cuando ensanché el círculo de mis observaciones, me convencí de que ese concepto de propiedad no tenía ningún otro fundamento que un bajo instinto animal que ellos llaman sentido o derecho de propiedad, y no sólo con respecto a nosotros, los caballos. El hombre dice «mi casa», pero nunca vive en ella; tan sólo se preocupa de su construcción y de su mantenimiento. El comerciante dice «mi tienda» o «mi pañería», por ejemplo, y el paño de sus prendas es peor que el que vende en la tienda. Hay gente que considera suya una parcela de tierra que nunca ha visto ni pisado. Hay gente que llama suyos a hombres que jamás ha visto; y toda su relación con ellos consiste en hacerles daño. Hay hombres que llaman suyas a algunas mujeres, pero esas mujeres viven con otros hombres. En la vida los hombres no se preocupan de hacer el bien, sino de poder llamar suyas al mayor número de cosas. Ahora estoy convencido de que ésa es la diferencia fundamental entre los hombres y nosotros. En suma, sin mencionar siquiera otras cualidades que nos hacen superiores a los hombres, sólo por eso podemos afirmar con toda seguridad que, en la escala de los seres vivos, nos encontramos por encima de ellos. El comportamiento de los hombres, al menos de aquellos a los que he tratado, se rige por las palabras; el nuestro, por los hechos.

León Tolstói  Historia de un caballo, 1886
Ed. MK Ediciones, 1979
Trad. Enrique Llovet

Consejo


El mundo fluye sobre lo inútil

Olas nacidas para repetirse a sí mismas,
balbuciendo eternas excusas
a las gaviotas que recorren la costa.
O tú, viento racheado, molestando a esos pinos
con tu oratoria salvaje.

Incluso tú, oscuridad que llegas,
y tú, arbusto seco rodando
a través de un pueblo fantasma
con la chinche que sólo vive un día
sobre una cortina rota
y un cielo lleno de nubes blancas.

Una foto rasgada tras otra
cuyas partes no encajan –¿y por qué
habrían de hacerlo, lúgubres rumores,
con todo vuestro aderezo de estupidez?–.
Siempre que acudí al mar y al cielo
en busca de consejo, esto es lo que obtuve.

Mi séquito silencioso
Ed. Vaso Roto Ediciones, 2014
Trad. Antonio Albors

Fot. Jock Sturges

lunes, 21 de noviembre de 2016

Leyendo a Freud


Leyendo a S. Freud

Leo en un viejo ensayo de Freud:
"La vida siempre provoca malestar".
¿De modo que esta desazón
estas ganas de huir a ningún lado
este aburrimiento de la gente
y aun de las cosas amadas
este malhumor matinal

eran, a fin de cuentas, la vida?

Poesía reunida
Ed. Lumen, 2005

Ella


Ella vive de pie sobre mis párpados
Sus cabellos están entre los míos
Tiene la forma exacta de mis manos
Y el color de mis ojos que la miran
Ella se hunde entre mi propia sombra
Como una piedra en el azul del cielo.

Ella tiene los ojos siempre abiertos
Y me impide dormir con su mirada
A plena luz sus sueños luminosos
Hacen evaporar todos los soles
Sus sueños me hacen sollozar, reír
Y hablar sin tener nada que decir...

La enamorada

Fot. Man Ray
Paul Éluard y Nusch, 1939

domingo, 20 de noviembre de 2016

Utilidad y belleza


Es razonable pensar que las creaciones del hombre están hechas, o bien con vista a su cuerpo, y éste es el principio llamado utilidad o bien con vista a su alma, y ésto es lo que el hombre busca bajo el nombre de belleza.

Paul Valéry Eupalinos o el arquitecto
Ed. Antonio Machado, 2001
Trad. José Luis Arantegui Tamayo


No basta


Sentarse y mirar el agua no basta para cruzar el océano

Secretos


Sin embargo, nada aprovechará tanto como estar tranquilo y hablar muy poco con los demás y muchísimo consigo mismo. 
Existe un cierto encanto en la conversación que se insinúa y halaga y, como en la embriaguez y el amor, descubre los secretos.
Nadie silenciará lo que ha escuchado y nadie comunicará sólo cuanto ha escuchado. Quien no silencie el hecho tampoco silenciará al autor. 
Cada cual tiene alguien en quien confiar tanto cuanto a él se ha confiado; por más que modere su locuacidad y se contente con los oídos de uno solo, hará pública la noticia; así lo poco que era secreto, ahora será voz popular.

Ed. Gredos
Trad. Ismael Roca Meliá

Elle garde son secret, 1925, MoMA, Nueva York

Los tiempos cambian, afortunadamente


Porque así como la naturaleza [...] hizo a
las mujeres para que, encerradas, guardasen la
casa, así las obligó a que cerrasen la boca.

Lo curvo


Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas.

A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.

A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!

Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.

No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.

A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.


sábado, 19 de noviembre de 2016

Posibilidad



Si existe el sentido de la realidad, debe existir también el sentido de la posibilidad. Cabría definir el sentido de la posibilidad como la facultad de pensar en todo aquello que podría igualmente ser, y de no conceder a lo que ya es más importancia que a lo que aún no es.

Robert Musil, El hombre sin atributos
Ed. Seix Barral 2004
Trad. José María Sáenz

Fot. Robert Kipniss. 1976

El libro


El libro

Irás naciendo poco
a poco, día a día.
Como todas las cosas
que hablan hondo, será
tu palabra sencilla.

A veces no sabrán
que dices. No te pidan
luz. Mejor en la sombra
amor se comunica.

Así, incansablemente,
hila que te hila.

Quinta del 42, 1952

Sé que existo


Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
(...)
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre.

Muerte en el olvido

Autumn leaves

viernes, 18 de noviembre de 2016

Otro sitio




He soñado primaveras lejanas, un sol que no alumbraba más que la espuma de las olas y el olvido de mi nacimiento, un sol enemigo del sol y de ese mal de no encontrar mas que el deseo de estar en otro sitio.

Emil Cioran  Breviario de podredumbre
Ed. Punto de lectura, 2001
Trad. Fernando Savater

Fot. Veronica Ebert

Deliberadamente



A veces, cuando yo, Anna, recuerdo el pasado, siento ganas de reír descaradamente. Es la risa horrorizada y envidiosa de la convicción de mi inocencia. Ya no volvería a ser capaz de tal grado de confianza. Yo, Anna, no iniciaría una aventura con Paul… ni con Michael. Pero si lo hiciera, empezaría esa aventura pensando que era sólo eso, una aventura, y teniendo una idea exacta de sus consecuencias. Iniciaría una relación deliberadamente estéril y limitada.

Doris Lessing  El cuaderno dorado
Ed. Debolsillo, 2010
Trad. Helena Valentí

jueves, 17 de noviembre de 2016

Heridas


Llevo encima las heridas de todas las batallas que he evitado.

Memoria poética


El amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.

Milan Kundera, La insoportable levedad del ser
Ed. Tusquets, 1993
Trad. Fernando Valenzuela

Video: Philip Kaufman, La insoportable levedad del ser, 1988 , con Juliette Binoche

Aspiraciones


Mi aspiración adolescente era convertirme en un idiota, que para los griegos significaba mantenerse apartado y ser inocente. Si debía crecer, me parecía la mejor manera de hacerlo. En cambio, un estúpido se mete en todo sin entender nada y, muy a mi pesar, tomé ese camino.

Luigi Pintor 
Los lugares del delito, 2003
Ed. Aleph Editores, 2012
Trad. Helena Águila Ruzola

Fot. Rodney Smith

Recordar, narrar


Es inevitable que el novelista, el psicoanalista y el neurocientífico tengan opiniones distintas de la memoria y la imaginación. Para el novelista, todo el trabajo lo realiza la historia que se cuenta. Cuando escribo ficción lo que me preocupa es lo que me parece que está bien y lo que me parece que está mal. Mientras trabajo me vienen imágenes a la cabeza, igual que cuando recuerdo. A menudo uso como telón de fondo paisajes, habitaciones y calles que existen en la realidad para situar la acción de mis personajes de ficción. Me guío por la historia, por la creación de una narración que yo sienta como auténtica desde un punto de vista emocional, más que literal. La novela desarrolla una lógica interna propia, regida por mis sentimientos.
Para el analista son cruciales los recuerdos personales del paciente, pero también lo son las fantasías y los sueños. Existen dentro de la atmósfera de diálogo de la consulta del analista y de la estructura de abstracción conceptual que el psicoanalista aporta a su trabajo. Cuando éste escucha los recuerdos de un paciente, tiene muy presente la de idea de Nachträglichkeit de Freud, que James Strachey tradujo al inglés como deferred action (acción diferida). Un paciente adulto puede recordar cosas de cuando tenía cinco años, pero esos recuerdos han sido reconfigurados con el paso del tiempo. El analista estará atento a los temas y defensas que se repiten en el monólogo de su paciente, pero también a la cadencia de su voz, a las vacilaciones y, si el paciente está frente a él, a los movimientos y gestos del cuerpo. Lo que se crea entre el analista y el paciente no es necesariamente un relato que representa unos hechos históricos, sino que reconstruye un pasado transformándolo en una narración que ayuda a explicar racionalmente unas emociones y unas neurosis perturbadoras. Igual que sucede con el novelista, tanto el paciente como el analista deben sentir la narración; tienen que sentirla dentro de sí mismos como algo auténtico desde el punto de vista emocional.

Siri Hustvedt, Vivir, pensar, mirar
Ed. Anagrama, 2014
Trad. Cecilia Ceriani

Fot. Raoul Hausmann. Untitled. February 1931

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Estar a la altura


No podemos estar a la altura.
Todos los días algo nos trasciende.
Cada vez es más profundo el misterio de la noche,
su corazón negro llorando oscuridad.
Cada vez más salvaje la necesidad de amar
sin desgarrarse.


Anna de Noailles‘s hands,
Paris, 1931

¿Quién?


Al mirar atrás, el crítico ve la sombra de un eunuco. ¿Quién sería crítico si pudiera ser escritor? ¿Quién se preocuparía de calar al máximo en Dostoievski si pudiera forjar un centímetro de los Karamazov, o reprobaría la altanería de Lawrence si pudiera dar forma al huracán de El arco iris? […] ¿Quién querría ser crítico literario si pudiera poner los versos a cantar, o componer, a partir de su propio ser mortal, una ficción viva, un personaje perdurable?

George Steiner, Lenguaje y Silencio
Ed. Gedisa, 2013
Trad. Miguel Ultorio

martes, 15 de noviembre de 2016

El pájaro de hielo


El pájaro de hielo

He visto como un pájaro buscaba una rendija en la ventana.
Abatiendo las alas permanecía quieto sobre sus intenciones.
El pájaro de hielo ha sacudido el alma dentro de aquella jaula.
La que estaba en tu casa, la que tú sostenías.

 El pájaro de hielo
Incluido en Mediodía en Kensington Park
Ed. Siltolá, 2015

Vienne, 1922-1938

Niebla


Es la incertidumbre lo que le encanta a uno, 
todo se hace maravilloso en la bruma.


Escrúpulos


El alma tiene sus escrúpulos. Cosas que no hay que decir.

Disappearance



tengo recuerdos de una vida que no he vivido,
tengo añoranza de alguien que nunca fui,
tengo un cuerpo que ya no es el mío,
y aún, aunque seas un muerto, aún te tengo a ti.


lunes, 14 de noviembre de 2016

Nudos


Imita lo menos posible a los hombres en su enigmática enfermedad de hacer nudos.

René Char, Los Matinales
Ed. Galaxia Gutemberg, 2005
Trad. Jorge Riechmann

Una mota de polvo


Al fin y al cabo un hombre
es un poco de arena entre los dientes,
en el mejor de los casos, a veces,
una mota de polvo en una lágrima.


Gran Vía, 603


Salgo.
Sueño que salgo en la noche nevada.
Sueño que llevo
Conmigo, lejos, fuera, es sin retorno,
El espejo de la recámara superior, aquel de los veranos
De otro tiempo, la barca y la proa donde, simples,
Fuimos, nos preguntamos, en el sueño
De veranos que fueron breves como es la vida.
En aquellos tiempos
Fue a través del cielo que brillaba en sus aguas
Que los magos de nuestro sueño, retirándose,
Propagaban sus tesoros en el cuarto oscuro.



Cesaria Evora, Ausencia

domingo, 13 de noviembre de 2016

Esperanza


Lo que al día le pido ya no es
que me cumpla los sueños, que me entregue
los deseos cumplidos de otros días
porque al fin he aprendido que los sueños
son igual que las alas de un insecto
y al tocarlos el hombre se deshacen;
y es que un sueño al cumplirse es otra cosa
que no ayuda a volar.
Lo que al día le pido es ese sueño
que al rozarlo se parta en otros sueños
lo mismo que una bola de mercurio
y que brille muy lejos de mis manos.
Lo que al día le pido empieza a ser
más difícil incluso de alcanzar
que los sueños cumplidos, porque exige
la fe antigua en los sueños.
Lo que al día le pido es solamente
un poco de esperanza, esa forma modesta
de la felicidad.

Sueño


El sueño tiene la estructura de una frase.

Una ciénaga llena de sándalo


El mundo es como una pequeña ciénaga llena de sándalo y espino blanco. Está lleno de cosas tan condenadamente hermosas…(...) La vida nunca me aburre. Siempre hallo una profunda emoción en ella: en las cosas más simples y en todas las demás. Mas un trozo de muerte parece acecharme en todas las cosas. Siento que me desgasto literalmente contra las duras superficies de este gran mundo destellante. Mi vida es una marcha fúnebre consciente, un viaje lento y seductor hacia mi sepultura.

Mary MacLane, Deseo que venga el diablo
Ed. Seix Barral, 2015
Trad. Julia Osuna

Fot. Retrato de Mary MacLane, sin datos

Sea lo que sea


… como decía Virginia Woolf, “a la gente le gusta sentir, sea lo que sea”. Nada teme más el ser humano que la anestesia afectiva. Prefiere con frecuencia el infierno al limbo. Sólo hay que leer las cartas que Mariana Alcofarado, la monja portuguesa, escribe a su burlador:  “Ámame siempre y haz padecer más a tu pobre Mariana.” Si hay muchas relaciones de pareja que duran, cociéndose a fuego lento o vivo en este infiernillo emocional es, casi siempre, porque se han convertido en un hábito, han establecido profundas relaciones de apego. 
La adicción a una droga es terrible, pero el síndrome de abstinencia es peor.

José Antonio Marina
La inteligencia fracasada
Ed. Anagrama, 2004

Imagen: Edward Hopper
Room in New York, 1932, Óleo

sábado, 12 de noviembre de 2016

Fatalidad


Poco informados acerca de la naturaleza profunda de la muerte, cuyo otro nombre es fatalidad, los periódicos se han excedido en furiosos ataques contra ella, acusándola de inclemente, cruel, tirana, malvada, sanguinaria, vampira, emperatriz del mal, drácula con falda, enemiga del género humano, desleal, asesina, traidora, serial killer otra vez, y hasta hubo un semanario de los de humor que, exprimiendo todo lo que pudo el espíritu sarcástico de sus creativos, consiguió llamarla hija de puta.

José Saramago
Las intermitencias de la muerte
Ed. Alfaguara, 2005
Trad. Pilar del Río

Fot. Susan Hayward, 1940s

Amar


Amar 
es arrancarse 
de las sábanas 
desgarradas por el insomnio. 
El amor 
no es un paraíso de dulzura; 
es el asalto rugiente 
de una tempestad 
de fuego 
y de agua.

Sí, sí, calladito, calladito


      Sí, sí, calladito, calladito

UN LOCO DE LOS DE POR AQUÍ

Mañana me levantarán a gritos
para la ducha, y mi mano derecha
abrazará a la izquierda
y caerá la lluvia
sobre mi estómago
y la tiniebla
me abrazará otra vez
y será la penitencia soportarme
como la andadura del sueño
hecho para no nacer: porque soy
un sacerdote de la nada
y todos los días fingiré que existo. 


Fot. Emery P. Reves-Biro

viernes, 11 de noviembre de 2016

En aquellos instantes de dichosa paz


Yo temía la intrusión de cualquier pensamiento, de cualquier idea que, irrumpiendo en aquellos instantes de dichosa paz, pudiese llegar a inhibirlos, a transformarlos en una fuente de tristeza. Pensé también en aquel largo viaje emprendido hacía tanto tiempo desde aquel mismo lecho, desde la noche distante en que lo habíamos compartido, a través de tantos climas, tantas tierras, que nos había devuelto una vez más a nuestro punto de partida, al devorador campo magnético de la ciudad. Un nuevo ciclo que se abría al conjuro de los besos y las caricias deslumbradoras que ahora podíamos compartir. ¿Adónde podría llevarnos? Recordé unas palabras de Arnauti, escritas a propósito de otra mujer, con un contexto muy distinto: “Uno se dice que lo que tiene entre sus brazos es una mujer; pero si la contempla dormida advertirá que la criatura crece sin cesar: verá en el rostro amado, eternamente misterio, el perfecto e infalible florecimiento de las células, repitiendo hasta el infinito el delicado promontorio de la nariz humana, una oreja copiada de una concha marina, cejas dibujadas como helechos, labios inventados por bibalvos durante su unión de sueño. Pero este crecimiento es humano, lleva un hombre que atraviesa el corazón, y que promete el sueño demente de una eternidad que el tiempo desvirtúa a cada instante. ¿Y si la criatura humana fuese una ilusión? ¿Si, como dice la biología, cada célula de nuestro cuerpo es reemplazada por otra cada siete años? En el mejor de los casos, tengo entre mis brazos una fuente de carne, un juego incesante; y mi mente es un arcoiris de polvo”. Entonces, desde otro punto del compás, oía la voz agria de Puserwarden que decía: “¡No existe el Otro; sólo existe uno afrontando eternamente el problema del descubrimiento de sí mismo!”.

Lawrence Durrell  
El cuarteto de Alejandría IV, Clea
Ed. Edhasa, 2008
Trad. Matilde Horne