martes, 31 de octubre de 2017

Vacío, el universo


Vacío, el universo.
No hay soles, ni planetas,
ni arroyos, ni montañas.
No estás tú, no, ni nadie.
Sólo una luz perdida
que va hiriendo la noche.
Un pensamiento solo
que corre hacia la muerte.

De: Carta a Li-Po

From ELBE, 31 monotypes  1957

Cuando escuches el trueno me recordarás


Cuando escuches el trueno me recordarás
y tal vez pienses que amaba la tormenta…

Cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre la gente apenas mi sombra.

Como se le explica a un niño un relámpago


Di la verdad pero dila oblicuamente.
El éxito radica en el circunloquio.
Demasiado brillante para nuestra débil delicia,
la soberbia sorpresa de la verdad
ha de ser explicada con delicadeza,
como se le explica a un niño un relámpago.
La verdad debe deslumbrar poco a poco,
o todo el mundo quedaría ciego.

La poesía


La poesía es la unidad deseada, a la que se aspira mediante los conflictos de las palabras, y también de los males. Cuanto más duros son los obstáculos por afrontar, más dulce es la meta.
Poesía es salir de la vida corriente, es quitarse la ropa de todos los días, sucia y arrugada, para ponerse ropa de festivo: nueva o como nueva, de colores vivos o claros, de un negro bien negro, un blanco bien blanco. Los colores adquieren entonces todo su significado, que no puede expresarse en palabras, ni tan siquiera en ideas, solo en sentimientos profundos, como si el gran Ser maternal manifestase tierna y poderosamente su presidencia.
Así pues, voy a quitarme por un momento mis vestiduras de todos los días -que son grises- para ponerme las de los domingos, que también son grises pero con un poco de blanco o de azul. Voy a intentar hacer de esta una hora alegre, una hora con los poetas.

Adrienne Monnier
Rue de l'Odéon
Gallo Nero
Trad. Julia Osuna

Fot. Adrienne Monnier
frente a su librería La Maison des Amis des Livres, Paris

lunes, 30 de octubre de 2017

Nada ocurre y todo pasa



A veces nada ocurre y todo pasa,
y la vida es
débil música
mojada por la lluvia
-quizá tan sólo desconsuelo-;
ella misma me tiende
no sé si una mano o una trampa;
un papel en el que escribo
un poema para huir
de las manos oscuras del miedo.

Ángeles Carbajal


La más morena


Fui joven y feliz un verano, en el cincuenta y uno. Ni antes ni después: aquel verano. Y tal vez fue gracias al lugar donde vivía, un pueblo con aspecto de granada reventada; próximo al mar pero campesino; mitad recogido sobre un espolón de roca, mitad esparcido a sus pies; con muchas escaleras entre las dos mitades, que servían de correveidiles, y nubes en el cielo de un campanario a otro, exhaustas como estafetas de los Caballeros del Rey... Qué revolotear, en aquel tiempo, de percales caseros y sábanas de tela de lino por todas las callejas de las dos Módicas, la Baja y la Alta; y qué angelicales muchachas asomándose por los alféizares, todas morenas. La que yo amaba era la más morena.

Gesualdo Bufalino
Perorata del apestado & Argos el ciego
Anagrama
Trad. Joaquín Jordà

domingo, 29 de octubre de 2017

Ella


Ella, Ella y ausente la siento. Vos, que has elegido la noche para hundir tu cuerpo en el agua oscura. Asumes, mi amor, la sombra terrible de la inmaculada luna.

Miguel Ángel Bustos
Visión de los Hijos del Mal, 1967

Fot. George Hendrik Breitner
Marie Jordan before Breitner's copy of Rembrandt's Anatomy Lesson, 1890

Canta lo que está callado


Allí donde el aliento
está solo en el escenario
sin ningún instrumento.

Canta lo que está callado.


Fot. Dennis Stock, 1952

Cotidiano


La vida, al parecer,
es una artesanía del absurdo
a fin de recobrar el equilibrio
después del resbalón de cada día.

Entonces hay que hacer como si nada,
mirar a la platea con gesto decidido,
mirar con inocencia fingida tantas cosas,
mirar dentro del traje a cuánto ascienden
esos cristales rotos y esa mancha
que se resiste aún.

Es una pena, sí, pero hay que levantarse
todos los días, hay que desfilar
por sucios corredores de palabras
que no debieron nunca salir del diccionario.

Pero no nos pongamos estupendos.
Después de todo se puede maldecir
directamente el día un poco en broma
o reírse de uno mismo muy en serio.

Tom Waits - Green Grass

sábado, 28 de octubre de 2017

Soy una tabla suelta


Soy una tabla suelta de utilidad nada clara.
No aparezco en el libro de instrucciones.
Sobro. Me rebelo al engranaje.
No cuadro, no sostengo, no encajo.
Soy la excepción en la estructura.
Soy la ruptura de la armonía.
Ocupo un espacio terco con el que tropezar.
Pero si me juntáis con otros deshechos
y nos lanzáis una cerilla
os sorprenderá la fe con la que ardo.

Economía de Guerra
Colección Leviathan
Lupercalia Ediciones

viernes, 27 de octubre de 2017

Escribe, me dijiste


”Escribe”, me dijiste.

Y yo cogí lápiz y papel

Pensando que querías dictarme algo.

“Escribe”, repetiste.

Y te quedaste callada como un icono.

Y yo he empezado a escribir

Tu silencio

Tu silencio del que fluye todo,

Tal como fluye la sangre de la herida.

de "Mi patria A4" 
Pre-textos
Trad. Viorica Patea y Antonio Colinas

miércoles, 25 de octubre de 2017

Voir sans être vu


Cómo duele
esta impensada calma
esta perfecta geometría
esta arquitectura
esta precisión
con la que lentamente
construyes
un mundo sin mí.


Voir sans être vu

Miércoles de ceniza


Miércoles de ceniza

I
Porque no abrigo esperanzas de volver otra vez 
porque no abrigo esperanzas
porque no abrigo esperanzas de volver 
ansiando el donde este hombre de este otro sus andanzas 
no lucho por llegar hacia esas cosas 
(¿Por qué no ha de abrir el halcón sus alas ya andrajosas?) 
¿Por qué he de lamentar 
el perdido poder del reino usual ? 

Porque no abrigo esperanzas de conocer otra vez 
la cierta hora de tan incierta gloria 
porque no pienso así 
y porque sé que no conoceré 
la única veraz potencia transitoria
puesto que he de beber, ahí, 
donde florecen los árboles y las vertientes fluyen, 
porque otra vez no hay nada. 
Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempo 
y que el lugar es siempre y solamente un lugar 
y que lo que es actual lo es sólo en cierto tiempo
y para un solo lugar 
me alegro que sean así las cosas
y renuncio a la vez
a la sagrada faz y también a la voz
entonces, como no me es posible pensar que he de volver
me regocijo al tener que construir algo que me proporcione regocijo

Y ruego a Dios que nos tenga misericordia
ruego que nos haga olvidar
estos asuntos que originan en mí tanta discordia
ya que los he discutido y me los he explicado demasiado
porque no abrigo esperanzas de volver otra vez
que estas palabras respondan
por lo que ya se ha hecho que no se hará otra vez
y que se nos juzgue con misericordia
porque con estas alas no es posible volar
son simples abanicos y para abanicar
un aire seco ya y muy reducido
más seco, más reducido que la voluntad
enséñanos a sentir y a prescindir,
danos tranquilidad.

Ora por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Ora por nosotros por ahora y en la hora de nuestra muerte.

Versión de Jorge Elliott

Las conquistas interiores


Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros, los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada, es decir que el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada. La enseñanza que nos imparten consiste básicamente en inculcarnos paciencia y obediencia, dos cualidades que prometen escaso o ningún éxito. Éxitos interiores, eso sí. Pero ¿qué ventaja se obtiene de ellos? ¿A quién dan de comer las conquistas interiores?

Robert Walser
Jakob Von Gunten
Siruela

Una fotografía


Tengo una fotografía de mi madre, mi hermana, y yo mismo, tomada cuando rondaba yo los cuatro años y mi madre los treinta y dos, o por ahí. Mi hermana y yo estamos de pie en lo que debe ser la acera frontal de nuestra casa de entonces, frente a un seto, y mi madre en cuclillas en el medio con un brazo rodeando a cada uno de nosotros. Debe ser primavera, porque yo visto un short y una camisa de manga larga, abotonada, probablemente como una concesión de pulcritud, hasta el cuello. Mi hermana, que tendría unos dos años y medio, porta un abrigo que termina justo encima sus rodillas. Sus mangas son demasiado largas. Debe ser a mediodía o aproximadamente: nuestra sombra común esta directamente bajo nosotros. El cabello de mi madre es negro y ella está sonriente. La luz derrama sobre su frente y se monta en sus pómulos; un manchón de luz reposa en un lado de su mentón. La luz cae de la misma forma sobre el rostro de mi hermana y sobre el mío. Y nuestros ojos quedan en la sombra exactamente de la misma forma. He contemplado y contemplado esta fotografía, y en cada ocasión he sentido una profunda e inexplicable oleada de tristeza. ¿Es que mi madre, que nos abraza y cuya mano yo sostengo, está ahora muerta? ¿O es que es tan joven, tan feliz, tan orgullosa de sus niños? ¿Será que los tres estamos momentáneamente atados por la forma en que la luz se distribuye a sí misma de manera idéntica sobre cada uno de nuestros rostros, uniéndonos, proclamando nuestra unidad por un momento en un pasado que fue solo nuestro y que ahora nadie puede compartir? ¿O es simplemente que lucimos un poco fuera de época? ¿O que lo que sea que hayamos sido en ese momento atrapa al corazón simplemente por haberse terminado? Supongo que todas son buenas razones para sentirse triste, y deben contar en parte para mi sentir, pero hay algo más a lo que también respondo. Es la presencia del fotógrafo. Es para él que mi madre se permite estar tan espontáneamente presente, a mostrar un aspecto de sí misma que no se complica por ninguna reticencia, por ninguna muestra de pena. Y es hacia él que me inclino, hacia él que quiero correr. Pero, ¿dónde estaba él? Debió haber sido mi padre, me sigo diciendo a mí mismo, mi padre quien, en esos días, parecía siempre ausente, siempre de viaje, vendiendo alguno de los nuevos servicios a los diarios de los poblados de Pennsylvania. Así que no es el que un momento de dulzura haya pasado lo que me entristece. Es que el que más poderosamente está presente no aparece en la foto, sino que existe conjeturalmente, como una ausencia. Algo más que me conmueve de esta fotografía es lo mucho que se corresponde con el momento en que fue tomada. Como la niñez misma en su inocencia del futuro. Siento una enorme simpatía por el niño que fui, y me siento culpable de que su simpatía le haya servido años después a su ser más viejo. Yo existía, en ese momento, no para mi mirada de hoy sino para la del fotógrafo en el momento de la fotografía. En otras palabras, no estaba posando. No podría, porque no podía anticipar un futuro para ese momento; vivía, como la mayoría de los niños, en un presente perpetuo. Podía quedarme quieto, pero no podía posar. Y en mi quedarme quieto, manifestaba una tremenda impaciencia por liberarme, por ir hacia los brazos de mi padre que no aparece en la foto.

Mark Strand
Sobre nada y otros escritos
Edit. Turner.
Trad. Juan Carlos Postigo Ríos

martes, 24 de octubre de 2017

Abismos


Una de las propiedades más insólitas de la lengua es su capacidad de enunciar –aunque sólo de manera aproximada, alusiva– que el mundo está edificado al borde de un precipicio, que no es sólido y seguro, que no tiene fondo ni base. Imaginémonos que esa misma vertiginosa inestabilidad del mundo quisiera expresarla por ejemplo la arquitectura; los arquitectos tendrían que levantar casas inclinadas; más aún: bien mirado, deberían proyectar edificios que se derrumbasen a una hora predeterminada con exactitud, o también excavar galerías en dirección a las profundidades de la Tierra, sin más objeto que mostrar a la gente –por aproximación– qué es un abismo. O si los que fijan los horarios de circulación de trenes quisieran mostrar a la sociedad la fisura metafísica de nuestra vida, tendrían que aspirar a que los trenes colisionaran regularmente, y que los puentes con vías volaran por los aires. Los pintores deberían horadar el lienzo; los zapateros, instalar en los zapatos pequeñas pero infalibles bombas. En cada uno de los restantes ámbitos, los intentos constituirían un sabotaje repugnante. Los médicos harían que sus pacientes empeorasen (por desgracia, así ocurre con frecuencia). Incluso en la música, el férreo rigor de las estructuras no permitiría la introducción de un timbre de alarma, la señalización del precipicio. Sólo la lengua puede acoger en su seno al saboteador, sin por eso convertirse en agente de destrucción, y familiarizarnos con aquello que no permite familiaridad alguna en absoluto.

Adam Zagajewski
En la belleza ajena
Pre-Textos
Traducción: Ángel E. Díaz-Pintado

Un lugar en ruinas


Charla breve sobre adónde viajar.

Me fui de viaje a un lugar en ruinas. Había tres portones entreabiertos y un alambrado roto. No eran las ruinas de nada en particular. Allí llegó un lugar y se estrelló. Quedaron, luego de eso, las ruinas de un lugar. Y la luz se posaba sobre ellas.

Anne Carson
Charlas breves
Zindo & Gafuri, 2015.
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg

Foto: Ikko Narahara

domingo, 22 de octubre de 2017

Arder


Lo que nadie nos dijo fue que cuando Eva, 
avergonzada de su desnudez,
dejó atrás las puertas del paraíso
se encontró con un niño
que le ofreció un manojo de candelas romanas.
En la primera noche sin inocencia 
ella las encendió una tras otra.
Viendo chisporrotear la luz
comprendió el sentido de la existencia:
Arder.
Iluminar la oscuridad.

Mitos

Project Zero

Tentación


Afuera llueve; cae pesadamente el agua
que las gentes esquivan bajo abiertos paraguas.
Al verlos enfilados se acaba mi sosiego,
me pesan las paredes y me seduce el riego
sobre la espalda libre. Mi antecesor, el hombre
que habitaba cavernas desprovisto de nombre,
se ha venido esta noche a tentarme sin duda,
porque, casta y desnuda,
me iría por los campos bajo la lluvia fina,
la cabellera alada como una golondrina.

Tentación
De El dulce daño, 1918

Danaé 1973

sábado, 21 de octubre de 2017

El presente


El presente no comienza ni finaliza en si mismo, sino que es punto de intersección entre lo sucedido y lo por suceder, llama entre la madera y la ceniza.

José Hierro
Cuaderno en Nueva York

La visión del otro lado


Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz.

Friedrich Nietzsche

Entonces escribo


DESGARRA

Cuando un hilo corta mis dedos
y el estado salvaje se rinde
ante su veneno civilizador,
mi vestido se desgarra y de sus heridas
brota otro vestido. Entonces escribo,
para que la muerte no sea tan natural.


viernes, 20 de octubre de 2017

Adiós a una idea


II
Adiós a una idea... Una cabaña en pie,
Abandonada, sobre una playa. Es blanca,
Como de Costumbre o de acuerdo con

Un tema ancestral o como consecuencia
De un rumbo infinito. Las flores contra el muro
Son blancas, están mustias, una especie de marca

Recordando, intentando recordar una blancura
Que era diferente, otra cosa, el año pasado
O antes, no la blancura de una tarde al envejecer,

No sé si más fresca o más apagada, si de nube de invierno
O de cielo invernal, de un horizonte a otro.
El viento arrastra la arena por el suelo.

Aquí, ser visible es ser blanco,
Es tener la solidez del blanco, la realización
De un extremista en un ejercicio...

Cambia la estación. Un viento frío congela la playa.
Sus largas líneas se hacen más largas, y vacías,
Una oscuridad se acumula aunque no cae

Y la blancura crece menos vívida en el muro.
El hombre que camina se vuelve sobre la arena con estupor.
Observa cómo el norte siempre engrandece el cambio,

Con sus brillos helados, sus curvas rojiazules
Y ráfagas de grandes ascuas, su verde polar,
El color del hielo, del fuego y de la soledad.

De "Las auroras de otoño"
Versión de Jenaro Talens

País secreto


Toda mujer, real de verdad,
posee un país secreto, 
más real para ella
que este pálido mundo exterior:

a medianoche,
cuando la casa cae en silencio,
deja de lado la aguja o el libro
y lo visita en secreto.

Cerrando los ojos, improvisa, 
imagina una verja de cinco barrotes
entre altos abedules:
salta la barrera y toma posesión.

Luego corre, o vuela, 
o bien cabalga un caballo 
que acude a recibirla,
y viaja allí donde quiere;

sabe hacer que la hierba crezca,
que el lirio se entreabra al mirarlo
y que los peces coman de su mano;

ha fundado aldeas, plantado arboledas
y vaciado valles para que los arroyos fluyan,
fríos, hacia una bahía cerrada al mar.

Nunca me atreví a preguntar a mi amor
por el gobierno de su reino,
ni por su geografía,
ni la he seguido entre esos abedules,
o escalando esa verja
para espiarla en la niebla.

Y aún así, me ha prometido, cuando yo muera,
un pabellón al pie de su palacio,
en un claro en medio de la espesura,
donde crece la genciana y el alhelí
y donde a veces podremos encontrarnos.

País secreto

Fot. André de Dienes, 1940

jueves, 19 de octubre de 2017

Horizonte


Horizonte como esta piedra que retiro del cieno, que tiene en sus huecos el olor de la sal.

Horizonte en la palabra que veo brillar bajo los otros, cuando el inconsciente con su marea baja viene a lavar con agua clara las frases que dispuse para ver, justo en su límite. Algas levantadas que vuelven a caer, palabras que se deshacen pero que llevan en su superficie, un instante, la bruma de sal de un agua que es tal vez el cielo.

Las palabras no ofrecen su sentido pleno sino cuando es “allá”, en un horizonte, donde contemplamos lo que dicen. Aquí vemos demasiado en detalle, el pensamiento se aloja en aspectos demasiado numerosos, se despliega en demasiadas fórmulas: y todo está librado al deseo de poseer, de comprender. Allá el todo prima sobre las partes, las cosas se vuelven seres.

Yves Bonnefoy
Notaciones sobre el horizonte
Zindo&Gafuri Ediciones

Tiempo al tiempo


Nunca se puede saber de antemano de qué son capaces las personas, hay que esperar, dar tiempo al tiempo, el tiempo es el que manda, el tiempo es quien está jugando al otro lado de la mesa y tiene en su mano todas las cartas de la baraja. 

José Saramago
Ensayo sobre la ceguera
Alfaguara, 2001
Trad. Basilio Losada

Fot. Marco Sanges

Next time


La existencia nunca me ha molestado, pero ¿quién me asegura que, en el otro lado, todo habría sido más interesante? 

Amélie Nothomb
Metafísica de los tubos
Anagrama, 2001
Trad. Sergi Pàmies

Fot. Dorothea Lange
Towards Los Angeles, California, 1936

Silencio


MUCHOS CEROS

El maestro está parado, mudo, ante una clase
De niños pálidos, herméticos.
El pizarrón detrás de él, tan negro como el cielo
A años luz de la tierra.

Es el silencio lo que ama el maestro,
El sabor de lo infinito en él.
Las estrellas como marcas de dientes en los lápices de los niños.
Escúchenlo, dice feliz.

de "Hotel insomnio"
Trad. María Negroni y Federico Barea.

miércoles, 18 de octubre de 2017

No tenían nada que ver


Horacio y la Maga no tenían nada que ver, él analizaba demasiado todo, ella sólo vivía. Vivía y sentía sin esa intelectualidad que sólo logra la desesperación de quien la utiliza. Y así, sin tener nada que ver uno con el otro, se encontraron, porque acaso para eso andaban en este mundo.

Julio Cortázar
Rayuela
Ed. Cátedra, 2008

Collage Julia Lillard
Let me help

Nubes


Cuando no ando en las nubes, ando como perdido.


La música más triste


Pocas músicas resultaban no tener una larga historia de sufrimiento detrás, no haber sido compuestas en medio de la opresión, el exilio, la guerra, el hambre. Así y todo, después de unos cuantos minutos de escuchar, me encontraba moviendo la cabeza y diciendo: "No, no es lo suficientemente triste. Quiero algo realmente triste". Mientras escribo esto, mi búsqueda continúa; debo encontrar la música que, sin lugar a dudas, sea la más triste del mundo. Pero el trabajo realizado hasta ahora me ha conducido a una idea reveladora: la música que intenta abrazar la tristeza, que aspira a enterrarse en ella, se encuentra destinada a carecer de verdadera tristeza. La música verdaderamente triste es por lo general celebratoria de la superficie, incluso festiva: música de personas intentando alejar el dolor, sumergiéndose por un momento en las alegrías pasajeras de la vida. Ésta es la tristeza que se encuentra en el borde de una sonrisa, la sombra pensativa que sigue al placer de estirar los brazos.

Kazuo Ishiguro
La música más triste, 2003

Fot. Ata Kandó, 1932

Desgarraduras


Soy la noche
La noche congelada por la fría imbecilidad de la luna
Soy la plata
La plata que engendra la plata sin saber por qué
Soy el hombre
El hombre que aprieta el gatillo y mata la ilusión
Para vivir mejor

Ed. Igitur, 2009

Fot. anónima de la autora

Era hermosa, con un corazón lleno de contrastes


Era hermosa, con un corazón lleno de contrastes: 
le gustaban los patos, el amor, los pederastas 
que llevan el correo en bandeja de plata. 
Seguía los cursos de los Maestros, pero soñando 
en una lección bien distinta, en claridades menos austeras, 
en tales enseñanzas de otras complementarias, 
en tal saber, seguido en la sombra, de un suspiro. 
Era tierna. Era dulce acurrucarse 
voluptuosamente, como una gata, en Ella. 
Ver cómo iba muriendo el día en su pupila 
muy cerca, y esperar en silencio el amor. 

Versión Jesús Munárriz

Foto: Valéry y Jeanne Loviton 
a quien están dedicados los poemas del libro

martes, 17 de octubre de 2017

Leer


La lectura es un acto de resistencia. La lectura nos hace resistentes y nos ayuda a resistir. Resistir al paso implacable del tiempo, a la sucesión vertiginosa de los acontecimientos, al mundo de lo inmediato y de la velocidad. Resistir a la ausencia de memoria, al trazo grueso, al prejuicio y al lugar común. Resistir a la incomunicación, a la "rabiosa actualidad", al ruido, a la nadería, a la falta de empatía, de interés o de amor.

Ray Bradbury

Lamentos


Lamentarse es una pérdida abrumadora de energía, no se puede construir nada sobre eso, sólo sirve para revolcarse.

Katherine Mansfield

Fot. Kiki Smith
My Secret Business, 1993

Hades


H de Hades, que me gusta ver como una influencia, porque se me antoja el más poético de todos los lugares. Es el último recurso, un reino de murallas altas, pero que cuenta con un gran inconveniente: el clima, pues sopla mucho viento, está oscuro y hace frío. Su mayor ventaja es todo el tiempo libre que ofrece. Está justo ahí abajo, debajo del mundo, y es el lugar de descanso de las almas inmortales. Más importante aún: es donde los muertos aguardan una nueva vida, una segunda oportunidad, donde esperan ser recordados, donde esperan renacer en la mente de los vivos. Es un lugar de esperanza. Y Tánatos, o lo que consideramos la personificación griega de la muerte, no es en realidad una personificación, sino una neblina, un velo o una nube que separa a la persona viva de la vida. Para los griegos, que no tenían una palabra para la muerte irreversible, uno no moría: oscurecía.

Mark Strand
"Abecedario de un poeta" 
en "Sobre nada y otros escritos"
Turner Noema.
Trad. Juan Carlos Postigo Ríos.

Amemos



Amemos 
o tempo que turra de nós e que nos leva. 
Inda que o ceo está azul e non hai nubes e non chove, 
sempre é cedo 
pra o froito que agardamos e non chega.

Amemos á rosa porque é breve 
e ao tempo porque fuxe e non se para, 
inda que á veira das horas, nas esquiñas, 
morran as verdades contra o vento 
i a noite seña un recendo podrecido 
das frores que chantamos pra salvarnos. 

Amemos 
as bocas que mancan ao bicalas, 
aos pianos que medran e non tocan 
e ás tardes fermosas que se acaban. 

Amemos 
inda que a espranza turre cara abaixo 
a vencellarnos sempre contra nuncas 
de campos sen aire e corazóns parados.




***


Amemos 
el tiempo que nos arrastra y se nos lleva. 
Aunque el cielo está azul y no hay nubes y no llueve, 
siempre es pronto 
para el fruto que esperamos y no llega. 

Amemos a la rosa porque es breve 
y al tiempo porque huye y no se para, 
aunque a la orilla de las horas, en las esquinas, 
mueran las verdades contra el viento 
y la noche sea el hedor putrefacto 
de las flores que plantamos para salvarnos. 

Amemos 
las bocas que hieren al besarlas, 
a los pianos que crecen y no suenan 
y las tardes hermosas que se acaban. 

Amemos 
aunque la esperanza tire hacia abajo 
y nos enlace siempre contra nuncas 
de campos sin aire y corazones parados.


domingo, 15 de octubre de 2017

Es tu nombre y es también octubre


Es tu nombre y es también octubre...

Es tu nombre y es también octubre 
es el diván y tus ungüentos 
es ella tú la joven de las turbaciones 
y son las palomas en vuelos secretos 
y el último escalón de la torre 
y es la amada acechando el amor en ante muros 
y es lo dable en cada movimiento y los objetos 
y son los pabellones 
y el no estar del todo en una acción 
y es el Cantar de los Cantares 
y es el amor que te ama 
y es un resumen de vigilia 
de vigilancia sola al borde de la noche 
al borde del soñador y los insomnios 
y también es abril y noviembre 
y los disturbios interiores de agosto 
y es tu desnudez 
que absorbe la luz de los espejos 
y es tu capacidad de trigo 
de hacerte mirar en las cosas 
y eres tú y soy yo 
y es un caminarte en círculo 
dar a tus hechos dimensión de arco 
y a solas con tu impulso decirte la palabra. 


Prohibición


Usted no escribirá nada sobre esto, me preguntó o me ordenó mi papá, su índice elevado, su tono a medio camino entre súplica y mandamiento. Pensé en responderle que un escritor nunca sabe de qué escribirá, que un escritor no elige sus historias sino que éstas lo eligen a él, que un escritor no es más que una hoja seca en el soplo de su propia narrativa. Pero por suerte no dije nada. Usted no escribirá nada sobre esto, repitió mi papá, su tono ahora más fuerte, casi autoritario. Sentí el peso de sus palabras. Por supuesto que no, le dije, quizás sincero, o quizás ya sabiendo que ninguna historia es imperativa, ninguna historia es necesaria, salvo aquellas que alguien nos prohíbe contar.

Eduardo Halfon
Duelo
Libros del asteroide, 2017

John Fraser
Form with suggested context, 1992

Formó



FORMÓ 
de tierra y de saliva un hueco, el único 
que pudo al cabo contener la luz.

(Materia)

Formó
En Material Memoria (1977 - 1992)
Ed. Alianza, 1999

Teatro privado


Vengo de muchos libros y de muchos apremios que la imaginación dejó inconclusos. Vengo también de un viaje absolutamente maravilloso que no hice nunca a Samarcanda. Y de un temor consecutivo vengo, igual que de una madre. Soy esos hombres juntos que mutuamente se enemistan y ando a tientas buscando el rastro de una historia donde no comparezco todavía. ¿Seré por fin ese protagonista que desde siempre ronda entre mis libros y que también está aquí ahora sustituyendo a quien no sé? Sólo el presente puede modificar el curso del pasado.

José Manuel Caballero Bonald

Fot. Christian Coigny

sábado, 14 de octubre de 2017

Estaba escrito


Estaba escrito que nos encontraríamos una mañana de domingo en la única panadería a la que aún le quedarían croissants a las doce. Que nos miraríamos como si no fuera la primera vez y nos volveríamos a cruzar en un semáforo, ocho días después, cada uno en un sentido de la vida. Que alguien nos presentaría por fin en un concierto y no dejaríamos de hablar esa noche ni muchas más que seguirían, hasta que mis cosas estuvieran en tu casa o las tuyas en la mía. Estaba escrito que leeríamos en alto de madrugada las noches de viento y que seguiríamos yendo por separado a por croissants los domingos, para volvernos a mirar como desconocidos. Estaba escrito que tararearíamos la misma canción los lunes por la mañana y que guardaríamos una alegría secreta en el bolsillo de cada abrigo.
Estaba escrito, pero nunca nos leímos.

Ana Vidal Pérez de la Ossa

Gif. Louis Malle (dir.)
Le feu follet, 1963

Procrastinar


No se me da bien decidir.
Se me da mucho mejor posponer.
Y que las cosas sucedan.

Fot. lifeisart58

Y veinte días de julio


He arrancado ya todas las hojas del mes de mayo y de junio -dijo Susana- y veinte días de julio. Las he arrancado y he formado con ellas una pelotilla, de modo que ya no existen, excepto como un peso sobre mi corazón. Han sido días truncos, semejantes a mariposas nocturnas con sus alas quemadas, incapaces de emprender el vuelo. Sólo me quedan ocho días aquí; dentro de ocho días, descenderé del tren y saltaré a la plataforma a las seis veinticinco. Entonces mi libertad desplegará sus alas desprendiéndose de todas las restricciones que las tenían trabadas: de las horas de disciplina, de la rutina de los días, de la obligación de estar aquí y allá a horas determinadas. La vida comenzará de nuevo el día en que, al abrir la portezuela del tren, vea a mi padre con su viejo sombrero y sus polainas. Voy a estremecerme de emoción, voy a echarme a llorar. Y, a la mañana siguiente, me levantaré al amanecer. Saldré por la puerta de la cocina e iré a pasearme por el campo. Grandes caballos montados por fantasmas galoparán detrás de mí y se detendrán súbitamente. Veré a las golondrinas rozar la hierba. Me dejaré caer sobre la tierra húmeda, junto al río, y contemplaré a los peces deslizándose entre las cañas. Las agujas de los pinos dejarán sus huellas en las palmas de mis manos. Allí voy a poder entreabrir y examinar de cerca esta cosa dura que ha crecido aquí dentro de mí durante todos estos inviernos y veranos, en las escaleras y en los dormitorios. Yo no quiero, como Jinny, ser admirada. Yo no quiero que la gente alce sus ojos en éxtasis al entrar yo a una habitación. Yo quiero dar y que me den, y quiero la soledad para desplegar en ella mis posesiones…

Virginia Woolf
Las olas
Ed. Lumen, 2013
Trad, M. L. Purificación Méndez Gómez

Espacios en blanco


Aquellos abrazos, ¿recuerdas?
Descodificar claves y leer en los blancos. Dicen que la música es el silencio entre las notas. Nuestras cosas eran los espacios en blanco entre las palabras. Me aferré a la amistad como la torta se aferra al pan. Hasta que solo quedó la herida cuando te fuiste. Una bifurcación como tantas entre dos adultos que ni llegaron a conocerse ni se dieron la mano nunca por mucho que andaran abrazados todo el rato. Recuerdos que son ecos de la nada que hubo. Unos puntos suspensivos, siempre tres, que se dejan a merced de la imaginación de quien topa con ellos.
Ahora, cobijado en el absurdo, a la sombra de un árbol que ya no crece, el silencio penetra, más afilado que nunca, entre los dientes mellados de una boca que rebosa arena.
Y espero esa última caricia, fría como el mármol. Y pasa el tiempo. Y es tarde.

Fot. Hiroshi Watanabe

viernes, 13 de octubre de 2017

El dolor


El dolor no te da nada, puede ser que al principio sí que te ayude a conocer algo más: comprobar que la caverna humana es aún más oscura de lo que crees, pero luego, a partir de un momento, te quita la piel, te deja desnudo. No hay purificación en el dolor, ni elevación, como nos predica la ascética. Ni siquiera en un animal te convierte el dolor. El perro salta, te da la pata, mueve la cola, si goza de salud; y se acurruca y gime cuando enferma. Digamos que el dolor te convierte en un animal sombrío, dañino. Te enturbia.

Rafael Chirbes
Crematorio
Anagrama, 2007

Pint. Joan Miró
Tríptico Línea negra sobre fondo blanco para la celda de un solitario, 1968
Panel Izquierdo (I)

Nostalgia


Nostalgia

Ahora estoy de regreso.
Llevé lo que la ola, para romperse, lleva
-sal, espuma y estruendo-,
y toqué con mis manos una criatura viva;
el silencio.

Heme aquí suspirando
como el que ama y se acuerda y está lejos.

La gloria de caer


¿Tengo un argumento de vida?, soy inesperadamente fragmentaria. Soy poco a poco. Mi historia es vivir. Y no tengo miedo del fracaso. Aunque el fracaso me aniquile quiero la gloria de caer. Mi ángel lisiado que se lastima huraño, mi ángel que cayó del cielo al infierno, donde vive gozando del mal.

Clarice Lispector