domingo, 31 de julio de 2016

Llagas

Sin datos de autor


…en ti busco el alivio de mis llagas, 
y cuanto más lo busco, más me llago.

Miguel Hernández


Kai Engel - A Note is My Gift

El silencio de las palabras

Julia Lillard


Hay poemas dentro tuyo que el papel no puede tolerar.


EN POCAS PALABRAS

Es gracioso,
¿Verdad?

La gente teme
al lápiz y al papel.

Yo le temo a
la gente.

Camila Belén Urenda


Giuseppe Torelli 1658-1709: Complete Trumpet Concertos

Eras tan raro


Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro... Pero a mí nunca me extrañó. Pensaba que entonces tú eras un mago y que los magos eran siempre grandes solitarios.

Adelaida García Morales  El Sur
Ed. Anagrama, 2003

Fot. Retrato de Adelaida García Morales, anónima

Ciego


El ciego amor no sabe de distancias
y, sin embargo, el corazón desierto
todo su espacio para mucho olvido
le da lugar para perderse a solas
entre cielos abismos y horizontes.
Cuando me quieres, al mirarme adentro, 
mientras la sangre nuestra se confunde, 
una redonda lejanía profunda 
hace posible nuevas ilusiones. 
Ser tuyo es renacerme porque logras 
borrar, hundir, que se retiren todos 
los espejos, los muros de mi alma.
Blancura del amor. Con cuánto fuego 
se anunció tu presencia. Tengo ahora 
la luz de aquel incendio y un vacío 
donde esperar, donde temer tu vida.

El ciego amor no sabe de distancias

Kentucky, 1964

La quietud de los relojes


Desde la quietud que guardan los relojes
y con el silencio como faro y guía
jugaremos a volar como los pájaros
persiguiendo un himno antiguo,
el que rige todas las mareas.
Con la furia del aire en el plumaje
y la paz de los colores ciegos,
hechos uno con la sombra,
lameremos viejas huellas
y guardaremos las distancias.

Fot. Shinji Aratani

sábado, 30 de julio de 2016

Silencio


Pues en la hora oscura, tal vez la más oscura, en pleno día, ocurrió esa cosa que no quiero siquiera intentar definir. En pleno día era noche, y esa cosa que no quiero todavía definir es una luz tranquila dentro de mí, y la llamaría alegría, alegría mansa. Estoy un poco desorientada como si me hubieran arrancado el corazón, y en lugar de él estuviera ahora la súbita ausencia, una ausencia casi palpable de lo que antes era un órgano bañado de oscuridad, de dolor. No estoy sintiendo nada. Pero es lo contrario del sopor. Es un modo más leve y más silencioso de existir.

Pero también estoy inquieta. Yo estaba organizada para consolarme de la angustia y del dolor. Pero cómo es que me arreglo con esa simple y tranquila alegría. Es que no estoy acostumbrada a no necesitar de mi propio consuelo. La palabra consuelo me llegó sin sentir, y no lo noté, y cuando fui a buscarla, ella se había transformado ya en carne y espíritu, ya no existía más como pensamiento.

Voy entonces a la ventana, está lloviendo mucho. Por hábito estoy buscando en la lluvia lo que en otro momento me serviría de consuelo. Pero no tengo dolor que consolar.

Ah, lo sé. Ahora estoy buscando en la lluvia una alegría tan grande que se torne aguda, y que me ponga en contacto con una agudeza que se parezca a la agudeza del dolor. Pero es una búsqueda inútil. Estoy frente a la ventana y sólo ocurre eso: veo con ojos benéficos la lluvia, y la lluvia me ve de acuerdo conmigo. Ambas estamos ocupadas en fluir. ¿Cuánto durará mi estado? Percibo que, con esta pregunta, estoy palpando mi pulso para sentir dónde está el latir dolorido de antes. Y veo que no está el latido de dolor.

Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa.

Ed. Grijalbo, 1995
Traducción: Cristina Peri Rossi

Lo que no se hace


Con los años he ido aprendiendo que nadie tiene su momento, que no hay un tiempo por venir al que confiar las cosas y que todo lo que no se hace, se pierde para siempre.

Miguel Ángel Hernández
Intento de escapada
Ed. Anagrama 2013

Fot: Norman Parkinson

A la sombra del árbol muerto

Nannimensch


Cuando me tiendo a la sombra del árbol muerto
me parece escuchar su voz;
todas y cada una de sus -justas- recriminaciones.
Me invita a ahorcarme en él.
Lo haremos a medias -me susurra-.



Luke Howard - Hold Me Through

Las equis

Nobuyoshi Araki


Con tiempo incaducable
y mucha parsimonia
acabaré por encontrar
todas y cada una
de las equis en tu mapa.



Fabrizio Paterlini - Week #10

viernes, 29 de julio de 2016

Curvas


No es la línea recta la que me atrae, dura, inflexible, creada por el hombre. La que me atrae es la curva libre y sensual. La curva que encuentro en las montañas de mi país, en la sinuosidad de sus ríos, en las nubes del cielo y en las olas del mar. De curvas está hecho el universo, el universo curvo de Einstein.

Un pueblo sin moscas


Un pueblo sin moscas quiere decir que es un pueblo limpio; un pueblo sin frailes revela que tiene buen sentido, y un pueblo sin carabineros indica que su estado no tiene fuerza; cosas todas que me parecen excelentes.

Ed. Alianza, 2005

Fot. Ernest Hemingway visita en el hospital a Pío Baroja, que moriría pocos días después, 1956

jueves, 28 de julio de 2016

Sólo a veces


No me parece, dijo Austerlitz, que comprendamos las leyes que rigen el retorno del pasado, pero cada vez me parece más como si no hubiera tiempo, sino diversos espacios, imbricados entre sí, entre los que los vivos y los muertos, según el talante en que se encuentran, van de un lado a otro, y cuanto más lo pienso tanto más me parece que nosotros, los que todavía nos encontramos con vida, a los ojos de los muertos somos irreales y sólo a veces, en determinadas condiciones de luz y requisitos atmosféricos, resultamos visibles.

Ed. Anagrama 2002
Trad. Miguel Sáenz

Sentencia 5


Hacer depender. No hace el numen el que lo dora, sino el que lo adora: el sagaz más quiere necesitados de si que agradecidos. Es robarle a la esperanza cortés fiar del agradecimiento villano, que lo que aquella es memoriosa es éste olvidadizo. Más se saca de la dependencia que de la cortesía: vuelve luego las espaldas a la fuente el satisfecho, y la naranja exprimida cae del oro al lodo. Acabada la dependencia, acaba la correspondencia, y con ella la estimación. Sea lección, y de prima en experiencia, entretenerla, no satisfacerla, conservando siempre en necesidad de si aun al coronado patrón; pero no se ha de llegar al exceso de callar para que yerre, ni hacer incurable el daño ajeno por el provecho propio.

Ed. Cátedra, 2005

Fot. Jan Saudek Deep Devotion of Veronika, 1994

miércoles, 27 de julio de 2016

Contemplación

Sin datos autor


Trasladémonos a una región solitaria; el horizonte se extiende indefinidamente, el cielo está limpio de nubes; ni el más ligero soplo del viento agita los árboles ni las plantas; no hay animales ni hombres ni aguas corrientes; el silencio más profundo reina en toda la extensión; este paisaje despierta graves pensamientos, invita al olvido de la voluntad y de sus miserias; pero esto mismo comunica a aquel paisaje solitario y silencioso cierto matiz de sublimidad. Pues como no ofrece a la voluntad, ávida siempre de desear y adquirir, objeto alguno favorable ni desfavorable, no queda más que el estado de contemplación pura, y el que no sea capaz de elevarse a ella sólo sentirá vacío y aburrimiento. La aptitud para soportar y amar la soledad es una medida de nuestro valor intelectual. El paraje descrito nos proporciona, pues, un ejemplo de sublimidad en grado inferior, en cuanto en ella el estado de conocimiento puro, con su calma y suficiencia, evoca como contraste el recuerdo de una voluntad agitada y miserable.

Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación



Sleep Dealer - Spring Thaw

Sé que existo


Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
(...)
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre.

Muerte en el olvido

Autumn leaves

Aún me atrevo


Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay

Mendiga voz

La plaza


Se transformó la noche.
Supo de pronto el aire a desaliento.
a dolor y a deseo.
(...)
La plaza, ─tan extraña─
crucial como el silencio,
corroboró el vacío.

Efi Cubero
Condición del extraño

martes, 26 de julio de 2016

Esta hora tardía


Ocurre incluso a esta hora tardía:
la llegada del amor, la llegada de la luz.
Despiertas y las velas parecen encenderse por sí solas,
las estrellas se congregan, los sueños fluyen en tus almohadas,
exhalando cálidos racimos de aire.
Incluso en esta hora tardía brillan los huesos del cuerpo
y la ceniza del mañana arde hecha aliento.

La llegada de la luz

Fot. Sabrina Biancuzzi Entre deux (serie)

Lo que aún no es


(...)
Para poder ser quien aún no eres
debes seguir el sendero en que no estás.
Y sólo sabes lo que ignoras
y lo que no tienes es lo que tienes
y estás donde no estás.

Ed. Cátedra, 2006
Trad. Esteban Pujals Gesalí

Emergencia

Blue Luna


En las situaciones de emergencia siempre inventamos relatos. Describimos lo que está pasando como si así pudiéramos poner coto a la catástrofe.

Anatole Broyard, Ebrio de enfermedad


Kai Engel - Moonlight Reprise

lunes, 25 de julio de 2016

Ausente


Hagamos como si estuviera solo en el mundo, cuando en realidad soy el único ausente.

Samuel Beckett
El innombrable
Ed. Alianza, 2006
Trad. Rafael Santos Torroella

Fot. Masao Yamamoto

Una sombra parecía


Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

La prudencia


Me gustaba la prudencia en el trato contigo,
esa prudencia que duraba segundos;
los que separaban mi boca de tu nuca.
Un disparo a quemarropa
con premeditación.
Una victoria amañada
con años de antelación.

Fot. Masao Yamamoto

domingo, 24 de julio de 2016

El tiempo descalzo


Con dedos silenciosos,
llueve el tiempo descalzo
sobre las flores negras del estanque.





La rival

Anna Paola Guerra


“La rival”

Si la luna sonriese, se te parecería.
Das la misma impresión de ser algo hermoso.
Pero aniquilador. Las dos brilláis con una luz prestada.
Su boca en forma de O manifiesta su congoja
Por el mundo, la tuya, tu indiferencia.

Y tu primer don es el de trocarlo todo en piedra.
De repente me percato de que me hallo en un mausoleo:
Ahí estás tú, tamborileando con los dedos en una mesa de mármol,
Buscando cigarrillos, rencorosa como una mujer, aunque no tan nerviosa,
Muriéndote por decir algo a lo que nadie rechiste.

También la luna doblega a sus súbditos,
Pero a la luz del día resulta ridícula.
Por otro lado tus insatisfacciones llegan
A mi buzón con afectuosa regularidad,
Blancas y anodinas, expansivas como el monóxido de carbono.

No hay día en que no tenga noticias tuyas,
Mientras deambulas, quizás, por África, pero pensando en mi.

Julio de 1961

Sylvia Plath


Matteis: Divisions on a Ground (La Folia) in D minor", de Bell'Arte Antiqua

Palabra inesperada



Cuando recibo una palabra inesperada
la retengo y vigilo sus diferentes porvenires
hasta que alguno de ellos
de pronto se recuerda se incorpora
y no hay palabra ya
sino un gran viento que me empuña.

Decir
De: Las cacerías, 1976

La sombra de mi alma


Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ellos vivimos, vivan los muertos. De repente las cosas no tienen por qué tener sentido. Me satisfago en ser. ¿Tú eres? Estoy seguro de que sí. El sinsentido de las cosas me provoca una sonrisa de complacencia. Todo, sin duda, debe de estar siendo lo que es. Hoy es un día de nada. Hoy es hora cero. ¿Existe por casualidad un número que no sea nada? ¿Qué es menos que cero? ¿Qué comienza en lo que nunca ha comenzado porque siempre era?, y ¿era antes de siempre? Me adhiero a esta ausencia vital y rejuvenezco por entero, al mismo tiempo contenido y total. Redondo sin principio ni fin, soy el punto antes del cero y del punto final. Camino sin parar del cero al infinito. Pero al mismo tiempo todo es tan fugaz. Siempre fui e inmediatamente dejaba de ser. El día transcurre a su aire y hay abismos de silencio en mí. La sombra de mi alma es el cuerpo.

Clarice Lispector Un soplo de vida
Ed. Siruela 2016
Trad. Mario Merlino

sábado, 23 de julio de 2016

El tejido de una servilleta


Mientras ellos hablaban todo el
tiempo de la nueva moral 
ella me exploraba con sus ojos
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

El encuentro
Versión de Javier Calvo

En algún lugar, ni siquiera la lluvia



En algún lugar 
al que nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me rodean
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
Con solo mirarme, me liberas.
Aunque yo me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo tras pétalo mi ser,
como la primavera abre 
con un toque diestro y misterioso su primera rosa. 
O si deseas cerrarme, 
yo y mi vida nos cerraremos muy bella, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier.
Nada que hayamos de percibir en este mundo 
iguala la fuerza de tu intensa fragilidad, 
cuya textura me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
Ignoro tu destreza para cerrar y abrir
pero, cierto es que algo me dice 
que la voz de tus ojos 
es más profunda que todas las rosas...
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.

En algún lugar, ni siquiera la lluvia...

Fot. Louise Brooks / Paisaje sin datos

viernes, 22 de julio de 2016

Misterio


Ay de aquel para el cual el otro haya dejado para siempre de ser un misterio, y se transforme en un libro abierto: este hombre ha muerto para el amor.

Leopoldo María Panero
Cita en  El contorno del abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero
de J. Benito Fernández 
Ed. Tusquets, 2006

Lectura y sensibilidad


Alguien que haya leído el canto XXIV de la Ilíada – el encuentro nocturno entre Príamo y Aquiles- o el capítulo en que Aliosha Karamazov se arrodilla ante las estrellas, que haya leído el capítulo XX de Montaigne (Que philosopher c´est apprendre l´art de mourir) y el empleo que de éste hace Hamlet y que no se inmute, cuya aprehensión de su propia vida permanezca inalterable, que de alguna manera sutil pero radical no mire de modo distinto el cuarto en que se mueve o al que llama a su puerta, éste ha leído sólo con la ceguera de la mirada física. ¿Pueden leerse Ana Karenina o a Proust sin experimentar una flaqueza o una dimensión nuevas en el centro mismo de nuestra sensibilidad sexual?.

George Steiner 
Lenguaje y Silencio
Ed. Gedisa, 2013
Trad. Miguel Ultorio

Cecil Touchon 
Palimpsest Asemic Correspondence

jueves, 21 de julio de 2016

La emoción


Nada hay más penoso que el instante que sucede a la emoción: el vacío que deja tras sí nos causa una mayor infelicidad que la privación misma del objeto cuyo deseo nos excitaba. Lo más difícil de soportar para un jugador no es haber perdido, sino dejar de jugar.

Madame de Staël  De la influencia de las pasiones
Ed. Berenice, 2007
Trad. David Marín Hernández

Fot: Leos Carax Les amants du Pont-Neuf

A qué vine


¿Qué que vine a hacer aquí? ¡La gran pregunta! ¿Y qué estuve haciendo allá? (…) Vienen aquí muchos, como vinimos nosotros, cargados con su yo, con toda su ausencia a cuestas (…) ¿Qué vine a hacer aquí? Vine a no saberme, vine a estar. Hago: leo, estudio, escribo, miro, estoy. Estoy en lo que hago, soy lo que hago. Estoy en lo que miro. Soy lo que miro. No estoy. Dejo de estar frente a mí misma (…) Quiero estar aquí. Por eso vine. Simplemente vine para querer estar donde estoy. Sorprendente respuesta, por inesperada. Lo que pensé que sería un adiós definitivo a este lugar resulta ser un encuentro. Un encuentro más allá de lo esperado, más allá de cualquier idea de encuentro o desencuentro.

Chantal MaillardIndia. Obra Reunida
Ed. Pre-Textos, 2014

Cuando el amor es ciego

Emmet Gowin

B de te amo

A Beatriz  le falta un ojo.
Un lacito en el pelo.
La teta izquierda.

Le faltan cuatro dedos de una mano y una pierna. Tenía dos.
Media oreja, tres costillas, un riñón  y la sonrisa en el carné de identidad.
La vida a veces.
A veces las palabras.

(Beatriz estaba allí).

Le falta el aliento y su bolso marrón. Era bonito.
...y un kilo de arroz y unas manzanas que llevaba colgando del brazo aquel martes.

Y a veces le sobran las horas del día.

Le falta la regla-del susto-,
todas las perlas del collar.
Le faltan las ganas de pintarse las uñas.

(En el sitio equivocado).

Pero yo la quiero así.  Toda entera. 

Porque es la puta reina de mi vida.





Giuseppe Tartini
Concerto for violin, strings and basso continuo in G major (D 77), 1750

Faltar a clase

Dieter Krehbiel

Desde hace algunos, años vengo coleccionando las expresio­nes que en los distintos idiomas designan la acción de dejar de asistir voluntariamente a la escuela o el colegio: en español común de España a eso le llamamos hacer novillos o fumarse la clase. Hay además, algunas formas regionales: en Castilla, hacer pellas; en Navarra, hacer calva, hacer borota y también hacer pella; en Granada, hacer rabona; en Lucena, y no sé si en algún otro punto de la provincia de Córdoba, hacer falla; en Aragón, hacer pirola o —especialmente en Huesca— picarse la clase. En gallego, con asombrosa concisión, se usa un verbo específico: latar; en catalán, se usa tanto la expresión fer rodó, es decir, ‘hacer redondo’, como fer campana; y los vascos dicen piper egin, que significa ‘hacer pimientos’. Los argentinos, no contentos con hacerse la rabona, hablan tam­bién de hacerse la rata, los colombianos y peruanos de volar­se de clase, y Alfonso Reyes, a quien también le interesó este tema, nos hizo saber en La experiencia literaria que los mejicanos del distrito federal llaman a eso irse de pinta o pintar venado ("deliciosa expresión que hace pensar en los dibujos rupestres", agrega el maestro), mientras que los de Monterrey dicen cuajarla o irse de cuaja.

En Francia y en el Canadá francófono, la expresión habi­tual es faire l’école buissonière, literalmente ‘hacer la escuela matorralosa’, aunque en los últimos tiempos parece que en Francia se prefiere secher le cours, ‘secar la clase’. En el Norte de Italia, andare in marina, irse a la marina’, o biggiare, y en otras zonas de Italia, marinare la scuola, y también fare vela, ‘hacer vela’, o fare sega, ‘hacer sierra’. Se nota que los italianos son gente festiva y de aire libre. En Alemania, bien blau machen (‘hacer azul’), bien schwänzen o bummeln, que signi­fica ‘colear’, aunque en el Sur de Alemania se dice también stemmen. En Inglaterra, esa misma acción se indica con to play truand. En danés, pjakke. En ruso, progulivat, que viene a ser ‘pasar’; en croata, smuginuti sa casova, pobeci sa casova —ambos modismos significan ‘escaparse de las clases’— o bri­sari sa casova ‘borrarse de las clases’. En rumano, a chiuli. Los checos dicen chodit za skolu, esto es ‘ir detrás de la escuela’, los eslovacos chodit po za skolu, que viene a ser lo mismo, y los polacos wagarowac o isc na wagary. En los Estados Unidos eso es to play hooky (‘jugar ganchudo’). En japonés se dice sa-bo-ru.

Al parecer, todos los niños de todos los lugares del mundo se escapan de sus clases alguna vez, y no sólo esto, sino que han acuñado, para referirse a ese acto, expresiones que tienen en común su admirable sentido poético. El hecho de que indi­viduos muy alejados y desconocidos entre sí, y, además, espe­cialmente inocentes o primitivos, actúen del mismo modo en circunstancias semejantes prueba que esa entidad misteriosa llamada naturaleza humana, a pesar de todo, existe.

Miguel D'Ors, Virutas de taller, Los papeles del Sitio



G. Tartini: Concerto Grosso No.5 in E minor
[transcription of the Sonata Op.1 No.5 by Giulio Meneghini]

miércoles, 20 de julio de 2016

Observar y nunca olvidar



En “El final de la imaginación”, esta activista (Arundhati Roy) describía su ideal de vida de esta manera: “Amar. Ser amado. No olvidar nunca la propia insignificancia. No acostumbrarse nunca a la violencia incalificable y a la vulgar incongruencia de la vida a tu alrededor. Buscar la alegría en los lugares más tristes. Perseguir la belleza hasta su guarida. No simplificar nunca lo complicado ni complicar lo sencillo. Respetar la firmeza y la decisión, pero nunca la fuerza. Por encima de todo, observar. Probar y aprender de los errores. No mirar nunca hacia otro lado. Y nunca, nunca olvidar."

Chantal Maillard
India. Obra Reunida
Ed. Pre-Textos, 2014

Pues muy bien


Pues muy bien
Aléjate de mí         Dame por favor un empujón
No dejes que te entienda           No me prestes atención
O puede que nos desplomemos juntos
Despersonalizados
Idénticos
En el tremendo Nirvana del
Yo tú—tú—yo


Fot. Retrato de Mina Loy, sin datos

martes, 19 de julio de 2016

A mi lector favorito

Laura Fernández


A mi lector favorito:

Escribirte cartas que espero leas en la cima de alguna montaña es mi único consuelo. Despertarme con lágrimas y sin ti es mi único consuelo.

Me he vuelto más madura y quizá siga siendo una estúpida para contigo. Porque sigo odiándome. Veo el amanecer y recuerdo tu sonrisa. Porque la guardo en mi corazón. Y me odio por no poder desecharla, olvidarla y dejar que se vaya de mí la última esperanza.

Nunca he entendido muchas cosas de este mundo. Como el porqué alguien es capaz de amarte y dejar de hacerlo al punto que lo olvida todo. Cuando te dije que te amaría para siempre… yo aún mantengo mi promesa así se haya vuelto la peor de mis condenas.

Porque lo que verdaderamente duele no son los momentos malos sino recordar que también hubo buenos. Y te los agradezco.

Probablemente, siga escribiéndote. Espero me leas y algún día también te quites esa nueva negación cobarde y que lo admites, que admitas si aún me lees. Y que al menos eso nunca dejes de hacerlo.

Puede llegar a divertirte mi sufrimiento. Puede llegar a satisfacer tu morbo el leer incluso cuando escribo de alguien más.

No llames. No hasta que no tengas a nadie más dentro y me dejes a mí habitarte de nuevo, me dejes volver a hacerte mi hogar esperando no me eches de nuevo.

Gracias. Por leer. Siempre.

Adriana González Verduzco


Ryan Bingham "Until I'm One With You"

Las magdalenas


Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en, mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos.

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido
Ed. Alianza, 2011
Trad. Pedro y Jaime Salinas

Fot. Marcel Proust, sin datos

Carta a Diego




Diego:
Nada comparable a tus manos, ni nada igual al oro-verde de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la Tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos, tus ojos, espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos. Solo tú en el espacio lleno de sonidos. En la sombra y en la luz; tú te llamarás auxocromo, el que capta el color. Yo cromóforo, la que da el color. Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. Mi deseo es entender la línea, la forma, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
Frida

lunes, 18 de julio de 2016

Los solitarios


En aquel tiempo, los Solitarios aún eran amados. Así conocí la felicidad, en el frescor de los árboles. Embellecí mi vida con días que no había vivido.

Pascal Quignard, Albucius
Ed. El cuenco de plata, 2010
Trad. Betina Keizman

Fot. Helen Levitt. New York , 1938

Normas

Christian Coigny

No hay normalidad. Cada persona es una excepción a una regla que no existe.

Fernando Pessoa


Mark Joggerst & Ralf Kemper, The Pursuit of Perfection No. 1

Mirada


Solo los ladrones, los espías, los amantes, los diplomáticos y todos los esclavos conocen los recursos y los deleites de la mirada.

domingo, 17 de julio de 2016

Lo diferente


Una rabia silenciosa se apoderaba entonces de Lej. Miraba solemnemente a los pájaros encerrados en las jaulas, mascullaba algo para sus adentros. Finalmente, después de un estudio prolongado, elegía al pájaro más robusto, lo ataba a su muñeca, y mezclaba los ingredientes más diversos para preparar pinturas pestilentes de distintos colores. Lej daba vuelta al pájaro y le pintaba las alas, la cola y el pecho con todos los tonos del arco iris hasta que su aspecto era más llamativo que un ramillete de flores silvestres.(...) El pájaro empezaba a piar y atraía a una bandada de su misma especie que revoloteaba inquieta sobre nuestras cabezas.(...) Lej me hacía una seña para que soltara al prisionero. Este se elevaba, dichoso y libre, como una mancha irisada contra el fondo de nubes, y se integraba en seguida en el seno de la bandada marrón que lo aguardaba. Los pájaros quedaban fugazmente desconcertados. El pájaro pintado describía círculos de un extremo de la bandada a otro, esforzándose en vano por convencer a sus congéneres de que era uno de ellos. Pero, deslumbrados por sus colores brillantes, los otros pájaros volaban alrededor de él sin convencerse. Cuanto más se obstinaba el pájaro pintado por incorporarse a la bandada, más le alejaban. No tardábamos en ver cómo una tras otra, todas las aves de la bandada protagonizaban un ataque feroz. Al cabo de poco tiempo la imagen multicolor se precipitaba a tierra. Cuando por fin encontrábamos el pájaro pintado, casi siempre estaba muerto.

Jerzy Kosinski El pájaro pintado
Ed. Debolsillo, 2011
Trad. Eduardo Goligorsky

sábado, 16 de julio de 2016

El mar


También el mar, hoy,
tiene el alma llena de madurez.
-Se le oye la adolescencia
en el vidrio del aire
llena de fragmentos de vísperas
y de intactas navegaciones oscuras.-
Así. Más allá. Ahora de la sombra:
¿No te duele el canto,
-redondez tibia de beso preciso-
del sol en la sombra?"

También el mar, hoy
De "Mar ao Norde" 1932

Fot, Iceberg 1861, sin datos

Nada hubo


Sin que nadie lo supiera
hubo un momento puro
en el que nada hubo.
Ahora,
en la palma del agua,
de la sombra el fruto del instante aquel.

Mar ao Norde, 1932

Separación

Ron Hicks, Love on the road

Ruptura no es la palabra. Implica violencia, y lo nuestro fue más suave. Doloroso sí, pero suave. Son muchos años de querernos, y querernos bien. Digamos separación.

Mario Benedetti, Andamios


Yo se que estaré a salvo del olvido, pues viviré en su alma eternamente.

Alejandro Dolina


Reírse es la forma más preciosa de romperse, como queriendo decir ‘y qué le vamos a hacer’.

Benjamín Griss



The Departure - Max Richter

viernes, 15 de julio de 2016

Contar los días


Jano tiene cien años y ha decidido sentarse bajo el níspero a contar los días, sin ceder a las tentaciones mundanas. Le parece una decisión juiciosa y adecuada a las circunstancias. No hará nada, dejará vagar sus pensamientos como nubes, más allá de las hojas.

Luigi Pintor, El níspero, 2001
Ed. Aleph Editores, 2012
Trad. Helena Águila Ruzola

Fot. Masao Yamamoto