sábado, 31 de marzo de 2018

Elogio de la distancia


ELOGIO DE LA DISTANCIA 

En el manantial de tus ojos 
viven las redes de los pescadores del Mar Extravío. 
En el manantial de tus ojos 
mantiene el mar su promesa. 
Aquí arrojo, 
corazón que moró entre los hombres, 
de mí los vestidos y el brillo de un juramento: 
Más negro en lo negro, estoy más desnudo. 
Sólo desavenido soy fiel. 
Yo soy tú cuando yo soy yo. 
En el manantial de tus ojos 
surco y sueño pillaje. 
Una red atrapó una red: 
nos separamos abrazados. 
En el manantial de tus ojos 
un ahorcado estrangula la cuerda.

Paul Celan
de "Amapola y memoria" (1952)
Trad. Pablo Oyarzún

viernes, 30 de marzo de 2018

Debiera ser verdad


Debiera ser verdad

Debiera ser verdad, debiera el día
inundarse de luz como hoy lo veo,
con su gesto de sábado y ventanas
abiertas al rumor del oleaje:
caminas junto a mí, tu voz me alcanza
con su aliento de fruta y la cadencia
de tus pasos se funde con mis pasos
y no nos cabe el alma ni este puro
fervor de criaturas que el deseo
arroja hacia una playa que no existe.


De "Horizonte o frontera"
Ed. Hiperión 2003 


Día laborable



Día laborable.

Las cinco y media de la mañana. Suena el despertador. Me levanto, me quito el vestido, lo pongo sobre la almohada, me pongo el pijama, voy a la cocina, me meto en la bañera, cojo la toalla, me lavo la cara con ella, cojo el peine, me seco con él, cojo el cepillo de dientes, me peino con él, cojo la esponja de baño, me cepillo los dientes con ella. Luego voy al cuarto de baño, me como una rebanada de té y me bebo una taza de pan. Me quito el reloj de pulsera y los anillos. Me quito los zapatos. Me dirijo a la escalera y abro la puerta del apartamento. Cojo el ascensor del quinto piso al primero.
Luego subo los nueve peldaños y estoy en la calle. En la tienda de ultramarinos me compro un periódico, luego camino hasta la parada de tranvía y me compro unos bollos, y al llegar al quiosco de periódicos me subo al tranvía. Me bajo tres paradas antes de subir. Le devuelvo el saludo al portero, que me saluda y piensa que otra vez es lunes y otra vez se ha acabado la semana. Entro en la oficina, digo adiós, cuelgo mi chaqueta en el escritorio, me siento en el perchero y empiezo a trabajar. Trabajo ocho horas.

Herta Müller
En tierras bajas
Ed Siruela, 2009
Trad. Juan José del Solar

jueves, 29 de marzo de 2018

La duda


A mi parecer, la fe es como estar al sol. Cuando te pones al sol, ¿puedes evitar crear una sombra? ¿Puedes zafarte de esa área oscura que se te aferra, siempre con tu misma forma, como si quisiera que te acordaras siempre de ti mismo? No puedes. Esta sombra es la duda. Va allá donde vas tú, siempre que te expones al sol. ¿Y quién no quiere estar al sol?

Yann Martel
Beatriz y Virgilio
Ed. Destino, 2011
Trad. Mario Sureda

Fot. Jack Delano

Cristal


Cristal

No busques en mis labios tu boca,
ni en la puerta al extraño,
ni en el ojo la lágrima.

Siete noches más arriba 
pasa el rojo hacia el púrpura,
siete corazones más adentro 
insiste la mano en la puerta,
siete rosas más tarde 
se escucha el rumor de la cisterna.

De "Amapola y memoria" 1952
Versión de José María Pérez Gay

Fot. Marina Abramović, Stromboli III Volcano, 2002 
Photo: Paolo Canevari Courtesy Marina Abramović Archives

miércoles, 28 de marzo de 2018

Diálogo y conversación


Y él había suspirado entonces y ella le había dicho “qué”. Y él le había respondido “nada”, como respondemos cuando estamos pensando “todo”.

Ed. Seix Barral, 2001

Vídeo: Fotografías de Rudolf Bonvie, Dialog, 1973
Música de Fabrizio Paterlini, Conversation with myself

El libertino


Pues el libertino, en el primer sentido del término, designa al liberto que no pone nada por encima de su libertad. Nunca reconoce ninguna autoridad susceptible de guiarle, ni en el terreno de la religión, ni en el de las costumbres. Vive siempre según los principios de una moral autónoma lo menos apoyada posible en la dominante de la época y de la civilización en la que se mueve.

Ed. Pre-Textos, 2008
Trad, Ximo Brotons

Fot. Metropolis, 1927, Fritz Lang

Lateral


Le gustaban los pájaros.
Plantó un árbol.

Fot. Jumy-M 
Incomplete Dream

martes, 27 de marzo de 2018

Conocimiento


Conocerse es errar, y el oráculo que dijo «Conócete» propuso un trabajo mayor que los de Hércules y un enigma más oscuro que el de la Esfinge. Desconocerse conscientemente es el camino. Y desconocerse conscientemente constituye el uso activo de la ironía. No conozco cosa más grande ni más propia del hombre verdaderamente grande que el análisis paciente y expresivo de las maneras de desconocernos, el registro consciente de la inconsciencia de nuestras consciencias, la metafísica de las sombras autónomas, la poesía del crepúsculo de la desilusión.

Fernando Pessoa
El libro del desasosiego de Bernardo Soares
Ed. Seix Barral, 2010
Edición y traducción de Ángel Crespo

La utilidad del arte


Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil en tanto no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente. Todo arte es completamente inútil.

Oscar Wilde

La experiencia


La belleza de crecer y de madurar consiste en darse cuenta de que la vida es una maravillosa acumulación de saber. Si no eres un necio, o un desmemoriado crónico, a medida que creces, aprendes. Es lo que se llama la experiencia, por la que en tiempos pasados los ancianos eran considerados los más sabios de la tribu, y su deber era transmitir sus conocimientos a los hijos y a los nietos. Es una sensación maravillosa darte cuenta de que todos los días aprendes algo más, que tus propios errores de antes te han hecho más sabio, que tu mente (a la par que tu cuerpo tal vez se debilita) es una biblioteca que se enriquece día a día con un nuevo volumen.

Yo soy de aquellos que no añoran la juventud (estoy contento de haberla vivido, pero no querría comenzar de nuevo) porque hoy me siento más rico de lo que era en otro tiempo. Ahora bien, el pensamiento de que en el momento en que muera toda esta experiencia se perderá me produce sufrimiento y temor. Ni siquiera me consuela la idea de que mis descendientes sabrán un día tanto como yo, o incluso más. Qué despilfarro, decenas de años gastados construyendo una experiencia y luego tirarlo todo por la borda…

Umberto Eco
A paso de cangrejo
Ed. Debolsillo, 2017
Trad. María Pons

Fot. Piergiorgio Branzi, 1956

Libros


Mercado de libros de segunda mano 
Ronda de Sant Antoni (Barcelona) 1915

lunes, 26 de marzo de 2018

Río arriba


Aquella noche, en la cama, me costó conciliar el sueño. La excitación era lo que me mantenía despierto. Venía de una infancia solitaria y no estaba acostumbrado a hacer nada con otro. También en eso creía que era igual a mí padre. Pero aquel día había experimentado algo, una repentina sensación de intimidad que, al mismo tiempo, me atraía y asustaba, como un desfiladero en un terreno desconocido. Para tranquilizarme busqué una imagen en mi cabeza. Pensé en el torrente: en la charca, en la pequeña cascada, en las truchas que movían la cola para permanecer inmóviles, en las hojas y en las ramas que se llevaba la corriente. Y luego en las truchas que saltaban hacia sus presas. Comencé a comprender un hecho, a saber, que todas las cosas, para un pez de río, llegan del monte: insectos, ramas, hojas, cualquier cosa. Por eso mira hacia arriba, a la espera de lo que ha de llegar. Si el punto en el que te sumerges en un río es el presente, pensé, entonces el pasado es el agua que se ha adelantado, la que va hacia abajo y donde no hay nada para ti, mientras que el futuro es el agua que desciende de arriba , trayendo peligros y sorpresas. El pasado está río abajo; el futuro, río arriba. Eso es lo que tendría que haberle respondido a mi padre. Sea lo que sea el destino, habita en las montañas que tenemos sobre la cabeza.

Paolo Cognetti
Las ocho montañas
Ed. Literatura Radom House
Trad. César Palma.

Fot. Près de la Caverne, Terrain Brûlé by Eugène Cuvelier
The Met’s Photography Department

Escondería


Y escondería mi cara en ti y esconderías tu rostro en mí, y nadie nos vería nunca más.

Franz Kafka
El castillo
Ed. Cátedra, 2007
Trad. Luis Acosta

Fot. Nina Leen

Soy una meditación que quema


Soy una meditación que quema.
Dentro guardo una isla acuosa,
pájaros marinos y la luna llena a flote.
Alquilo un hogar a los cocodrilos del Nilo.

Mi meditación no es siempre agua azulada,
sino roja de deseo,
creciendo en sus ojos.
Alimento los cocodrilos con un sol deleitable
y los dejo dormir.
Vivo en una meditación que quema,
oyendo la isla acuosa golpeada de las olas;
callada,
silenciosamente.



domingo, 25 de marzo de 2018

El libro de los sueños


Cuando Henry me telefonea y quiere verme, el mundo empieza a cantar de nuevo, el caos cristaliza en un deseo. Todos los impulsos, fermentos y constelaciones se unen en el rico sonido de su voz. 
Vestida con mi quimono, subo corriendo las escaleras y añado cinco páginas al libro de los sueños.

Ed. Siruela, 2014
Trad. José Luis Fernández-Villanueva

Bu Edo kabuku gendai
 ぶ 江戸かぶく現代 standalone kimono book
Japan - 2018

Leyendo



Autobiografía del ojo


Autobiografía del ojo

Cosas invisibles, enraizadas en el
frío, creciendo
hacia esta luz
disipada
en todo lo que alumbra. Nada
tiene fin. La hora regresa
al comienzo de la hora
en que respiramos: como si
nada fueran. Como si yo
no pudiera ver
nada
que no es lo que es.

En el límite del verano
y su calidez: cielo azul, colina púrpura.
La distancia
que sobrevive.
Una casa hecha de aire, y el flujo
del aire en el aire.

Como estas piedras
que se deshacen sobre la tierra.
Como el sonido de mi voz
en tu boca.



sábado, 24 de marzo de 2018

El dentrofuera


La mecánica del alma no
significa estar adentro. 
Caminar, respirar, ver,
escuchar, los demás,
no significa estar afuera.

El dentrofuera es un temblor tardío
y está ahí:
en una lejanía
que mece con
palabras que vencieron al fuego.

Lejanía

A shore reef with a variety of coral

Deseo renovado


No sé qué deseo más,
si a ti o al anhelo de ti,
si a los besos o a la sed de ellos,
no sé qué me satisface más.

Pensé que nunca volvería a escribir poemas
y ahora mi cuerpo es cauce de río
y acoge una crecida 
que cubre bancos y meandros
y la corriente viene llena de palabras.

Palabras que hablan de mi amor,
de mi anhelo,
de mi deseo renovándose como la luna,
oscureciéndose al sol de tu mirada.

Deseo renovado
Versión de J.M. Montefogo

Friedrich Seidenstucker
Swimming Hole, 1934

Cuerpo


Donde el ensoñado y el soñado
van por un solo camino
se levanta un cuerpo

Por ese adentro de mujeres que hablan
de pasadas contiendas en las que no estuvimos
otro cuerpo se abre

y todo aquello que los cuerpos forman
es en la sombra
un brillo solitario.

viernes, 23 de marzo de 2018

Los libros


Marcapáginas, 1930s


La belleza efímera


Mientras desayunaba leí algunas cartas de Dylan Thomas; en una de ellas, de su juventud, decía que no podía considerar hermosa ninguna cosa efímera; que la belleza es cuestión de eternidad. Yo no estuve de acuerdo pues no puedo pensar en nada que no sea efímero. Aun las formas puras necesitan de una mente efímera para existir. La belleza está en la mente, no en las cosas; y las formas puras solo existen en la mente.

Mario Levrero
El Discurso Vacío
Ed. Caballo de Troya, 2007

Fot. Reading girl, Finland ca.1908 Autochrome diapositive by Harald Rosenberg

miércoles, 21 de marzo de 2018

El aire y la nada


(...) para Nietzsche, el aire es la sustancia misma de nuestra libertad, la sustancia de la alegría sobrehumana. El aire es una especie de materia superada, como la alegría nietzscheana es una alegría humana superada. La alegría "terrestre" es riqueza y gravedad- la alegría "acuática" es blandura y reposo- la alegría "ígnea" es amor y deseo- la alegría aérea es libertad. 
El aire nietzscheano es entonces una extraña sustancia, es la sustancia sin cualidades sustanciales. Puede, por lo tanto, caracterizar al ser como adecuado a una filosofía del devenir total. En el reino de la imaginación, el aire nos libera de las ensoñaciones sustanciales, íntimas, digestivas. Nos libera de nuestra adhesión a las materias: es, pues, la materia de nuestra libertad. A Nietzsche el aire no le trae "nada". No le da "nada". Es la inmensa gloria de una Nada. Pero no "dar nada" ¿no es el más grande de los dones? El gran donador de las manos vacías nos libera de los deseos de la mano tendida. Nos acostumbra a no recibir nada, en consecuencia a tomarlo todo. ¿No es el donador, pregunta Nietzsche, quien debe dar gracias al que se ha dignado a recibir?" (...) Pero desde ahora ya se comprende que el aire es esa "sustancia infinita" que se atraviesa de una vez, en una libertad ofensiva y triunfante como el rayo, como el águila, como la flecha, como la mirada soberana e imperiosa. En el aire arrebata uno a su víctima en pleno día, sin ocultarse.

Gaston Bachelard
El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación del movimiento
Ed. Breviarios del FdCE
Trad. Ernestina de Champourcin

martes, 20 de marzo de 2018

Normales


Muchos de ellos son normales porque se han ajustado muy bien a nuestro modo de existencia, porque su voz humana ha sido acallada a una edad tan temprana de sus vidas que ya ni siquiera luchan, padecen o tienen síntomas, en contraste con lo que al neurótico le sucede. Son normales no en lo que podrían llamarse el sentido absoluto de la palabra, sino únicamente en relación con una sociedad profundamente anormal. Su perfecta adaptación a esa sociedad anormal es una medida de la enfermedad mental que padecen. Estos millones de personas anormalmente normales, que viven sin quejarse en una sociedad a la que, si fueran seres humanos cabales, no deberían estar adaptados, todavía acarician la ilusión de la individualidad, pero de hecho, han quedado en gran medida desindividualizados.

Aldous Huxley
Nueva visita a un mundo feliz
Ed. Edhasa, 2004
Trad. Ramón Hernández

Fot. Robert and Shana Parkeharrison
Interlude

Infancia


1944 - 1948

¿En qué consiste el misterio de la infancia? 

En el niño hay una multitud de almas 
- él se las arranca fácilmente con la imaginación,
y vive solo, pero es como si viviera con sus compañeros.
El adulto es solitario. 
El niño vive como un gorrión, como una hebra.

Diario


Esa belleza


Cuando las observo, las figuras que están quietas o moviéndose en la piscina de Fresnes son tan difusas como las figuras quietas y en movimiento de Giacometti en una de las fotos de Marc.

Un hombre joven y alto se enjabona bajo la ducha sus largas piernas. Una mujer madura se agarra al borde y mira atentamente el agua que le llega a la clavícula, como si fuera un libro que está leyendo. Un hombre de mi edad nada en estilo crol lentamente hacia su pasado. Una adolescente de once años camina por el borde de la piscina gozando el tesoro de sus caderas.

No hay cabida para el sexo aquí, el lugar no lo permite. Es un sitio con mucho deseo, gran cantidad de deseos, pero el sexo está de más.

Imagino al hombre joven, la mujer corpulenta, el septuagenario, la adolescente de once años que acabo de describir, volviendo a sus vidas privadas, reconocidos, recibidos por alguien con quien comparten la intimidad.

Esa belleza.

John Berger / Marc Trivier
Esa belleza
Bartleby Editores, 2005
Prólogo y traducción de Jaime Priede

Fot. Ralph Crane
Vikki Dougan para LIFE magazine, 1950s

Leyendo


Retrato de una mujer leyendo, c. 1920-1930

Leyendo


Caer


Ya que todo es ruina, no solamente lo que no está asegurado,
todo lo que alza cae,
y todo muere al contacto con lo que ha caído.

Qué expresión tan potente: caer “enamorado”.
Caer, abandonarse, dejarse caer, todo se deja caer.

Ed. Pre-Textos, 2018
Trad. Adalber Salas

El otro lado


El mismo sentimiento de no pertenencia, de juego inútil donde quiera que vaya; simulo interesarme por lo que no me importa, me afano por automatismo o por caridad sin involucrarme jamás, sin estar nunca en ninguna parte. Lo que me atrae está en otro lado y ese otro lado no sé qué es.

Emil Cioran
Del inconveniente de haber nacido
Ed. Taurus, 2014
Trad. Esther Seligson

Fot. Jacques Henri-Lartigue
In the park of saint-cloud, undated (probably 1912)

Cursi


Supe que el amor, ese sentimiento perturbador y efímero, existe básicamente para ser desahogado en cartas ardientes y sin remedio cursis, porque no hay carta de amor que no lo sea. Pero también, a veces, lo ridículo puede ser bello.

Piedad Bonnett
El prestigio de la belleza
Ed. Alfaguara, 2011

Mus. Normal Song - Perfume Genius

lunes, 19 de marzo de 2018

Vida cotidiana


Si su vida cotidiana le parece pobre, no se queje de ella; quéjese de usted mismo.

Ed. Alianza, 2005
Trad. José María Valverde

Fot. Robert Hutinski

El espejo


Me vi con tus ojos a través del cristal
y, mirándome, sentí unas manos cálidas
tensando la piel de mis muslos
y obediente a tu deseo
me quedé desnuda frente al gran espejo.
Entonces cubrí tus ojos para no ver ni sentir
la soledad de mi cuerpo floreciendo contigo.

El espejo
Versión de J.M. Montefogo

Fot. Tunguska.RdM 
Ritratto Allo Specchio. After Midnight

El espejo


Me vi con tus ojos a través del cristal
y, mirándome, sentí unas manos cálidas
tensando la piel de mis muslos
y obediente a tu deseo
me quedé desnuda frente al gran espejo.
Entonces cubrí tus ojos para no ver ni sentir
la soledad de mi cuerpo floreciendo contigo.

El espejo
Versión de J.M. Montefogo

Fot. Tunguska.RdM 
Ritratto Allo Specchio. After Midnight

Leyendo


La mano


A los pocos días de entrar en la fábrica, cuando pasaba para ir al baño, oyó que algunas compañeras murmuraban y del murmullo le quedó el desprecio: La leprosa.
Por su mano enguantada, la que durante años anteriores al guante supo esconder en la espalda o en la falda o en la nuca de algún compañero de baile.
No era lepra, no había caído ningún dedo y la intermitente picazón desaparecía pronto con el ungüento recetado. Pero era su mano enferma, a veces roja, otras con escamas blancas, era su mano y ya era costumbre quererla y mimarla como a un hijo débil, desvalido, que exigía un exceso de cariño. Dermatitis, había dicho el médico del Seguro. Era un hombre tranquilo, con anteojos de vidrios muy gruesos. “Le dirán muchas palabras y le recetarán nombres raros. Pero nadie sabe nada de eso para curarla. Para mí, no es contagioso. Y hasta diría que es psíquico”.
Y ella pensó que el viejo tenía razón porque, sin ser enana, su altura no correspondía a su edad; y su cara no llegaba a la fealdad, se detenía en lo vulgar, chata, redonda, ojos tan pequeños que su color desteñido no lograba mostrarse.
Así que para el baile de fin de año que ofreció el dueño de la fábrica para que los asalariados olvidaran por un tiempo sus salarios, consiguió comprarse un par de guantes que escondían las manos y trepaban hasta los codos.
Pero por miedo o desinterés nadie se acercó a invitarla a bailar y pasó la noche sentada y mirando.
Al amanecer, ya en su casa, tiró los largos guantes a un rincón y se desnudó, se lavó una y otra vez la mano enferma y en la cama, antes de apagar la luz, la estuvo sonriendo y besando. Y es posible que dijera en voz baja las ternuras y los apodos cariñosos que estuvo pensando. Se acomodó para el sueño y la mano, obediente y agradecida, fue resbalando por el vientre, acarició el vello y luego avanzó dos dedos para ahuyentar la desgracia y acompañar y provocar la dicha que le estaban dando.

Juan Carlos Onetti
La mano
Cuentos completos
Ed. Alfaguara, 2014

Fot. Bruce Nauman
From Hand to Mouth, 1967

domingo, 18 de marzo de 2018

Amor en el sanatorio




Una extraña ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa que anda mal de la cabeza,
una muchacha loca como los pájaros

traba la puerta de la noche con sus brazos, sus plumas.
Ceñida en la revuelta cama
alucina con nubes penetrantes esta casa a prueba de cielos

hasta alucina con sus pasos este cuarto de pesadilla.
libre como los muertos
o cabalga los océanos imaginarios del pabellón de hombres,

Ha llegado posesa
la que admite la alucinante luz a través del muro saltarín,
posesa por los cielos

ella duerme en el canal estrecho, hasta camina el polvo
hasta desvaría a gusto
sobre las mesas del manicomio adelgazadas por mis lágrimas.

Y tomado por la luz de sus brazos, al fin, mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.

Amor en el sanatorio
Trad. Elizabeth Azcona Cranwell

Solo hago las fotografías que me gustan


He hecho toda esta serie de retratos de grupo con luz frontal. Recuerdo que traté de mantener el fondo, ya fuera cielo, mar o dunas, muy simple. Evito las nubes del cielo para crear composiciones planas y sin profundidad.

Sólo hago las fotografías que me gustan.

Shōji Ueda

Fotografías


El silencio levantó el vuelo y apuntó
a las cosas y a sus secretas imágenes.
La máquina disparó al mundo,
iluminado por la luz de invierno;
los proyectiles lo alcanzaron
a ráfagas de imágenes fragmentarias:
fotografías.

Trabajo de la ceguera que elige
según una lenta preferencia;
con toda la parsimonia del mundo,
la mano le da al disparador
sobre las cosas fotografiadas,
apaga su encuadre,
elige y reencuentra un detalle.
El fragmento de un fragmento.

Pequeño tratado de las figuras
Versión de J.M. Montefogo

Winter, 1935

Plan de fuga


Plan de fuga

Ya que esto no tiene sentido, será mejor que nos pongamos de acuerdo y la próxima vez que salgamos huyendo el uno del otro no lo hagamos en la misma dirección.

Egolastra
La atracción del fracaso
Ed. Bubok, 2011

Fot. Dominique Issermann
Marc Bohan and Anne Rohart, 1985

El sanatorio


El tiempo coagulado
como sangre en venas de un muerto.
Vendas de hojas sin vida
envuelven cuerpos endurecidos.
(...)
En los tendones inmóviles
una brisa sopla
en interludios cortos.

Aparte, el silencio.


El sanatorio
Versión J.M. Montefogo


Silencio


SILENCIO

Mi padre solía decir:
–La gente superior no hace visitas largas.
No hace falta mostrarles la tumba de Longfellow,
ni las flores de vidrio en Harvard.
Son autosuficientes como el gato,
que se lleva a la presa a un lugar privado;
la cola del ratón colgando floja de la boca.
A veces disfrutan de la soledad
y pueden quedarse sin palabras
al escuchar palabras que disfruten.
El sentimiento más profundo emerge durante el silencio;
no en el silencio, sino en la prudencia. –
Y no era hipócrita al decir –Haz de mi casa tu posada–.
Una posada no es un domicilio.

Versión de Alejandro Abogado de la Serna.

Marianne Moore (1935)

sábado, 17 de marzo de 2018

Lo inefable


Las cosas no son todas tan palpables y decibles como nos querrían hacer creer casi siempre; la mayor parte de los hechos son indecibles.

Ed. Alianza, 2005
Trad. José María Valverde

Fot. Kishin Shinoyama

Santa deriva


un día ha de venir para quedarse,
y entonces cerrarás desarmado los ojos,
y en el reverso frío de tus párpados secos
con nitidez hiriente contemplarás al fin
el vuelo tortuoso sobre un cielo arrasado
de la negra libélula.

Ed. Visor, 2002


Vivir hambriento después


VIVIR HAMBRIENTO DESPUÉS

Las ninfas del agua que visitaron a Poseidón
le explicaron cuán poco deseaban copular
con los dioses. Salvo para descubrir
si era diferente, si existía
un mundo nuevo, otra dimensión en sus genitales.
En el viejo Pittsburgh soñábamos con una ciudad
donde las mujeres leían a Proust en el original francés,
y nos preguntábamos si conquistaríamos
un nuevo placer pagando a una puta
mil dólares por una noche. O una hora.
¿Sería diferente de verdad o solo
trucos y aparato? Me preocupaba que un gran
amor hiciera todo lo demás un exilio.
Resultó que estar juntos
en el ocaso de los olivares de Umbria
marcó desde entonces, de hecho, todo lo demás.


Rostro desleído


Rostro desleído en el agua
en el silencio
tanto peso en el pecho
tanta agua en la jarra
tanta sombra en el suelo
tanta sangre en la rampa
jamás se acaba
este sueño de cristal.

Versión de Octavio Paz

viernes, 16 de marzo de 2018

Sueños


Lo que al día le pido ya no es
que me cumpla los sueños, que me entregue
los deseos cumplidos de otros días,
porque al fin he aprendido que los sueños
son igual que las alas de un insecto
y al tocarlos el hombre se deshacen;
y es que un sueño al cumplirse es otra cosa
que no ayuda a volar.
Lo que al día le pido es ese sueño
que al rozarlo se parta en otros sueños
lo mismo que una bola de mercurio,
y que brille muy lejos de mis manos.
Lo que al día le pido empieza a ser
más difícil incluso de alcanzar
que los sueños cumplidos, porque exige
la fe antigua en los sueños.
Lo que al día le pido es solamente
un poco de esperanza, esa forma modesta
de la felicidad.


Citrons, 1930

Los miedos


(...) El miedo de que un pequeño hilo de lana que sale del ribete del cobertor sea duro, duro y penetrante como una aguja de acero; el miedo de que este pequeño botón de mi camisa de dormir sea más grande que mi cabeza, grande y pesado; el miedo de que esta miga de pan, que ahora cae de mi lecho, sea de vidrio y se haga astillas cuando toque el suelo; y la agobiante inquietud de que en realidad se ha de romper todo, todo para siempre; el miedo de que ese borde de una carta abierta sea algo prohibido, que nadie debe ver, algo indescriptiblemente precioso para lo cual ningún lugar de la habitación resulta completamente seguro; el miedo de tragarme, mientras estoy dormido, un trozo de carbón de la estufa; el miedo de que una cifra cualquiera comience a crecer en mi cerebro hasta no hallar en mí espacio para su expansión; el miedo de que sea de granito el lugar donde estoy acostado, de granito gris; el miedo de que se me escape un grito y todos se agolpen ante mi puerta y terminen derribándola; el miedo de llegar a traicionarme, de contar todo aquello de que tengo miedo, y el miedo de no poder decir nada porque todo es tan incierto; y los otros miedos... Los miedos.

Rainer Maria Rilke
Los apuntes de Malte Laurids Brigge
Ed. Alianza, 2010
Trad. Francisco Ayala

Pint. Nicola Samorì
In principio era la fine
Olio su tavola, 40x30 cm, 2016

Rostro perdido


LOS INACABADOS

Rostro que no dice que no ríe
que no dice ni sí ni no.
Monstruo.
Sombra.
Rostro que tiende,
que va,
que pasa,
que lentamente hacia nosotros brota…
Rostro perdido.

Henri Michaux

Pint. Nicola Samorì
Il corpo squisito
Olio su rame, 85x50 cm, 2017

El principio de asociación


XX
En el esfuerzo que uno hace por hallar su camino 
entre los contenidos de la memoria
(insiste Aristóteles)
es útil el principio de asociación:
«pasar rápidamente de un punto al siguiente.
Por ejemplo de leche a blanco,
de blanco a aire, de aire a húmedo,
tras lo cual uno recuerda el otoño 
en el supuesto de que esté tratando 
de recordar esa estación».

O suponiendo,
amable lector,
qué no estés tratando 
de recordar el otoño sino la libertad,
un principio de libertad que existió 
entre dos personas, pequeño y salvaje,
como son los principios, 
pero ¿cuáles son aquí las reglas?

Como él dice, 
la locura puede ponerse de moda.
Pasar entonces rápidamente
de un punto al siguiente,
Por ejemplo de pezón a duro,
de duro a cuarto de hotel,
de cuarto de hotel a la frase 
encontrada en una carta que escribió 
en un taxi el día que se cruzó 
con su mujer que iba caminando
por la otra acera, pero ella no le vio, 
se dirigía 
-así de ingeniosas son 
las combinaciones de ese estado de flujo 
que llamamos nuestra historia moral 
acaso no son tan claras casi 
como las fórmulas matemáticas
salvo que están escritas en el agua-
al juzgado
a presentar los documentos para el divorcio, 
una frase como qué sabor entre tus piernas.
Tras lo cual 
mediante esta facultad absolutamente divina, 
la «memoria de las palabras y las cosas»,
uno recuerda
la libertad.

¿Es eso yo? 
grita irrumpiendo el alma.

Almita, pobre animal incierto:

cuidado con este invento 
«siempre útil para aprender y vivir»
como dice Aristóteles, 
Aristóteles, que no tenía marido,
rara vez menciona la belleza
y es probable que de muñeca 
pasara rápidamente a esclava 
cuando trataba de recordar 
esposa.

Ed. Lumen, 2003
Trad. Ana Becciu

Mon Histoire avec les Pierres, 1999