domingo, 29 de abril de 2018

La rosa de los vientos


La rosa de los vientos

En inglés el guía decía: a wind-flower
y yo veía una anémona de madera frágil
en lugar de este rastro en la piedra del suelo
de una rosa de los vientos en los pétalos agudos de distancia
de flechas viniendo de lejos hacia el blanco inmóvil
de una nada vacía de la polvadera de todo

de "Las lágrimas de Cartago"
Versión de Víctor Bermúdez

Postal de El Escorial


Postal remitida por el poeta José Moreno Villa a su amigo Federico García Lorca, El Escorial, Agosto, 1922. 

Real Monasterio de El Escorial - Vista general, que lo muestra navegando por la estepa. Al paso de su quilla saltan las piedras y se fijan en el techo azul como lloronas estrellas. Todo es culpa de la cerveza, que tomaban Felipe, El Greco y Herrera

Geografía postal.
Las postales de las familias García Lorca y De los Ríos,
Ed. This Side Up, 2010.

sábado, 28 de abril de 2018

Nadie te había advertido


Nadie te había advertido 
que este baile podría durar tanto, 
tú has entrado como para participar 
en un juego que se puede dejar para 
volver a casa a comer o a dormir 
cuando llega la noche 
y la noche llega, 
pero las manos que te agarran 
te mantienen en el corro, no te sueltan, 
después de un discreto intento te rindes, 
continúas el juego, sigues sonriendo 
pero con otra sonrisa, 
aún no acabas de creer que va en serio 
a pesar de que el baile prosigue por la noche 
y que las sombras se mueven 
largas y duras como una carne negra, 
y el primer horror te golpea 
cuando por fin comprendes 
que era justo eso, tu propia vida, 
pero superas ese horror 
y decides que puedes vivir con él, 
y se desvanece cuando llega la primera alegría, 
después un segundo horror más grande 
y una alegría más grande 
y los pasos del baile prosiguen 
cada vez más profundos en días y noches, 
y tú te ríes y lloras 
las risas de todos y los llantos de todos, 
y bailas cada vez mejor, 
inventas nuevos pasos y sonríes.
Sonríes y sabes 
lo que sabes. 
Nadie te lo había advertido, al principio.

Nadie te había advertido
Versión J.M. Montefogo

Fot. Klaus Kampert

Belleza


Caracol.

Nada hay más hermoso que la danza de un macizo de bambúes en la brisa. Ninguna coreografía humana tiene la euritmia de una rama que se dibuja sobre el cielo.
Llego a preguntarme a veces si las formas superiores de la emoción estética no consistirán simplemente, en un supremo entendimiento de lo creado.
Un día los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema.

Alejo Carpentier

viernes, 27 de abril de 2018

Literatura en París


Mircea Eliade, Eugène Ionesco y Emil Cioran en París, 1980. 
Foto de Louis Monier

Jura


Jura cada cierto tiempo 
comenzar una vida mejor.
Pero cuando llega la noche 
con sus consejos,
con sus compromisos, 
con sus promesas...
cuando llega la noche 
con esa fuerza del cuerpo 
que necesita y pide,
hacia el mismo placer fatal, 
perdido, va de nuevo.

Jura
Versión J.M. Montefogo

100 portraits of Londoners

Jura


Jura cada cierto tiempo 
comenzar una vida mejor.
Pero cuando llega la noche 
con sus consejos,
con sus compromisos, 
con sus promesas...
cuando llega la noche 
con esa fuerza del cuerpo 
que necesita y pide,
hacia el mismo placer fatal, 
perdido, va de nuevo.

Jura
Versión J.M. Montefogo

100 portraits of Londoners

Es como una flor


Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
La flor piensa: «Es como una flor».

Julio Cortázar
Historias de cronopios y de famas
Ed. Alfaguara, 2017

jueves, 26 de abril de 2018

Retrato de una sombra


Retrato de una sombra

Tus ojos, huellas de luz de mis pasos;
tu frente, temida por el brillo de las dagas;
tus cejas, travesía de las pérdidas;
tus pestañas, mensajeros de cartas largas;
tus rizos, cuervos, cuervos, cuervos;
tus mejillas, campo de armas de la mañana,
tus labios, huéspedes tardíos;
tus hombros, estatua del olvido;
tus pechos, amigos de mis serpientes;
tus brazos, árboles ante la puerta del castillo;
tus manos, tablas de juramentos muertos;
tus caderas, pan y esperanza;
tu sexo, ley del incendio del bosque;
tus muslos, alas en el abismo;
tus rodillas, máscaras de tu cortesía;
tus pies, campos de batalla de las ideas;
tus plantas, gruta del fuego;
la huella de tu pie, el ojo de nuestra despedida.

Versión de José María Pérez Gay

Fot. Tim Walker 
 “Portrait of a Lady” 
for Love Magazine, 2016

Encuentro en un ascensor


ENCUENTRO EN UN ASCENSOR

Entramos en la cabina y nos quedamos solos los dos.
nos miramos sin hacer nada más.
Dos vidas, un instante, la plenitud, la felicidad...
En el quinto piso ella salió, y yo, que iba más arriba, 
comprendí que nunca volvería a verla,
que nos habíamos encontrado una vez, para siempre,
que aun habiéndola seguido lo hubiera hecho como un muerto 
y que si ella hubiera vuelto a mí
no hubiera vuelto más que del otro mundo.

de "Hamlet y otros poemas"
Barral Editores
Versión de Josef Forbelsky

Objetos


La mayoría de los objetos adquiere una gravedad inesperada cuando se convierten en las pertenencias de un muerto.

José Puerto
Café de máquina
Ed. Renacimiento, 2018

Fot. Patrick Gonzales
Tribute to Ingres

Trabajo inútil


Pues bien: porque es un trabajo inútil, por eso mismo debo hacerlo. Estoy harto de perseguir utilidades; hace ya demasiado tiempo que vivo apartado de mi propia espiritualidad, acorralado por las urgencias del mundo, y sólo lo inútil, lo desinteresado, me puede dar la libertad imprescindible para reencontrarme con lo que honestamente pienso que es la esencia de la vida, su sentido final, su razón de ser primera y última.

Mario Levrero
La novela luminosa
Ed. Debolsillo, 2016

Fot. August Sander
Magician. 1930.

martes, 24 de abril de 2018

La vida


La vida es una larga preparación para algo que nunca sucede. Dijo Yeats.

David Markson
La Soledad del Lector
Ed. La bestia equilátera, 2012
Trad. Laura Wittner

La luz no está en la luz


«La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.»

DÍAS DE OCTUBRE DE 1996

El amarillo, el verde, el encendido
rojo sólo para morir
bajo el tendido velo del otoño.

La luz no está en la luz, está en las cosas
que arden de luz tenaz bajo la lluvia.

Nada tiene más fuego en sus entrañas
que la melancolía ardiente de esta hora.

Nada tiene más fuego que la ausencia.

¿Llorar?
                                   Lloradme nunca.
                                                      Me he perdido
con el aire en las bóvedas tan bajas
de un cielo que, piadoso, me disuelve.

Ed. Galaxia Gutenberg, 2000

lunes, 23 de abril de 2018

En el año 9


En el año 9, Ovidio fue arrojado desde el puente Sublicius por Livio. Ha subido al puente del barco y mira la extensión blanca del mar, que brilla como el argentum brilla a los ojos de los mortales. Siente unas repentinas ganas de arrojarse desde el puente, como las mujeres hacían en mayo con los hombres sexagenarios. Busca con la mirada las maderas que flotan, los delfines, o el aspecto de una isla o de una roca. Ve a lo lejos, como un punto invisible, Tomis. Acaba allí el más personal de sus libros y morirá helado, cubierto de pieles, enfermo, como un náufrago en lo que ya no es sino gritos y luz. Ha sido ahogado. Se hunde y reaparece como un resto de ropa o un tallo de mimbre que las pequeñas olas acometen. El olvido es el océano. El olvido es más vasto que lo real porque los animales, las plantas y los astros lo conocen. El más bello de los libros de Ovidio son las "Tristes".

Pascal Quignard
Pequeños tratados II
Ed. Sexto Piso
Trad. Miguel Morey

O bebes, o te vas


Nada más insensato que una sabiduría a destiempo, ni nada más imprudente que una prudencia fuera de lugar. Obra mal el que no toma las cosas como vienen, el que no baja a andar por la calle, el que no quiere acordarse, al menos, de aquella sabia norma de los banquetes: “O bebes, o te vas”; o el que pretende que la comedia no sea comedia. Es, por el contrario, signo del hombre prudente, como mortal que es, no querer una sabiduría superior a su condición humana común, estar dispuesto a hacer la vista gorda, y a reírse de sus desaciertos con todos los demás.

Erasmo de Rotterdam
Elogio de la locura o encomio de la estulticia
Ed. Espasa, 2011
Trad. Pedro Voltes

Hermann Landshoff
The Bicyclers 1946

La vida


La vida es una larga preparación para algo que nunca sucede. Dijo Yeats.

David Markson
La Soledad del Lector
Ed. La bestia equilátera, 2012
Trad. Laura Wittner

Escribir


Porque contrariamente a lo que creen tantos, no se escribe para entretener, aunque la literatura sea de las cosas más entretenidas que hay, ni se escribe para eso que se llama “contar historias”, aunque la literatura está llena de relatos geniales. No. Se escribe para atar al lector, para adueñarse de él, para seducirlo, para subyugarlo, para entrar en el espíritu de otro y quedarse allí, para conmocionarlo, para conquistarlo…

Enrique Vila-Matas
Kassel no invita a la lógica
Ed. Seix Barral, 2014

Fot. Anne Arden McDonald

Leyendo


Leyendo en el parque, bajo la lluvia.
URSS, 1950s

Colgando textos


El Señor Jordà les desea un feliz Día del Libro

domingo, 22 de abril de 2018

El hombre imaginario


EL HOMBRE IMAGINARIO

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario


La verdad


La verdad es un relato contado por otro.

Lectores entre líneas
Ed. Mangos de hacha, 2012


La tentación del fracaso


Tenía el espíritu muy bien amueblado, pero daba la impresión de que no había terminado de pagar los muebles.

Julio Ramón Ribeyro
La tentación del fracaso
Ed. Seix Barral, 2003

sábado, 21 de abril de 2018

Consigo mismo


(...) En primer lugar, hablo de la amistad con uno mismo, pues así se establece una condición previa indispensable para cualquier teoría materialista y hedonista del amor: no enfadarse consigo mismo, no mantener relaciones mortíferas con la propia intimidad, no celebrar subterráneamente las pulsiones negativas del odio o del desprecio dirigidas contra la carne, no consentir las violencias que se vuelven contra uno mismo, no desfigurarse, no lacerarse el alma, no encenagarse en la maceración mórbida, en el asco visceral del propio ser, no dejarse vencer por las máquinas de guerra judeocristianas como el sentimiento de la falta, la impresión del pecado, el imperio de la culpabilidad, la espina en la carne.
(...) Sólo esta hospitalidad consigo mismo permite la hospitalidad con el otro.

Ed. Pre-Textos, 2008
Trad, Ximo Brotons

Fot. Eloīza Rozentāle

Sobre el amor



Sobre el amor

No importa dónde nace el amor
(los nacimientos son asuntos 
de registro o de parroquia)
pero sé que no dura al aire libre,
en ese prado aséptico con un molino al fondo.

Nace en cualquier parte
pero no prospera en la ilusión bucólica:
busca la complicación,
no el caos 
pero sí su orilla,
un cuerpo espeso de tejidos
y de material residual,
y busca sobre toda la armonía
que es donde, 
si nos descuidamos un instante,
muere por falta de necesidad.


Fotogramas de La Notte (1961)

El fondo


Nunca se advierte con bastante claridad el fondo sádico de la ternura.

Pascal Quignard
El sexo y el espanto
Ed. Minúscula, 2005
Trad. Ana Becciú

Mús. J. S. Bach, Concerto No. 5 in F-Minor (BWV 1056), Largo
Piano: Maria João Pires

Hermosa


Pienso en esa hermosa flor que se enciende en mi cuerpo. La hermosa, esa violenta flor del ridículo.

Blanca Varela

Julie Cockburn
Connect the dots



viernes, 20 de abril de 2018

Sin paraguas


Un hombre que ama
llueve
sobre una mujer
sin paraguas.

Primavera


A la orilla azul del agua,
la doncella Lo Fu, del país Qin,
recoge moras.
Sus manos blancas brillan
entre las verdes hojas.
Bajo el fulgor del sol,
luce aún más radiante su ropa de grana.
«Tengo que irme —dice—,
mis gusanos de seda tienen hambre.
Y usted, con sus cinco caballos,
no demore en volver a casa».



La melancolía


Homero puso en escena al primer melancólico con el personaje de Belerofonte. “Objeto de odio para los dioses, vagaba solo, sobre la llanura de Aleion, el corazón devorado por la pena, evitando las huellas de los hombres” (Ilíada, VI, 200). "Thymon katedon", comiendo su corazón, dice Homero. El epíteto homérico describe magníficamente la melancolía: la autofagia del cuerpo por el alma. El desdichado es un Narciso al que su reflejo devora.

Pascal Quignard
La melancolía romana
El sexo y el espanto
Ed. Minúscula, 2005
Trad. Ana Becciú

Fot. Eva Rubinstein

La melancolía


Homero puso en escena al primer melancólico con el personaje de Belerofonte. “Objeto de odio para los dioses, vagaba solo, sobre la llanura de Aleion, el corazón devorado por la pena, evitando las huellas de los hombres” (Ilíada, VI, 200). "Thymon katedon", comiendo su corazón, dice Homero. El epíteto homérico describe magníficamente la melancolía: la autofagia del cuerpo por el alma. El desdichado es un Narciso al que su reflejo devora.

Pascal Quignard
La melancolía romana
El sexo y el espanto
Ed. Minúscula, 2005
Trad. Ana Becciú

Fot. Eva Rubinstein

Se conocieron


Se conocieron en Florencia en 1880. Él tenía treinta y siete años, ella cuarenta. Ella era Constace Fenimore Woolson, una célebre escritora estadounidense de cuentos y ensayo. ¿Y él? Él era Henry James. Para su sorpresa, James se percató rápidamente de que ella era una mujer de gusto y buen juicio cuyas divisiones internas se asemejaban a las de él. Ella disfrutaba del prestigio, pero se guarecía en la oscuridad; temía la soledad, pero buscaba el aislamiento; deseaba abrir su corazón, pero acababa mostrándose esquiva. En una ocasión en que James estaba considerando alquilar un apartamento en Venecia, Constance le dijo: "No le imagino en el Gran Canal", y él replicó: "No. Mejor en algún lugar escondido. No importa demasiado dónde, siempre y cuando cueste encontrarlo y haya que recorrer muchos callejones sin salida para llegar". Hablaba por ella tanto como por él. Desde su primera juventud, Constance había estado construyendo una coraza de reservas defensivas; para cuando alcanzó la madurez, ya la tenía puesta; para cuando murió, la coraza la estaba asfixiando. 
Paseaban y hablaban; tomaban té y hablaban; iban a museos y hablaban. Hablaban de libros, hablaban de escritura, hablaban de la imaginación moral. El intercambio no era, huelga decirlo, personal en el sentido habitual del término, pero la honestidad intelectual que animaba su charla se traducía en una conversación que hacía que los dos se sintieran menos solos en el mundo. 
Sin duda, ella le dio más a él que él a ella. Constance se convirtió en su mejor lectora, en su interlocutora más inteligente, quien mejor entendía las cosas que no se decían ni se mencionaban. No podía decirse lo mismo de James, que se aprovechó flagrantemente de todo lo que no se habló entre ellos. Parece que él, casi por voluntad, nunca llegó a comprender la profundidad de la angustia de Constance; o, si lo hizo, escogió taparse los ojos con una mano para no mirarla de frente. Tal vez supiera que sí permitía que ese conocimiento penetrara en él, se vería obligado a rendir cuentas ante aquella amistad. Sobre todas las cosas, Henry James temía y odiaba verse obligado a rendir cuentas ante nada ni nadie.

Ed. Sexto Piso, 2018
Trad: Raquel Vicedo

jueves, 19 de abril de 2018

Brisa ligera


Brisa ligera;
la sombra de la glicina
apenas tiembla.



Interminable


La narración de lo que ocurre en cinco minutos podría ser interminable.

Thomas Mann
La montaña mágica
Ed. Edhasa, 2009
Trad. Isabel García Adánez

Fot. Isa Marcelli

Caza en el tiempo


CAZA EN EL TIEMPO 

Siento que soy la presa
pero no sé de quién,
pues las alas y las garras que descienden
sobre mí,
y me encadenan a la sombra
mucho antes de alcanzarme
carecen de nombre.
Sólo la frescura del aire dibuja
la amenaza que se acerca
con cruda y voluptuosa lentitud.
Sé que no hay salvación, pero
tampoco sé qué sería la salvación.
Si intento huir, la sombra también cambia
amoldándose a mi horizonte como las nubes,
feroz y protectora en su cuidado
de no perderme, presa de otro.
En la espera, los sobresaltos se confunden,
el pavor se mezcla plácidamente en el misterio,
desentrañar su enigma será mi sino:
tengo que vivir hasta que encuentre la respuesta
un tiempo igual al tiempo de la caza
en el que, al menos, sé que soy la presa.

De Mi patria A4 
Ed. Pre-Textos
Traducción de Viorica Patea y Antonio Colinas

Ilustración: The Balance 1918. 
Original wood engraving by Frederick Carter

Interminable


La narración de lo que ocurre en cinco minutos podría ser interminable.

Thomas Mann
La montaña mágica
Ed. Edhasa, 2009
Trad. Isabel García Adánez

Fot. Isa Marcelli

Sensaciones


Nunca he sido capaz de hablar como pienso, con nadie. Con la mayoría de la gente sólo se puede hablar de las ideas, no sobre el canal por el que estas ideas pasan, la atmósfera en la que se bañan, la esencia sutil que se escapa cuando uno se viste de ellas. La mayoría de las veces, no me siento con ganas de hablar sobre las ideas de todos modos. Estoy más interesada en las sensaciones.

Anaïs Nin
Ed. Siruela, 2014
Trad. José Luis Fernández-Villanueva

Fot. The secret eye
Fräulein Vaalea, 2017

Patria


Estocolmo, 21.12.1957
Bergsundstrand 23

Mi querido y estimado Poeta Paul Celan,
Su carta ha sido una de las mayores alegrías de mi vida. Usted sabe de mis cosas, las tiene consigo, así que tengo una patria.

Nelly Sachs
Correspondencia: Nelly Sachs - Paul Celan
Ed. Trotta, 2007
Edición de Barbara Wiedemann
Traducción de Antonio Javier Bueno Tubía

Fot. Claude Cahun, autorretrato, 1932

Intimidad



Tendemos a asociar intimidad con cercanía y cercanía con cierta cantidad de experiencias compartidas. Sin embargo, en realidad, dos completos desconocidos, que nunca se van a decir una palabra, pueden compartir una intimidad. Una intimidad contenida en el intercambio de miradas, en un asentimiento con la cabeza, una sonrisa, un encogerse de hombros. Una cercanía que dura minutos o lo que dura una canción que se canta o que se escucha juntos. Un acuerdo respecto de la vida. Un acuerdo sin cláusulas. Una conclusión espontáneamente compartida entre las historias no contadas que se reúnen en torno a la canción.

John Berger
Apuntes sobre una canción

martes, 17 de abril de 2018

Hacían cola los sueños


Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba: -Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que le va a gustar. Hacían la cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados, pero Helena reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar.

Eduardo Galeano
Los sueños de Helena
Ed. Libros del zorro rojo, 2011

Fot. Sally Mann

Frotar


Frotar dos cuerpos como pedernales 
hasta que la infinitud chispea en su tormento.

Ed. Acantilado, 2004
Trad. Adán Kovacsics

Lo decisivo


Lo decisivo jamás se muestra, ni siquiera se comunica, o no en su momento; al contrario, se esconde y se silencia siempre, o durante muchísimo tiempo: si acaso se cuenta cuando ya no interesa, cuando es pasado remoto, y a la gente el pasado le trae sin cuidado, cree que no le afecta y que no puede cambiarse, y lleva razón en esto último.

Javier Marías
Berta Isla
Ed. Alfaguara, 2017

Fot. Adolf Fassbender

Mentiras


No hay mentiras más seductoras que aquellas que utilizamos para consolarnos.

Laila Lalami

Fot. Josef Sudek


Brillante estrella


¡Brillante estrella!, si fuera tan constante como tú,
no viviría en solitario esplendor en lo alto de la noche
vigilando, con los párpados infinitamente abiertos,
como el ermitaño insomne y paciente de la naturaleza. 

Ni como las inquietas aguas en su labor sacerdotal 
de pura ablución de las humanas costas de la tierra,
ni mirando la nueva y suave máscara caída, 
de la nieve sobre las montañas y los páramos;

no,sin embargo, aún constante, aún inmutable ,
descansando en el maduro pecho del bello amor,
sintiendo para siempre su mullido aliento,

despierto para siempre con suave inquietud,
quieto, quieto para escuchar su tierna respiración,
y así vivir siempre o si no, desvanecerme en la muerte.

(Octubre y noviembre de 1819)

Ed. Visor de Poesía
Trad: José María Martín Triana

Humo


Su cuerpo existía donde él la tocó. 
El resto de ella era humo.


lunes, 16 de abril de 2018

Hay que leer siempre lápiz en mano


Hay que leer siempre lápiz en mano. En efecto. Y lo repito: casi es posible definir al judío como aquel que siempre lee lápiz en mano porque está convencido de ser capaz de escribir un libro mejor que el que está leyendo. Es una de las grandes arrogancias culturales de mi pequeño y trágico pueblo.
Hay que tomar notas, hay que subrayar, hay que luchar contra el texto, escribiendo al margen: “¡Qué estupideces! ¡Vaya ideas!”. No hay nada tan fascinante como las notas marginales de los grandes escritores. Es un diálogo vivo. Erasmo dijo: “El que no tiene libros destrozados es que no los ha leído”.

George Steiner
Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler
Ed. Siruela, 2018
Trad. Julio Baquero

Fot. The Metamorphosis, Franz Kafka, 1915
First page annotations by Vladimir Nabokov

Hay que leer siempre lápiz en mano


Hay que leer siempre lápiz en mano. En efecto. Y lo repito: casi es posible definir al judío como aquel que siempre lee lápiz en mano porque está convencido de ser capaz de escribir un libro mejor que el que está leyendo. Es una de las grandes arrogancias culturales de mi pequeño y trágico pueblo.
Hay que tomar notas, hay que subrayar, hay que luchar contra el texto, escribiendo al margen: “¡Qué estupideces! ¡Vaya ideas!”. No hay nada tan fascinante como las notas marginales de los grandes escritores. Es un diálogo vivo. Erasmo dijo: “El que no tiene libros destrozados es que no los ha leído”.

George Steiner
Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler
Ed. Siruela, 2018
Trad. Julio Baquero

Fot. The Metamorphosis, Franz Kafka, 1915
First page annotations by Vladimir Nabokov