sábado, 21 de abril de 2018

Consigo mismo


(...) En primer lugar, hablo de la amistad con uno mismo, pues así se establece una condición previa indispensable para cualquier teoría materialista y hedonista del amor: no enfadarse consigo mismo, no mantener relaciones mortíferas con la propia intimidad, no celebrar subterráneamente las pulsiones negativas del odio o del desprecio dirigidas contra la carne, no consentir las violencias que se vuelven contra uno mismo, no desfigurarse, no lacerarse el alma, no encenagarse en la maceración mórbida, en el asco visceral del propio ser, no dejarse vencer por las máquinas de guerra judeocristianas como el sentimiento de la falta, la impresión del pecado, el imperio de la culpabilidad, la espina en la carne.
(...) Sólo esta hospitalidad consigo mismo permite la hospitalidad con el otro.

Ed. Pre-Textos, 2008
Trad, Ximo Brotons

Fot. Eloīza Rozentāle