sábado, 28 de abril de 2018

Nadie te había advertido


Nadie te había advertido 
que este baile podría durar tanto, 
tú has entrado como para participar 
en un juego que se puede dejar para 
volver a casa a comer o a dormir 
cuando llega la noche 
y la noche llega, 
pero las manos que te agarran 
te mantienen en el corro, no te sueltan, 
después de un discreto intento te rindes, 
continúas el juego, sigues sonriendo 
pero con otra sonrisa, 
aún no acabas de creer que va en serio 
a pesar de que el baile prosigue por la noche 
y que las sombras se mueven 
largas y duras como una carne negra, 
y el primer horror te golpea 
cuando por fin comprendes 
que era justo eso, tu propia vida, 
pero superas ese horror 
y decides que puedes vivir con él, 
y se desvanece cuando llega la primera alegría, 
después un segundo horror más grande 
y una alegría más grande 
y los pasos del baile prosiguen 
cada vez más profundos en días y noches, 
y tú te ríes y lloras 
las risas de todos y los llantos de todos, 
y bailas cada vez mejor, 
inventas nuevos pasos y sonríes.
Sonríes y sabes 
lo que sabes. 
Nadie te lo había advertido, al principio.

Nadie te había advertido
Versión J.M. Montefogo

Fot. Klaus Kampert