jueves, 30 de noviembre de 2017

Cuántas veces


La muerte siempre está en camino, pero el hecho de que no sepamos cuando llegará parece restarle finitud a la vida. Lo que odiamos tanto es esa terrible precisión. Pero como no sabemos, nos toca creer que la vida es un pozo sin fondo. Sin embargo, las cosas ocurren solo un determinado número de veces, en realidad, muy pocas. ¿Cuántas veces más recordarás cierta tarde de tu infancia, una tarde que forma una parte tan entrañable de tu ser que ni siquiera puedes imaginar la vida sin ella? Quizá cuatro o cinco veces más. Quizás ni eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena? Quizás veinte. Y sin embargo todo parece ilimitado.

Paul Bowles
El cielo protector
Ed. Seix Barral, 2010
Trad. Nicole d'Amonville

Fot. Alberto Korda
Cuba 1959

Estábamos


Yo estaba en ella, y ella estaba en mí. La amaba porque era distinta, porque no tenía nada que ver conmigo, porque no conseguía entenderla.

Lucía Etxebarria
Beatriz y los cuerpos celestes
Ed. Destino, 2006

Que cada palabra lleve lo que dice


Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.
No he de proferir adornada falsedad 
ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. 
Pero estamos aquí para decir verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. 
Debo llevar en peso mis palabras. 
Me poseen
tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, 
tú que me conoces, 
mi mentira, 
señálame la impostura,
restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojos, espérame en la noche 
y divísame, escrútame, sacúdeme.

Ars poética

Ya no eres más que un ojo


Ya no eres más que un ojo. Un ojo inmenso y fijo, que lo ve todo, tanto su cuerpo desplomado como a ti, mirándote mirar, como si estuviera completamente girado dentro de su órbita y te contemplara sin decir nada, a ti, el interior de ti, tu interior negro, vacío, glauco, aterrado, impotente. Te mira y te paraliza. Nunca dejarás de verte. No puedes hacer nada, no puedes escaparte, no puedes escapar a tu mirada, no podrás nunca: aunque lograras dormirte tan profundamente que ningún sobresalto, ninguna llamada, ninguna quemadura pudieran despertarte, seguiría estando allí ese ojo, tu ojo, que no se cerrará jamás, que no se dormirá jamás.
Te ves, te ves verte, te miras mirarte. Aunque te despertaras, tu visión permanecería idéntica, inmutable. Aunque lograras añadirte miles, millones de párpados, estaría todavía, detrás, ese ojo, para verte. No estás dormido, pero el sueño ya no vendrá. No estás despierto y no te despertarás jamás. No estás muerto y ni siquiera la muerte sería capaz de liberarte.

Georges Perec
Un hombre que duerme
Ed. Impedimenta, 2009
Trad. Mercedes Cebrián

Fot. Val Telberg, 1948

Fe de erratas


FE DE ERRATAS

Donde dice un gran barco blanco
debe decir nube
donde dice gris
debe decir un país lejano y olvidado
donde dice aroma
debe decir madre mía querida
donde dice César
debe decir muerto ya reventando
donde dice abril
puede decir árbol o columna o fuego
pero donde dice espalda
donde dice idioma
donde dice extraño amor aquel
debe decir naufragio
en letras grandes.

de "La Sagrada familia"
México, 1950's

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Tiempo es


Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.

De "La arena de las urnas" 1948
Versión de José Ángel Valente

Oboe Concerto in D Minor - 2nd Movement


Gritos


Quieto por fuera,
inquieto por dentro,
ensaya signos a oscuras.
Sombras mudas de palabras,
son gritos de silencio.

Presagio


En el ámbito de una celda
se ahoga la inmensidad cruel
de un marinero a merced de la calma.

Jergón y jofaina presagian
una tormenta que no llega.


Memoria


Luchamos por fijar nuestro anhelo,
Como si hubiera alguien, más fuerte que nosotros,
Que tuviera en memoria nuestro olvido.

Himno a la tristeza

Palabras


De escogidas, profundas, solitarias
. . . . . palabras he vivido. De los bardos
. . . . . . . . . . . del mundo, las movientes
palabras solitarias.

. . . . . . . . ¿Así podría morir?

Cuando cae la carne de las grandes
. . . . . palabras solitarias,
. . . . . . . . . . . cuando cae la carne
de los frutos –oh carne–

. . . . . . . . estoy adentro.

"El Andariego. Poemas 1944-1980"
Fondo de Cultura Económica.

Nude (Detail ), 1920s

martes, 28 de noviembre de 2017

Por ahí, en un rincón


Parecía uno de esos mendigos que de tanto estar consigo mismos olvidan incluso pedir limosna y se quedan ahí, en un rincón, suspendidos en la nada.

Mario Mendoza
Los hombres invisibles
Ed. Seix Barral, 2007

Fot. Justin Novak

Lo innominado



Lo innominado

Lo sabíamos ambos,
por eso era superfluo repetirlo -también eso sabíamos-,
aunque a veces la noche se encarnizara en darnos
las palabras más bellas, por si acaso crecían.
Esas veces que faltaba un mal minuto
para que hubiese chispas rodando por el suelo,
y había que apartar los ojos, y amarrarse
los lazos casi sueltos de la triste cordura.

Porque también sabíamos que era cosa de locos,
desvarío extremado (aunque, sí, delicioso)
y que era necesario extirparlo de golpe,
o sacarle los ojos, o cortarle las manos,
para que no saliese
a la luz y mostrase
su inocencia perfecta, que no iba a entender nadie.

De "Elogio a la mala yerba"
Ed. Visor, 1996

Capítulo aparte


En el libro de la boca, la sonrisa es un capítulo aparte.

Carlos Edmundo de Ory
Los aerolitos

Pint. Henri Lehmann

Escoger


Ahí estaba, la insinuación misteriosa y para mí novedosa de que escoger no hacer algo demostraba, a la larga, más sabiduría y amor propio que hacerlo.

Alice Munro
La vida de las mujeres
Ed. Debolsillo, 2017
Trad. Aurora Echevarría

Collage: Daisy Bennett

Era


Ella era un baile de verano en el cruce de caminos.
Era un juego de naipes en el que una nariz salía rota.
Era una canción que nadie cantaba.
Era una casa registrada por soldados.
Era un idioma no hablado casi nunca.
Era el bolso de una niña, lleno de cosas inútiles.

Muerte de una mujer irlandesa

Fot. Alyssa Monks

Herbario


CINCO
Anís estrellado contra mi corazón.
La vida juega con las formas
nosotros somos nuestro propio accidente.
.
Estoy de viaje. Llueve. Lentamente. Y se derraman las connotaciones. Es el apogeo de la primavera y los brotes relucen. De alguna manera siento como si estuviera en casa. No voy de paseo porque prometí recoger las semillas de Illicium verum, que abre sus flores en esta estación. Ellas ofrecen la esencia para un poderoso remedio. Beber su infusión a diario aumenta la clarividencia y permite percibir acontecimientos futuros. Aunque esta vez creo intuir el pulso de las cosas.
.
El manzano (Pyrusmalus) es bello en todas las estaciones. Ya lo supo Mondrian después de pintarlo. El que estoy contemplando es muy pequeño y está lleno de líneas y curvas. El cielo tiene el color de la primavera pero el árbol tiene todas sus flores ocultas. Se ofrece misterioso y abstracto para que se lo pueda imaginar con frutos liláceos.

Juliana Bonacci
Herbario
Zindo & Gafuri Ediciones 2015

Fotograma de "Romance sentimental" 1930

Es mi noche tan breve


En mi noche, tan breve, ¡ay!
El viento está a punto de encontrar las hojas.
Mi noche tan breve está llena de devastadora angustia
¡Escucha! ¿Oyes los susurros de las sombras?
Esta infelicidad que siento ajena a mí
Estoy acostumbrada a la desesperación
¡Escucha! ¿Oyes los susurros de las sombras?
Allí, en la noche, algo está ocurriendo.
La luna está roja e inquieta.
Y, agarrada a este tejado
podría derrumbarse en cualquier momento.
Las nubes, como una multitud de mujeres de luto,
esperan el nacimiento de la lluvia.
Un segundo, y luego nada.
A través de esta ventana,
la noche tiembla
y la tierra deja de girar.
A través de esta ventana, un extraño se preocupa por
mí y por ti.
Tú, en nuestro césped,
pon tus manos -aquellos abrasadores recuerdos-
en mis tiernas manos
y pon tus labios, llenos de calor vital
en contacto con mis tiernos labios.
¡El viento nos llevará!
¡El viento nos llevará!


Fot. anónima de la autora

lunes, 27 de noviembre de 2017

Un momento de contemplación


Tiene que haber un momento del día
en que el hombre que hace planes olvide sus planes
y actúe como si no tuviera plan alguno.
Tiene que haber un momento del día
en que el hombre que tiene que hablar guarde silencio,
deje de dar forma a teorías en su mente
y se pregunte a sí mismo:
¿Acaso tiene algún sentido?

Un momento de contemplación

Así funciona


Una vez que comprendes que no necesitas a nadie, puedes ocuparte de ti mismo.

Nunca sentí la necesidad de no ser sincera, ya no tenía nada que perder.

Si alguien te pregunta cómo estás, en teoría tienes que decir sin más "bien". No esperan que digas que anoche te quedaste dormida llorando porque llevabas dos días seguidos sin hablar con otra persona. "Bien" es lo que se espera de ti. [...] Hoy en día la soledad es el nuevo cáncer: algo vergonzoso, bochornoso, que tú misma te infringes si bien de un modo poco claro. Algo temible e incurable, tan espantoso que no te atreves a mencionar; la gente no quiere oír la palabra en voz alta, por miedo a verse también infectada, o a tentar a la suerte y que caiga sobre ellos un horror similar.

Lo intentaba con todas mis fuerzas, pero no encajaba. Al parecer no existía un hueco social con forma de Eleanor.

No sabía cómo hacerlo mejor. Era incapaz de resolver mi propio acertijo.

He ido a la peluquería y después a varias tiendas de moda ¿Es así como funciona la integración social? ¿Pintarse los labios, ir a la peluquería y tener mucha ropa para ir alternando?

Siempre que no tengo claro cuál es el mejor curso de acción, me pregunto: "¿Qué haría un hurón?" o "¿Cómo respondería una salamandra ante esta situación?". Y siempre, sin falta, encuentro la respuesta correcta.


Gail Honeyman
Eleanor Oliphant está perfectamente
Roca Libros, 2017
Trad. Julia Osuna

Foto src. myvintagevogue.com

Deducciones


A los tres años, uno es un marciano. Resulta apasionante pero terrorífico ser un marciano recién llegado a la Tierra. Uno observa los fenómenos inéditos, opacos. No posee ninguna llave. Hay que inventarse leyes a partir de estas únicas observaciones. Hay que ser aristotélico las veinticuatro horas del día, lo cual resulta particularmente extenuante cuando uno nunca ha oído hablar de los griegos.

Amélie Nothomb
Metafísica de los tubos
Anagrama, 2001
Trad. Sergi Pàmies

Aprender


Aprender era un placer intenso. Aprender equivalía a nacer. Se tenga la edad que se tenga, el cuerpo experimenta entonces una especie de expansión. De repente la sangre fluye mejor en el cerebro, detrás de los ojos, en las yemas de los dedos, en la parte superior del torso, en la parte baja del vientre, en todas partes. El universo se dilata: de pronto se abre una puerta donde no había puerta alguna y el cuerpo se abre con esa misma puerta. El cuerpo antiguo se convierte en otro cuerpo. Un país desconocido se extiende o avanza a toda velocidad y crecemos con lo que crece. Todo lo conocido cobra un nuevo sentido, atrae una nueva luz, y todo lo que hemos abandonado regresa de repente a la nueva tierra con un nuevo relieve todavía inexpresable, porque no era posible preverlo. Esta metamorfosis se describe en todos los héroes de todos los cuentos antiguos, y quizá sea eso lo que suscita cada tres o cuatro noches la irresistible atracción que la lectura de uno de esos pequeños mitos tiene para mí: tanto en la lectura del cuento como en el propio cuento se liberan ciertas fuerzas. Unas pocas palabras susurradas por hadas o animales se convierten en poderosos gestos o miradas semánticos. Esas palabras casi se convierten en manos que inventan realmente a su presa, inventando a su vez una aprehensión completamente nueva: un bastón, un arco, un lazo, un ladrillo, una fronda, una barca, un caballo. Las nuevas armas, inventando sus nuevas presas, engendran nuevas astucias, dan lugar a nuevos cazadores. Desafíos que no conciernen a nadie se descubren de pronto en el azar de una consecuencia que no habíamos buscado. Eso es aprender. Caen las barreras y, al caer, desaparecen las distancias. Eso es aprender. La oscuridad del bosque se desvanece. Aumenta el recorrido del viaje. No hay que enseñar a quien no siente alegría de aprender. Apasionarse por lo que es otro, amar, aprender, es lo mismo.

Pascal Quignard
Vida secreta
Ed. Espasa, 2004

Fot. David John
More experimentation

Canción de cuna


CANCIÓN DE CUNA.

Duerme, amor, pon tu cabeza,
tan humana, en mi infiel brazo.
Quema el tiempo con sus fiebres
la belleza irrepetible de
la niñez pensativa -la tumba 
nos demuestra que es efímera-:
pero descansa hasta el alba
en mis brazos la criatura,
mortal, culpable. A mis ojos, 
absolutamente bella.
No hay frontera entre alma y cuerpo:
a los amantes, echados 
en su falda tolerante
hasta el desmayo vulgar,
Venus les enseña en serio
una unión que no es del mundo,
amor y espera absoluta,
mientras visiones abstractas
entre rocas y glaciares
llevan al eremita el éxtasis carnal. 
Fidelidad y constancia
pasan al sonar las doce
como tañe una campana,
y los locos con tribuna
gritan su sermón de siempre.
Cada céntimo del precio
los temibles vaticinios 
pagaré, pero esta noche
ni un susurro va a faltar,
ni un pensamiento, ni un beso.
La ilusión nocturna muere:
que te roce el viento al alba 
la cabeza soñadora
y bendigas, dulce, el día
con los ojos y el corazón,
y el mundo mortal te baste;
y el seco mediodía no te sorprenda
sin la fuerza de un alimento involuntario,
y que, en las noches amargas,
todo amor humano te guarde.

Versión de Álvaro García.


El tiempo


La única función del tiempo es consumirse; arde sin dejar cenizas.

Elsa Triolet

Fot. anónima de la autora

domingo, 26 de noviembre de 2017

Deseo


TE DESEO

Te deseo primero que ames y que,
amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos y que,
incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles,
y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.

Y porque la vida es así, te deseo también que tengas
enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta para que,
algunas veces, te cuestiones tus propias certezas.

Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que en los momentos malos, cuando no quede nada más,
esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Igualmente te deseo que seas tolerante;
no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil,
sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer y su dolor
y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste,
no todo el año sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras que la risa diaria es buena,
que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras, con urgencia máxima,
por encima y a pesar de todo, que existen
y que te rodean seres oprimidos
tratados con injusticia, y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato, alimentes un pájaro
y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez por año pongas algo
de ese dinero enfrente de ti y digas: “Esto es mío”,
sólo para que quede claro quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno de tus afectos muera
pero que, si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que, siendo mujer, tengas un buen hombre
mañana y al día siguiente, y que cuando estéis exhaustos
y sonrientes, aún sobre amor para empezar de nuevo.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo nada más que desearte.


Charli Howard for "All Woman project I"

Desempolvar


Desempolvar

El polvo es verbal. Billones de partículas de dios sabe qué, que se depositan sobre toda superficie, en cada rincón. Engendrando bichos que, debajo del microscopio, se convierten en monstruos grotescos y aterradores. Polvo que se acumula inadvertido e invisible hasta que llega el día en que se lo percibe, y entonces, repentinamente, uno se escucha decir que nunca se había dado cuenta de lo llena de polvo que estaba la casa. Polvo y telarañas. Telarañas no perturbadas por meses o incluso años. Ya pasa de castaño a oscuro. Compras un plumero, uno con mango telescópico. Lo abres y plumereas las paredes, debajo de los estantes altos, en los más inaccesibles rincones del salón. Lugares donde el plumero nunca sacó el polvo. Lugares en los que el polvo se apiló. Pasas el dedo por la saliente y lo sacas cubierto de suciedad de 1976. Polvo punk. Ahora es 2000. De lamer ese polvo, te preguntas, ¿te sabría al pasado? ¿El del polvo medieval, el del polvo romano, el antiguo polvo del crepúsculo celta? Recógelo y ofrécelo a la venta en vaso de colores. Polvo pagano, polvo de rinoceronte, polvo de dinosaurio. Polvo del milenio. Polvo removido con cepillo por los santos. Polvo de Cristo. Polvo de Buda. El polvo de nuestros ancestros. Desempolvar: si no fuera una metáfora del olvido podría ser un verbo feliz.

Richard Gwyn
de "Walking on bones"
Trad. de Jorge Fondebrider

Foto: Cuaderno de viaje de Annemarie Schwarzenbach

Dunas



Con dedos de pudor
exploramos las dunas del silencio.


Sefiní


Basta por esta noche
cierro la puerta
me pongo el saco
guardo los papelitos donde no hago sino hablar de ti
mentir sobre tu paradero
cuerpo que me has de temblar.

Dejemos esto en claro
si estoy triste estoy triste.
Estoy triste porque no llueve y porque estás lejos
Estoy triste porque el té esta frío y no encuentro las llaves de mi casa
y porque no encuentro ni mis llaves ni mis puertas
Estoy triste porque el aire susurra lejos
y se hace esperar igual que el futuro
estoy triste porque el destino me propuso
una llamada a los deseos imposibles
y me rehúso a negar la propuesta
y porque la vida se rehúsa a dejar que se vayan lejos
Estoy triste porque no puedo dejar de tener fe en el valor de los débiles y los cobardes
vale decir que venceremos
Estoy triste porque el mundo da sus vueltas
y yo me niego a darme la vuelta y mirar el pasado con ojos de solemnidad
y ganas de destierro
y por los que no pueden hacer las paces con mis antes y sus antes
lejanos hoy
estoy triste por aquellos que no me dejan descansar en sus olvidos
porque no puedo irme a algún lugar lejano sin dejar espacios vacíos
estoy triste porque eres humano y así te quiero
con tus fallas, tus arranques estrepitosos y tus cadencias eternas
estoy triste porque fallas
y porque aseguras mi muerte, y a veces mi vida
pero lo más importante
estoy triste porque no llueve
porque el té está frío
y porque hoy me voy de ti sin ojos solemnes ni ganas de destierro
y porque la nostalgia se hace esperar y no llega
si estoy triste estoy triste, no me convenzan de lo contrario.

Después de tanto tiempo ahí vuelvo a aparecer... esto es mio.

Sefiní

Atelier Uhlandstrasse, Berlin, 1961-62

El ahora


20. 
Amanecer azul, 
gotas de lluvia sobre el buzón amarillo, 
colegialas con calcetines cortos y blancos. 
El ahora está bien, pensé.

"El peso del mundo"
Trad. Víctor Canicio

Centro blanco (1950)

Entre la contingencia y la locura

  

Alrededor se expande el silencioso rastro de esa respuesta que no es más que otra pregunta, ese imposible vínculo entre lo perdidizo y lo nunca encontrado, entre lo insuficiente y lo absoluto. Entre la contingencia y la locura.

José Manuel Caballero Bonald

Fot. Anatol Knotek

Yacer en el fondo


Imaginemos ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quita la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y la necesidad, falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier sentimiento de afinidad humana; en el caso más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad. Comprenderéis ahora el doble significado del término «Campo de aniquilación», y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase: yacer en el fondo.

Primo Levi
Si esto es un hombre
Ed. El Aleph, 2013
Trad. Pilar Gómez Bedate

Fot. Alfred Eisenstaedt
Joseph Goebbels, en la Asamblea de la Liga de Naciones, Ginebra, Suiza, 1933.

Plan


El plan es simple:
no derribar ni construir,
sólo irte deshaciendo.

Hace triste
DVD Ediciones, 2010

Fot. Lago glaciar de Jokulsarlon, Islandia

sábado, 25 de noviembre de 2017

No es


NO ES

No es indiferente el lugar donde estamos.
Algunas estrellas se acercan entre sí peligrosamente.
También aquí abajo hay separaciones violentas de amantes
sólo para que el tiempo se acelere
con el latido de su corazón.

Las gentes sencillas son las únicas que no buscan la felicidad...

Versión de Clara Janés

viernes, 24 de noviembre de 2017

Manual de instrucciones


Manual de instrucciones para hacer el dolor (eso que también llamamos fallar).

Ante todo, no atenerse a ningún manual de instrucciones y evitar cualquier cálculo. Olvidemos la relación coste/beneficio. No ha de ser una prudente inversión, sino un todo o nada a la carta más alta.
El espacio, mejor sofocante y claustrofóbico, oscuro y fantasmal, reino de sombras sin cara. Mucho azufre en el pensamiento y el pudor en la bolsita para vómitos. La poesía en el estante y una navaja en la mano para rajar el doble fondo en la maleta de lo intocable.
Poner sal en las heridas y absolver todo pecado.
Disponerse a bucear a pulmón hasta adueñarse de las cuevas más escondidas de un mar oscuro. Ser anfibio y respirar por branquias. Abrir los ojos para escuchar y tener el oído dispuesto a verlo todo. Oler el tacto, tocar el gusto.
No abrir ventanas, reventarlas; tirarse al vacío y volar, perseguir abismos donde precipitarse. Y callarlo todo para explicarse.
Hacer del tiempo un naufragio y hablarse de madero a madero.
Es así como haremos de un descampado un lugar para la nostalgia.

Fot. Wacław Nowak

Agua


Una pareja joven caminaba media manzana delante de mi. El sol había asomado, radiante, después de un chaparrón y los árboles estaban lustrosos y empapados. De improviso, por pura exuberancia, supongo, el chico dio un salto y agarró una rama; una cortina de agua luminosa cayó, torrencial, sobre ellos y los dos rompieron a reír y salieron corriendo. La muchacha se sacudía el agua del pelo y del vestido como si estuviera algo disgustada, pero no era así. Fue algo hermoso de ver, como salido de una leyenda. No sé por qué he pensado en eso ahora si no es, quizá, porque en momentos así es fácil creer que el agua se creó principalmente para bendecir y sólo secundariamente para cultivar verduras o para hacer la colada.

Marilynne Robinson
Gilead
Ed. Galaxia Gutemberg, 2011
Trad. Montserrat Gurguí

Bolero


Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.

Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Bolero

Llanura


LLANURA 

Lago. 
El lago. 
Hundidas 
las orillas. Bajo la nube 
la grulla. Blancos brillan 
los milenios de los pueblos 
de pastores. Con el viento 

subí monte arriba.
Aquí viviré. Un cazador 
era yo pero me venció 
la hierba. 

Enséñame a hablar, hierba, 
enséñame a estar muerto y a escuchar, 
largamente, y a hablar, piedra, 
enséñame a permanecer, agua, 
y por mí, viento, no preguntes.

"País de sombras ríos."
Ediciones Linteo
Trad. Clara y Alfonsina Janés

Fot.  Unidentified (American) 1930s
Gelatin silver print image.

Leyendo

The Walking Library, London, ca. 1930s

El templo del acantilado


EL TEMPLO DEL ACANTILADO

I

Amplio portal brillante,
borde de roca,
rocas fijadas en salientes largos,
fijadas al oscuro, plateado granito,
a una roca más clara
-un corte limpio, blanco contra blanco.

Ninguna cabra, arriba
-arriba-, trepa, ni oveja alguna
pisa tu suave hierba;
te alzas, borde del mundo,
pilar celeste.

El mundo se elevó:
estamos junto al cielo;
sobre nosotros chillan los halcones,
planean las gaviotas
-el terrible oleaje queda mudo
desde este lugar.

Abajo, al filo de la roca,
donde la tierra es presa de fisuras
del roto acantilado,
un arbusto resiste al vendaval,
se dobla -pero huelen
sus blancas flores a esta altura.

Y bien abajo,
ruge el viento:
silba, retumba,
gruñe -aplasta la hierba
con su gran pie.

II

Dije:
¿debo seguirte siempre, siempre,
a través de las piedras?
Casi te alcanzo. Escapas:
corres más que mi mano.

Me asombraste.
Grité: querido, bello, misterioso
-pulpa blanca de mirto.

Me astillé y desgarré:
el sendero ascendía
más veloz que mis pies.

Si un demonio pudiera vengar este dolor,
le lloraría -si un fantasma pudiera,
gritaría, oh maldad,
sigue a este dios,
ríete de su mal y de su vicio.


III

¿Me tiro desde aquí,
salto, y así estaré contigo?
¿Me dejaré caer, amado, amado,
unidos los tobillos?
¿Te daría yo pena, oh pecho blanco?

Si despertara, ¿te daría pena,
se encontrarían nuestros ojos?

¿Te has dado cuenta,
sabes cómo subí por esta roca?
Falta de aliento, me incliné hacia fuera,
tambaleante entre los arrayanes.

Dios del acantilado, ¿te das cuenta
de lo lejos que están los bordes de tu casa,
cuánto tuve que andar?

IV

Sobre mí gira el viento.
Estuve ante tu puerta
y yo sé
que tú estás más allá,
más lejos todavía, en otro acantilado.




Leyendo


Madrid, 1932

Cita


CITA

Llevo
tal cantidad de vidas no narradas
debajo de mi falsa cabellera,
tal cantidad de fechas incumplidas.

No me digas jamás ni siempre.
Búscame.
Pues cómo de otro modo
iba a saber si estoy o si no he vuelto 
o cómo si he llegado o cómo cuánto
si el que ha llegado soy yo o el que me espera.

No encadenes a nadie al pie de nunca.

Ocúltame, solapa,
bajo el llanto tardío.


de "Interior con figuras"
Galaxia Gutenberg

jueves, 23 de noviembre de 2017

Eurídice


Eurídice

Éste es el círculo que trazo 
alrededor de tu cuerpo amado y perdido
para que cercada seas mía.

Éste es el canto de amor con que te hablo
para que escuchando seas mía.

Éste es el poema -engaño de tu rostro-
donde busco la abolición de la muerte.

Versión de Diana Bellessi

Mús: Gluck - Melody from Orpheus y Euridice
Svetlana Mitryaykina - flauta
Olga Andryushchenko - órgano

Extendió su mano


Extendió su mano,
y con un toque tierno
me dio la forma del cielo.
Extendió su lejanía,
y con un toque de ausencia
me hizo puesta de sol.

Nouara Lahrash
(Sétif, Argelia, 1970)

Fot. Hao Nhien

La última minucia


Aquello que otros hacen, aunque no
esté a la altura
de aquello que tú hiciste, te sobrepasará:
el tiempo es un patrón insensible que estrecha
fríamente la mano del que parte, y recibe
con los brazos abiertos, como dispuesto al vuelo,
a los recién llegados. La bienvenida ríe,
los adioses se marchan suspirando. No quieran
tus virtudes de antaño ganar hoy sus laureles.
La hermosura, el ingenio, la fortaleza física,
la nobleza, los méritos, la amistad, el amor,
la bondad… todo eso se halla preso del tiempo,
que lo injuria envidioso. Hay un rasgo común
a todos los mortales: es el elogio unánime
de la última minucia, aunque salga del molde
de las cosas pasadas. Y así, un poco de oro
sobre el polvo se aplaude más que el oro
empolvado.
Las miradas de ahora celebran lo de ahora.

de Troilo y Crésida III. III, 
en "Jardín circunmurado. Antología poética del teatro" 
Ed. Pre-Textos
selección y traducción de Christian Law Palacín

Desnuda


Cuando estás vestida,
nadie imagina
los mundos que escondes
bajo tus ropas.

Así, como en el día,
no tenemos noción
de los astros que lucen
en el profundo cielo.

Pero la noche se desnuda,
y, desnuda en la noche,
palpitan tus mundos
y los mundos de la noche.

Brillan tus rodillas
brilla tu ombligo
brilla toda tu
lira abdominal.

Tus senos exiguos.
Como dos frutos pequeños
en la rigidez
del tronco robusto.

Brillan. ¡Ah, tus senos!
¡Tus duros pezones!
¡Tu torso! ¡Tus flancos!
¡Ah, tus hombros!

Con la desnudez, tus ojos
también se desnudan;
tu mirar es más difuso,
más lento, más líquido.

Entonces, en ellos,
floto, nado, salto,
¡me sumerjo
perpendicular!

Bajo hasta lo más hondo
de tu ser, allá donde
me sonríe tu alma,
desnuda, desnuda, desnuda.