martes, 29 de abril de 2008

Sería mucho más fácil si no fuera así.

Porque contigo las carreteras son más rectas y el mar es más azul.

De hecho eres tú quien le da el sustantivo a la cosa. Sin ti no deja de ser todo un mero eso.

Contigo he sabido ponerle a las cosas género y número. Contigo he sido masculino y singular y conmigo has sido femenina y plural. Mujer de las mil caras con la pulvis licorada, diosa egipcia, puta y perra. Y dulcemente minúscula.

Me gusta quitarte el aire porque después te doy la vida. Me gusta pedirte más porque sabes darme exceso.

Te quiero.

Porque quiero que mueras por mí
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres.


Me gusta mirarte a los ojos.

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.


Y no te tengo
Y no me veo
Y no soy
Y no puedo
Vivir sin ti

Te jodes.

No deja de sonar una y otra vez el verano del 78

Vamos a dejarnos de puñetas.



El mujeriego

Demás de esto conviene guardar con diligencia todos los sentidos, mayormente los ojos, de ver cosas que te pueden causar peligro. Porque muchas veces mira el hombre sencillamente, y por la sola vista queda el ánima herida. Y porque el mirar inconsideradamente las mujeres, o inclina o ablanda la constancia del que las mira (...) Huye, pues, toda sospechosa compañía de mujeres, porque verlas daña los corazones; oírlas, los atrae; hablarles, los inflama; tocarlas, los estimula, y, finalmente, todo lo de ellas es lazo para los que tratan con ellas.

Fray Luis de Granada
Guía de pecadores


He amado a las mujeres, y debo confesar
que en muchas ocasiones
con ellas yo pequé de pensamiento,
palabra y omisión, pues con el tacto
he librado tan sólo las batallas corrientes,
-y alguna escaramuza, a qué mentir,
de muy dudoso gusto y gloria escasa-,
pero mi amor más fiel, el verdadero,
el que nunca me aburre, el que termina
amenazando un día mi constancia,
es siempre esa mujer, esa desconocida
de la que habla un amigo en un poema,
y que tantos dejamos, por desidia,
porque vamos con otra o por vergüenza,
pasar siempre de largo,
tan diferente siempre y siempre hermosa.
Y cuando alguna vez nos acercamos,
vencidos los temores, con qué prisa
su nombre cambia, baja y se concreta,
toma su rostro forma exacta, olvidan
muy pronto nuestros ojos su misterio,
pues la mano lo toca, y se deshace.

He amado a las mujeres, todavía las amo,
y sufro mucho al verlas alejarse,
espléndidas y ajenas, con sus hijos
de la mano, o aún con uniforme,
casi niñas -la nuca entre sudada
y el olor a colonia tras los juegos-,
o adolescentes casi, en esa edad
en que duermen inquietas si es verano.
Y todas con olores que nos hacen soñar,
en su belleza crueles, pues sólo esos olores,
extraños y envolventes,
al cabo han de dejar, si pasan cerca,
como un camino abierto en nuestras vidas.
Pero fui terco en el amor de algunas,
y es difícil así frecuentarlas a todas.

He amado a las mujeres, y por ellas sospecho
que quisiera perderme,
si tuviera dinero, y ayudaran un poco.

Vicente Gallego

Pint: Quentin Massys 
El cambista y su mujer, 1514

lunes, 28 de abril de 2008

Esclarecedor

Quentin Tarantino
Reservoir Dogs, escena inicial

Un poco de ácido...

Penúltimo encuentro


- Hola.
- Pasa, llegas tarde.
- No hay forma de aparcar en tu barrio…
- Por eso no tengo coche.
- Te sienta muy bien ese peinado…
- Me sienta muy bien estar sin ti. En cambio no puedo decir lo mismo de ti ¿Has vuelto a la comida basura?
- He vuelto a comer fuera todos los días.
- A tu chica no le gusta cocinar.
- ¿Qué has preparado tú?
- Algo rico, no te preocupes.
- Me encanta tu casa.
- A todo el mundo le gusta.
- Ya tienes lo que querías: un paraíso de orden, limpieza y buen gusto.
- Mi concepto del paraíso ha cambiado…
- ¿Ah si…?
- Si… Ahora es cualquier sitio donde no estés tú.
- ¡Si que has cambiado!
- No tanto como tú, has pasado de ser un dios griego a un gordito simpático.
- No empieces.
- Supongo que ahora te sería más difícil serme infiel.
- Nunca te fui infiel.
- Ya no tiene sentido que lo niegues.
- Ni tú que insistas. Está muy bueno el arroz…
- Gracias. No sabía que te gustara el arsénico.
- No seas cabrona.
- ¡Perdona!
- ¿Sabes? Follas mucho mejor de lo que cocinas…
- Eso no es nada nuevo…
- Depende, ahora cocinas aún peor que cuando estábamos casados. Si la regla es inversa, debes follar aún mejor.
- Siempre he follado muy bien, incluso follo mejor de lo que hago el amor.
- ¿Ahora lo diferencias?
- Ahora puedo comparar.
- Interesante ¿Y con que te quedas?
- Con una buena comida de coño.
- Sigues siendo una mujer decente con alma de puta.
- Lo sé.
- Y eres la mujer mas soberbia del mundo.
- También lo sé.
- ¿Me vas a dejar que te folle esta noche?
- Ya no me gusta tu olor…
- ¡Bésame!
- Juguemos a un juego ¿Te apetece?
- Sabes que sí…
- Hoy seré yo quien te penetre a ti.
- Mmmm…

Justo en ese instante un cuchillo de cocina atravesaba lenta y firmemente el pecho de él. Al principio entró suave, después la trayectoria se complicaba, casi se podía sentir como se iban desgarrando sus órganos vitales mientras, su cara de pavor, desprendía todo el miedo capaz de contener aquel cuerpo deshumanizado por el vicio de un enfermo mental adicto al sexo. Mientras ella le susurraba: -Sí, ahora follo mejor, pero ningún orgasmo me ha hecho disfrutar tanto como este momento.-

Una hija de puta con clase


Proyecto vital


Vivir una vida desapasionada y culta, al relente de las ideas, leyendo, soñando, y pensando en escribir, una vida suficientemente lenta como para estar siempre al borde del tedio, lo bastante meditada como para no encontrarse nunca con él. Vivir esa vida lejos de las emociones y de los sentimientos, sólo en el pensamiento de las emociones y en la emoción de los sentimientos. Quedarse estancado al sol, doradamente, como un lago oscuro rodeado de flores.

Fernando Pessoa
Libro del desasosiego

Pint: Balthus
Katia leyendo

domingo, 27 de abril de 2008

Cierra los ojos y escucha.

Maria Bethania
Onde Estará O Meu Amor

Dócil compañía



Siempre fue la tristeza
un dócil animal de compañía
con el que yo he jugado algunas tardes.
Sin apretar los dientes me estiraba del brazo,
paseaba conmigo, se sentaba a mis pies
en los fríos inviernos.
En los días aciagos, por probar su obediencia,
le lanzaba mi alma, y ella me la traía
dulcemente empapada en su aliento doméstico.
Siempre fue la tristeza
un dócil animal de compañía,
que hace tiempo ha adoptado
esta fea costumbre de morder a su amo.

Vicente Gallego

viernes, 25 de abril de 2008

jueves, 24 de abril de 2008

Si me necesitas, llámame



–Adiós –dijo ella. Y me abrazó. Yo le devolví el abrazo–. Me alegro por anoche. Los caballos. La charla. Todo. Ayuda. No lo olvidaremos –y empezó a llorar.
–Escríbeme, ¿quieres? –dije yo–. Nunca pensé que fuera a pasarnos. En todos estos años. Nunca lo pensé. Ni un sola vez. No a nosotros.
–Te escribiré. Mucho. Las cartas más largas que hayas visto desde las que me enviabas en el secundario.
–Las estaré esperando.
Ella me miró largamente y me acarició la cara. Entonces me dio la espalda y se alejó por la pista rumbo al avión.
Ve, mi más querida, y que Dios esté contigo.
Ella abordó el avión y yo me mantuve en mi lugar hasta que se encendieron los motores y la nave empezó a carretear por la pista y despegó sobre la bahía y se convirtió en una mancha en el horizonte.
Volví a la casa, estacioné el coche y miré las huellas que habían dejado los caballos la noche anterior, los trozos de pasto arrancado y las marcas de herraduras y los montones de bosta aquí y allá. Entonces entré en la casa y, sin sacarme el abrigo siquiera, levanté el teléfono y marqué el número de Susan.

Raymond Carver

So much beauty

R.I.P.

Ese amor
murió
sucumbió
está muerto
aniquilado    fenecido
finiquitado
occiso         perecido
obliterado
muerto
sepultado
entonces,

¿por qué late todavía?

Cristina Peri Rossi


Sam Mendes, American Beauty, 2000
Plastic bag scene

miércoles, 23 de abril de 2008

Silencio


DESPUÉS DEL AMOR

Después del amor
vino el silencio
grité toda mi voz.

Morimos juntos
muchas noches.
Incendiamos
recuerdos - voces.

Arañamos las
caricias ajenas.

Nos desnudamos
de otros.

Quedamos
frente a frente
en silencio
para siempre.


Renata Durán

martes, 22 de abril de 2008

Me duele la muela del juicio.



SI YO PUDIERA MORDER LA TIERRA TODA


Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.


Fernando Pessoa
Versión de Teodoro Llorente

Pintura: Francis Bacon
Variaciones sobre Inocencio X de Velázquez

domingo, 20 de abril de 2008

Autoeutanasia


Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar
más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.

Gloria Fuertes

viernes, 18 de abril de 2008

Microclima



Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.

Antonio Gamoneda

jueves, 10 de abril de 2008

Espiral




Y el final de todas nuestras exploraciones será llegar al lugar donde comenzamos y conocerlo por primera vez.

T. S. Eliot

Dib: Espiral de Fibonacci