Padre nuestro que estás en el cielo
Lleno de toda clase de problemas
Con el ceño fruncido
Como si fueras un hombre vulgar y corriente
No pienses más en nosotros.
Comprendemos que sufres
Porque no puedes arreglar las cosas.
Sabemos que el Demonio no te deja tranquilo
Desconstruyendo lo que tú construyes.
Él se ríe de ti
Pero nosotros lloramos contigo:
No te preocupes de sus risas diabólicas.
Padre nuestro que estás donde estás
Rodeado de ángeles desleales
Sinceramente: no sufras más por nosotros
Tienes que darte cuenta
De que los dioses no son infalibles
Y que nosotros perdonamos todo.
De La camisa de fuerza
Variación I
Señora mía que estás en el cuarto de baño
Leyendo la etiqueta del gel mientras estás sentada
Entornada la puerta
Como mujer corriente
Olvídate de mí.
Entiendo que tengas básicas necesidades
Y que obviarlas no puedas
Pero resultas patética
Mostrándote tan humana.
Me río de ti
Y voy en busca de Lilith:
Ella no es divina, solo súcubo nocturno.
Señora mía que estás donde estás
Prisionera de tu región abisal
Afirmaste que serías mi Diosa
Y aquí estás
En la taza sentada.
Sinceramente: no te perdono.
Variación: minúscula
Variación: minúscula
Fot. Marcus Henry