jueves, 6 de diciembre de 2007

Deseo y mirada




Para verte como yo quería había que empezar por cerrar los ojos.

Julio Cortázar

Sólo al borde del acto sexual, cuando han caído ya los principales obstáculos, se vuelve lánguida la mirada y favorece la actitud de abandono: los ojos permanecen justo lo bastante abiertos como para sugerir un acto que los haga cerrarse en beneficio del goce (...) los ojos tratan de expresar que uno esta dispuesto a prescindir de todo acto defensivo u ofensivo, y para ello la mirada se desvanece, se relaja, dispuesta a renunciar a su función habitual.

François Duyckaerts
La formación del vínculo sexual

Fot: Isabel Reitemeyer