Al preparar el mole, Tita supo en carne propia por qué el contacto con el fuego altera los elementos... por qué un pedazo de masa se convierte en tortilla, por qué un pecho, sin haber pasado por el fuego del amor es un pecho inerte, una bola de masa sin ninguna utilidad. En sólo unos instantes, Pedro había transformado los pechos de Tita, de castos a voluptuosos sin necesidad de tocarlos.
Laura Esquivel
Como agua para chocolate
Fot. Monika Ekiert Jezusek