viernes, 14 de diciembre de 2018

Una tregua


En general la soledad no me aterra. Y en pequeñas dosis hasta me distiende: las presencias que me son caras me fatigan el corazón. Me inquieto por un gesto, por un bostezo. Y para no ser inoportuna -o ridícula- debo callar mis aprensiones, reprimir mis impulsos. Pensar en ellos, de lejos, constituye una tregua que descansa.

Simone de Beauvoir
La mujer rota
Ed. Edhasa, 2001
Trad. Dolores Sierra

Fot. Laura Makabresku