jueves, 9 de octubre de 2008

Maldita memoria



(...) ¿Tengo que seguir fingiendo que te escribo? ¿Tengo que seguir mintiéndome que alguna vez vas a leer esto, como fingía interesarme en otras mujeres, para estar a la altura de lo que tú sentías o decías sentir por tu marido? A veces me hartaba, a veces prefería inventar historias, mentirte a ti antes que seguir engañándome, a veces no tenía ganas de fingir, con esas mujeres, no ya felicidad, sino simple placer o diversión, y entonces me despedía de ellas, de cualquiera, con palabras amables o gestos bruscos sabiendo que no volvería a llamarlas, buscando excusas para no causarles más dolor del necesario. Ahora, por momentos, me harto también de ti, de que estés siempre ahí, testigo desinteresado y forzoso de mi vida. Viéndome aunque no me mires, leyéndome aunque no me leas, convocada por mi escritura, ignorándome con la disimulada indiferencia de los espejos, que nos mienten fascinación mientras nos devuelven nuestra propia mirada. (...)

Ana María Shua
La muerte como efecto secundario

Pint: René Magritte
La Memoria, 1948