Hacer depender.
No hace el numen el que lo dora, sino el que lo adora.
El sagaz más quiere necesitados de sí que agradecidos.
Es robarle a la esperanza cortés fiar del agradecimiento villano, que lo que aquella es memoriosa es éste olvidadizo.
Más se saca de la dependencia que de la cortesía: vuelve luego las espaldas a la fuente el satisfecho, y la naranja exprimida cae del oro al lodo. Acabada la dependencia, acaba la correspondencia, y con ella la estimación.
Sea lección, y de prima en experiencia, entretenerla, no satisfacerla, conservando siempre en necesidad de sí aun al coronado patrón; pero no se ha de llegar al exceso de callar para que yerre, ni hacer incurable el daño ajeno por el provecho propio.
Baltasar Gracián
Oráculo manual y arte de prudencia, 1647
Ed. Cátedra, 2005
Fot. Jan Saudek
Deep Devotion of Veronika, 1994