jueves, 15 de noviembre de 2007

La mano


La mano se extiende,
pero a mitad de camino
la detiene una imagen.
Y se marcha entonces con ella,
no para poseerla,
sino tan sólo para entrar en su juego.

La mano ha comenzado a enamorarse en el camino
y así la posesión y el don se le escapan.
La mano ha cambiado su destino
por un vuelo que no es el vuelo del pájaro,
sino un abandono a las mareas que no tienen costa
o a los desequilibrios de una sabiduría diferente.

La mano ha renunciado a su objeto
y ha adquirido el valor de su distracción.

La mano ha renunciado a salvarse.

Roberto Juarroz
Séptima Poesía Vertical, 38

Fot. Luca Villanova