miércoles, 2 de octubre de 2019

Palabras


Cuando leo en italiano no suelo usar el diccionario, sólo un bolígrafo, para subrayar las palabras que no sé, las frases que me sorprenden.
Cuando encuentro una palabra nueva, llega el momento de decidir. Podría parar un momento para aprenderla, o anotarla y seguir, o ignorarla. Como ciertos rostros entre la gente que vemos a diario en la calle, ciertas palabras, por alguna razón, destacan y dejan una impresión en mí; otras permanecen en un segundo plano, insignificantes.
(...)
Cada día, leyendo, encuentro palabras nuevas. Algo que subrayar, para luego trasladarlo a la libreta. Me hace pensar en el jardinero que arranca las malas hierbas. Como el jardinero, sé que mi trabajo es, a fin de cuentas, un despropósito, algo desesperado; casi diría un trabajo propio de Sísifo. No es posible, para el jardinero, controlar a la perfección la naturaleza; del mismo modo, tampoco para mí es posible, por mucho que lo anhele, saber cada palabra italiana. Pero entre el jardinero y yo hay una diferencia sustancial: las malas hierbas, para el jardinero, no son algo deseado. Quiere erradicarlas, desecharlas.
Yo, en cambio, recojo las palabras. Quiero tenerlas en mis manos, poseerlas.
Cuando descubro un modo diferente de expresarme siento una especie de éxtasis. Las palabras desconocidas representan un abismo vertiginoso pero fecundo, un abismo que contiene todo lo que se me escapa, todo lo posible.

Jhumpa Lahiri
En otras palabras
Ed. Salamandra, 2019

Fot. Anna Paola Guerra