No tienes que ser bueno.
No tienes que andar de rodillas
cien millas a través del desierto, arrepintiéndote.
Solo tienes que dejar que el suave animal de tu cuerpo
ame lo que ama.
Háblame de la desesperación, tuya, y te contaré la mía.
Mientras tanto, el mundo continúa.
Mientras tanto, el sol y los pálidos guijarros de la lluvia
se están moviendo a través de los paisajes,
sobre las praderas y los árboles espesos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto, los gansos salvajes, en lo alto del aire limpio y azul,
se dirigen a casa de nuevo.
Quienquiera que seas, no importa lo solitario que seas,
el mundo se ofrece a tu imaginación.
te llama como los gansos salvajes, ásperos e inquietos,
una y otra vez anunciando tu lugar
en la familia de las cosas.
Gansos salvajes
Trad. y ver. J. M. Montefogo
Trad. y ver. J. M. Montefogo
Fot. Mary Oliver raising a glass at her home,
Pembroke Lodge, Richmond [1930s]
by Eileen Agar