Para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo. Esto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede; y trata de vivir su vida como si la contara.
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Cuando uno vive, no sucede nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, eso es todo. Nunca hay comienzos. Tampoco hay fin. Y, además, todo se parece.
Esto es vivir. Pero al contar la vida, todo cambia.
Ed. Alianza, 2011
Trad. Aurora Bernárdez
Fot. Keystone-FranceTwo People Relaxing On Seine Border On August, 1938