El agua no ofrece resistencia. El agua fluye. Cuando hundes tu mano en ella, todo lo que sientes es una caricia. El agua no es un muro, no te detendrá. Pero el agua siempre va donde quiere ir, y al final nada se le puede resistir. El agua es paciente. El lento goteo acaba por desgastar una roca. Recuerda eso. Recuerda que más de la mitad de ti es agua. Si no puedes atravesar un obstáculo, rodéalo. El agua lo hace.
Margaret AtwoodPenélope y las doce criadas
Ed Salamandra, 2005
Trad. Gemma Rovira Ortega
Fot. Kristina Krause
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