Pero por un instante -sea por una música salvaje, o alguna droga, o el acto sexual en su máxima violencia-, el ritmo lentísimo del melancólico no sólo llega a codearse con el del mundo externo, sino que lo sobrepasa con una desmesura indeciblemente dichosa; y el yo vibra animado por energías delirantes.
Alejandra Pizarnik
La condesa sangrienta
Concerto For Lute, 2 Violins And Continuo In D Major,
RV 93: 2. Largo
Antonio Vivaldi