domingo, 30 de agosto de 2015

Carta de Simone de Beauvoir


Prefiero la tristeza seca que el enojo frío, por eso mis ojos se han mantenido secos hasta ahora, tan secos como el pescado ahumado, pero mi corazón es como una sucia y suave natilla por dentro.

[...]

No estoy triste. Más bien me siento aturdida, muy lejos de mí misma, sin creer que realmente estés tan pero tan lejos estando tan cerca. Quiero decirte dos cosas antes de partir, y después no volveré a hablar jamás de ello, lo prometo. Primero, tengo muchas esperanzas, quiero y necesito demasiado volver a verte… algún día. Pero, recuerda, por favor, yo nunca volveré a pedirte que nos veamos -no por orgullo, que ya sabes que no tengo ninguno cuando estoy contigo, pero nuestro encuentro sólo significará algo si es que tú eres quien desea que nos veamos. Así que esperaré, cuando lo desees, sólo dilo. No asumiré que me amarás de nuevo, ni siquiera que dormirás conmigo, y ni siquiera tenemos que estar juntos por mucho tiempo- Sólo cuánto tú quieras y cuando quieras. Pero ten presente que siempre estaré esperando que me lo pidas. No, no puedo pensar que no volveré a verte de nuevo. He perdido tu amor y fue (es) doloroso, pero no quiero perderte. De cualquier modo, me diste demasiado, Nelson, y lo que diste significó tanto para mí que no podrías tenerlo de vuelta jamás. Y tu ternura y tu amistad fueron tan preciadas para mí que aún puedo sentirme cálida y feliz e injustamente agradecida cuando te veo a ti dentro de mí. Espero que esta ternura y esta amistad nunca me abandonen.

En cuanto a mí, me siento desconcertada y avergonzada, pero esta es la única verdad: Te amo tanto como en aquel día en que aterricé entre tus brazos decepcionados, es decir, con todo mi ser y sucio corazón. No puedo hacer menos. Pero eso no te molestará, cariño, y no hagas del escribir cartas una obligación, sólo escríbeme cuando lo sientas, sabiendo en cada momento que recibirlas me hará muy feliz. 

Bueno, todas estas palabras parecen tontas. Parece que estás cerca, tan cerca, déjame acercar a ti, como en los viejos tiempos, déjame estar dentro de tu corazón por siempre.

Tu Simone.

Carta escrita por Simone de Beauvoir en septiembre de 1950 a Nelson Algren, con quien había sostenido un romance a larga distancia, a través del Atlántico. En 1953 volvió a casarse con su ex-esposa Amanda Kontowicz.