sábado, 6 de diciembre de 2014

Sin tí tu lo

Cuando te olvides de mi nombre,
cuando mi cuerpo sea sólo una sombra
borrándose entre las húmedas paredes de aquel cuarto.
Cuando ya no te llegue el eco de mi voz
ni el resonar cordial de mis palabras,
entonces, te pido que recuerdes que una tarde,
unas horas, fuimos juntos felices y fue hermoso vivir.

Juan Luis Panero
Lo que queda después de los violines




Fue hermoso vivir.
Y no fue una tarde, o unas horas. Fueron muchas. Mañanas, tardes, noches, madrugadas, atardeceres. mediodías y horas sin nombre.
A mi memoria acuden imágenes de olas rompiendo con fuerza, espuma blanca y ronco sonido. También silencio en la cumbre, Mar de nubes. De Galicia a Normandía, pasando por León, Cantabria, Navarra, Salamanca, Ripoll, Poblet o Candelaria. Aeropuertos, ferrys, terraza, cocina, pasillo y cama. 

Fue hermoso vivir.
Lo fue.
Sí.

Y ahora, que mi futuro es cero, me aferro a esos recuerdos del pasado que fue para darle un sentido a ese latir que no quiere cesar en mis sienes, en mi noche a las 16.29 de la tarde. Blogspot y Spotify. Como si estuviera vivo. Como si ese pasado pudiera llegar a ser futuro. Acudir al recuerdo es la única manera que tengo a mi alcance para no rendirme.