martes, 8 de enero de 2008

Tu me obligas, Señor, en hora extraña.



(...)
No soy aún experto en el dolor;
así, me empequeñece esta enorme tiniebla;
pero si ella eres Tú, hazte pesado, irrumpe:
que se realice en mí toda tu mano
y yo también en ti con todo mi gritar.

R. M. Rilke
El Libro de la Pobreza y de la Muerte

Fot: Matteo Bosi