se han fundido como la nieve,
todos mis sueños
han corrido como el agua,
de todo cuanto he amado
sólo me queda un cielo azul
y unas cuantas estrellas lívidas.
El viento discurre, suave, entre los árboles.
El vacío reposa.
El agua está en silencio.
El viejo abeto, alerta, piensa
en la nube blanca a la que besó en sueños.