II
Piensa por ejemplo esto:
si al color de la medianoche,
a ese algo más que oscuridad
(que es yo, y la ciudad y todas las cosas)
le acontece la brillante lluvia
de un modo profundo, bello
y yo
(estando junto a una ventana esta medianoche)
sin motivo alguno
soy profunda completamente consciente
de la lluvia, o mejor de alguien
que se sirve hábilmente de los tejados y calles
para hacer
un sonido posible y hermoso:
si un (quizá) reloj da las horas,
sumido en una enérgica frialdad,
muy débilmente y, al final,
a través de gestos de lluvia sumamente delicados,
surge un color, que es la mañana,
oh, no te extrañe que
(justo al filo del día)
haga quizá un millonésimo poema
que no fracasará del todo en reflejarte;
o si creo sin duda, amiga,
una de las mil caras que son tu sonrisa.
E.E. Cummings
Buffalo Bill ha muerto
Antología poética 1910-1962
Ed Hiperion
Edición bilingue
Traducción de José Casas
Fot: Yulia Kazban