domingo, 18 de octubre de 2020

La localización de lo abstracto


¿Sabes? La deliciosa sensación mía era la de poder localizar lo abstracto. 
Es, en suma, eso el amor. El amor no es otra cosa que el localizar en un ser, en un nombre, en una vida, dentro de los límites de un rostro y un cuerpo todo un mundo de abstracciones y anhelos, de espacios infinitos e irrealidades sin medida. 
Todo toma cuerpo y carne. Ese vasto complejo de deseos, de ilusiones, de afanes que flotaba, indeciso, sin saber dónde posarse se encierra en un ser, se concreta, se encarna. 
Ya tiene dónde vivir. Y empieza el conflicto. ¿Será ese ser, ese cuerpo lo bastante grande para contenerle, para recibirle en su enorme infinitud? 
Ése es el terrible papel del que ama y es amado. Tener que ser a la vez un individuo, radicalmente único, incomparable, y todo el mundo. 
Ser limitado e ilimitado. Estar en un lugar y en todas partes. 
Pero el principio del amar es siempre un localizar, un escoger el lugar humano, el ser, donde va a intentar alojarse el inmenso volumen de nuestro amor.

(carta 74)⠀

Pedro Salinas⠀
Cartas a Katherine Whitore, 1932, 1947

Fot: Pi Erre