martes, 14 de enero de 2020

Venga, dímelo


Venga, dímelo.

Dime que soy
la más hermosa y después dime,
sin cambiar el gesto,
que soy la más fea
y la más sucia
de las mujeres que has amado,
de las que todavía amas.

Dime que soy el alfa y el omega
de tus deseos,
que en ese arco, en ese
espacio,
cabe todo lo que somos,

dime que no me dejarás nunca
y después dime
que ya te has ido,
que eso que acaricio
es sólo tu sombra,
que te abrazo como niños de orfanatos
se agarran a un peluche descosido
y se consuelan pero saben
que la tela es tela,
y la almohada lo que aprieto entre mis piernas.

Dime que me necesitas
y te ahogas si no estoy,
y que podrías vivir sin mí, que no recordarías
el día, ni la hora a la que salí de casa,
dime que mis ojos azules
son hermosamente negros,

dime qué vamos a hacer,
qué voy a hacer para no enmohecernos
en un cariño tranquilo,
como un perro que bosteza
frente a la chimenea.

José Ovejero
Mujer lenta
Ed. Pre-Textos