sábado, 21 de julio de 2018

Perder el tiempo


Perder el tiempo comporta una estética. Hay, para los sutiles en las sensaciones, un formulario de la inercia en el que hay recetas para todas las formas de lucidez. La estrategia con que se lucha con la noción de las conveniencias sociales, con los impulsos de los instintos, con las solicitaciones del sentimiento, exige un estudio que cualquier mero esteta no soporta el tener que hacerlo. A una apurada etiología de los escrúpulos debe seguir una diagnosis irónica de las servidumbres a la normalidad. Hay que cultivar, también, la agilidad contra las intromisiones de la vida; un cuidado (…) debe protegernos contra el sentir las opiniones ajenas, y una indolente indiferencia arroparnos el alma contra los golpes sordos de la coexistencia con los demás.

Ed. Seix Barral, 2010
Edición y traducción de Ángel Crespo

Fot. Albarrán Cabrera