domingo, 8 de julio de 2018

¿Acaso ése fui yo?


Hablar de la infancia es fácil y difícil a la vez. Por ser estática, es muy fácil describirla, pero con demasiada frecuencia esa descripción se torna empalagosa, lo cual es completamente incompatible con dicho período, tan importante y profundo, de la vida. Además, algunos quisieran hacernos creer que fueron muy infelices en su infancia; otros, muy dichosos. Tanto lo uno como lo otro es por lo general absurdo. Los niños no tienen con qué comparar, y simplemente no saben si son felices o infelices. Tan pronto como llega a tener conciencia, el hombre se ve en un mundo completamente hecho e inmóvil, y lo más natural sería no creer que antes este mundo fue distinto. Ese panorama primitivo queda grabado para siempre en el alma, y hay personas que sólo creen en él, ocultando a duras penas esta rareza. Otras, al contrario, no creen en absoluto en la veracidad de dicho panorama y repiten, también de modo bastante absurdo: «¿Acaso ése fui yo?» 

Anna Ajmátova
Requiem y Otros Escritos
Editorial Galaxia Gutenberg, 2000
Trad. José Manuel Prieto

Fot. Bert Hardy
Frog-Hopping Gravestones. Glasgow 1948

Fuente: Océano Agridulce