Me da más pena de los que sueñan lo probable, lo legítimo y lo próximo, que de los que devanean sobre lo lejano y lo extraño.
Los que sueñan en grande, o están locos y creen en lo que sueñan y son felices, o son devaneadores sencillos, para quienes el devaneo es una música del alma que los arrulla sin decirles nada.
Pero el que sueña lo posible tiene la posibilidad real de la verdadera desilusión.
Ed. Seix Barral, 2010