sábado, 3 de marzo de 2018

Los pinchos


Los autores de las fábulas sobre animales que expresan tipos, caracteres y temperamentos deberían tener en cuenta al erizo, pues este animal expresa en el grado más alto las virtudes de la prudencia, de la previsión y del cálculo hedonista. Sólo él manifiesta la obligación de estar avisado en un mundo peligroso, violento, cruel y perpetuamente sometido a las pulsiones de muerte. Cuando en lo real todo revela el imperio de lo negativo, del odio, de la maldad y de los peligros, el erizo prueba lo bien fundado de la protección, del repliegue y de la prevención. Y enseña a quien sabe mirarlo la necesidad moral de protegerse y de mantenerse a buena distancia de los otros.
Formalmente, no se puede expresar mejor la necesidad de defenderse, protegerse, preservarse y resguardarse de los golpes de la fortuna. Algunos animales cambian de color, se metamorfosean, se confunden con el medio, otros enseñan los dientes, insisten en sus defensas o en sus colmillos afilados. Lo mismo sucede con los hombres que oscilan entre la estrategia del camaleón y la táctica del felino. Por su parte, el erizo rechaza tanto el mimetismo de los parajes como la violencia del predador, pues prefiere una sabiduría verdaderamente hedonista: evitar el displacer, ponerse en la posición de no tener que sufrir ningún disgusto, instalarse en el retiro ontológico. Ni desaparecer, ni atacar, sino estructurarse como fortaleza a partir de un pliegue en el que se preserva la identidad.
Su técnica para evitar lo negativo procede del repliegue, del recogimiento, del cierre de las escotillas por las que el mundo suele penetrar habitualmente en la carne y por tanto en el alma. Desde que aparece el riesgo del estrés, de la frustración o de la amenaza, el erizo baja la cabeza, vuelve a colocar sus púas delante de la cara, arruga la nariz, que se encoge y se recoge. Casi enteramente enrollado sobre sí mismo, la obertura de su manto dibuja aún una forma de corazón, antes de que desaparezca el conjunto.

Ed. Pre-Textos, 2008
Trad, Ximo Brotons