lunes, 12 de febrero de 2018

Si no existiera


Y si no la hubiera conocido nunca, si no existiera, mi vida sería más pobre. Me lo digo con miedo. Quisiera conocerla siempre, pero serenamente, sin obsesiones. Y sobre todo ayudarla, que se reconstruya, que no se hunda. A veces, o casi siempre, el destino de cada uno de nosotros me parece tan frágil, tan misteriosamente endeble, que me sube el llanto y me muero de piedad y de dulzura. Tal vez esté equivocada.

Alejandra Pizarnik
Diarios
Ed. Lumen 2003