La verdad, como la luz, ciega. La mentira, en cambio, es un hermoso crepúsculo que realza el valor de cada objeto. (...) Dios no es necesario para crear la culpabilidad ni para castigar. Nuestros semejantes, ayudados por nosotros mismos, bastan para ello. ¿El juicio final? He conocido algo peor: el juicio de mis iguales.
Albert Camus
La caída
Ed. Alianza, 2012
Trad. Manuel de Lope
Fot. Kalliope Amorphous
Morning
