lunes, 14 de agosto de 2017

Para vivir aquí


Prendí un fuego, el azul me había abandonado,
un fuego para ser su amigo,
un fuego para introducirme en la noche de invierno,
un fuego para vivir mejor.
Le fui dando todo lo que el día me había dado:
los bosques, las zarzas, los trigales, los viñedos,
los nidos y sus pájaros, las casas y sus llaves,
los insectos, las flores, las hormigas, las fiestas.
Vivía al son de las llamas crepitantes,
a merced del perfume de su calor;
Era como un barco en un estanque cerrado,
como un muerto, era un único elemento.

Para vivir aquí