martes, 1 de agosto de 2017

La subida


Pasaba largo tiempo en el ajeno huerto,
 y sólo pensaba en subir a escondidas 
a la higuera desnuda,
 para mirar desde lo alto al mundo, 
como si fuera una hoja 
o un pájaro; 
pero siempre pasaba alguien 
y siempre lo dejaba para luego. 
Una tarde,
miró en derredor suyo
 - todo desierto -,
 trepó a la rama más alta; 
entonces se oyeron voces de entre las matas: 
"¿Qué haces, allí arriba?"
- grandes voces -, 
y contestó: 
"Un higo, quedaba un  higo". 
La rama se quebró.
Lo levantaron. 
Tenía la mano derecha agarrotada.
Cuando abrieron sus dedos,
 no había nada dentro.

La subida

Alentejo, 1940