Cuando estabas, las flores llenaban la casa.
Y al irte dejaste el lecho vacío.
La manta doblada, bordada, permanece intacta.
Tres años ya han transcurrido
pero tu fragancia no se disipa.
¿Dónde estarás, amor mío?
Te añoro, y de los árboles caen hojas amarillas.
Lloro, y sobre el musgo brilla el rocío.
Li Bai (S. VIII)
Fot, Laura B. Fernández
