Cierro la puerta a la pena, al pesar, al remordimiento. Si permito que entren, aunque sea por una rendija de autocompasión, zas, la puerta se abrirá de golpe y una tempestad de dolor me desgarrará el corazón y cegará mis ojos de vergüenza rompiendo tazas y botellas, derribando frascos, rompiendo las ventanas, tropezando sangrienta sobre azúcar derramado y vidrios rotos, aterrorizada entre arcadas hasta que, con un estremecimiento y sollozo final, consiga volver a cerrar la pesada puerta. Y recoja los pedazos una vez más.
Lucia Berlin
Volver al hogar
Manual para mujeres de la limpieza
Ed. Alfaguara 2016
Trad. Eugenia Vázquez Nacarino
Fot. Ralph Eugene Meatyard
