miércoles, 10 de mayo de 2017

Salmo



Nunca le pregunté al destino
si me tocaba seguirte.

Simplemente me fui.

Me desnudé y te dije:
bajemos. Metámonos
más hondo en el infierno.
Hagamos ahí dentro en lo obscuro
el paraíso del placer.
Abre la puerta negra.
Hurga. Entra.
Desciende el misterioso abismo.

Y tu pasión fue mía y tu goce.

Luego te di mi alma y te dije:
Haz de mi fuego el tuyo.
Bebe de mí.
Muere de amor conmigo.
Te haré mitad demonio y mitad santo.
Te saciaré con látigos y con cilicios.
Te ataré a la pilastra y al muro
y a la cruz del martirio
hasta que estalles.
Hasta que nazcas por dentro en mí
y en un instante sin fin te fugues
de la cárcel del cuerpo.

Y me arrojé contigo al precipicio.

Nelly Keoseyán
Salmo

Fot. Mert & Marcus