Yo no sé si tu mano es pétalo de rosa.
Tu cabeza de espigas no penetra en mi seno.
Exangües palidecen mis labios de deseo.
Entre el rojo de cráter y la blanca mordaza,
amada ausencia, muero,
llena la mente toda
de la memoria desconocida de tu cuerpo.
Eros
Ed. Galaxia Gutenberg, 2015
Fot. Angelika Ejtel