Eric Bénier-Bürckel
51
¿Has visto Marte?
Sí, me refiero a la película.
Me gustó mucho aquello que dice el protagonista, que sale todos los días al exterior para contemplar el horizonte sólo por el hecho de poder hacerlo.
Me iba a parar en el 50 pero por qué pararme, en principio pensé que era un buen número, por eso de ser una mitad o por aquello de ser redondo por su cero o par, siempre me gustaron los pares, los impares me recuerdan a la soledad, a los números primos los incomprendidos, y además hay que parar de vez en cuando, pero no parar porque sí, parar y escucharnos.
Estaba en la ducha y he escuchado una canción, salía de mi nariz, una canción que nunca antes había escuchado. A la vez que salía esa melodía que mecía mi cuerpo, el agua acompasaba la música de dentro. La llamaré así. La música de dentro. Cada medio minuto y medio hay que darle un punto de temperatura al agua y dejar que ésta nos vaya abrasando lentamente. Os aseguro que todo nuestro alrededor para. Y escuchas silencio dentro. Silencio y la música que te mece. Porque siempre tenemos algo que decir.
Pocas veces paran las voces y pocas veces la escuchamos con atención y pocas veces escuchamos el silencio.
Porque parar si el 51 puede ser un gran paso a ese horizonte. Sólo por el hecho de poder continuar caminando.
Sandra G. Garrido
Nocturne No.1 In B Flat Minor, Op.9 No.1
Frédéric Chopin