viernes, 23 de octubre de 2015

Desorden



Las mismas cosas en un lugar diferente. La mesa puesta. La comida servida. Las manos frías por falta de calor. Las miradas huidizas, las sonrisas a medias, las palabras vacías. El revuelo de la gente alrededor y no escuchar nada. No puedes escuchar ya nada. Las preguntas martilleando la mente y un sabor salado en los labios. El pulso acelerado. Las ganas de salir corriendo, de pegar un cambio, de convertirte en todo lo que sí y todo lo que de verdad. La ropa arrugada, un aroma ajeno y un terrible dolor de cabeza. Una risa contagiosa y vacía de sentido. Un ímpetu. Una mezcla se tristeza, de dolor y de miedo. 
Qué terrible sensación que abruma. Qué misterio tan bello. Qué inusitada emoción. 
Qué todo. 
Qué tanto y qué nada al mismo tiempo.
Búscame.
Soy tú.
O al menos he llegado a serlo en algún momento. 
Eso sí que da realmente miedo.
Qué tanto y qué nada.

Autoría desconocida