Las mismas cosas en un lugar diferente. La mesa puesta. La comida servida. Las manos frías por falta de calor. Las miradas huidizas, las sonrisas a medias, las palabras vacías. El revuelo de la gente alrededor y no escuchar nada. No puedes escuchar ya nada. Las preguntas martilleando la mente y un sabor salado en los labios. El pulso acelerado. Las ganas de salir corriendo, de pegar un cambio, de convertirte en todo lo que sí y todo lo que de verdad. La ropa arrugada, un aroma ajeno y un terrible dolor de cabeza. Una risa contagiosa y vacía de sentido. Un ímpetu. Una mezcla se tristeza, de dolor y de miedo.
Qué terrible sensación que abruma. Qué misterio tan bello. Qué inusitada emoción.
Qué todo.
Qué tanto y qué nada al mismo tiempo.
Búscame.
Soy tú.
O al menos he llegado a serlo en algún momento.
Eso sí que da realmente miedo.
Qué tanto y qué nada.
Autoría desconocida