sábado, 25 de julio de 2015

Activación

Me despierto de una siesta corta, pero intensa. He de confesar la concurrencia, absolutamente excepcional en mi caso, del fenómeno "postre", para más excepcionalidad, tomado como aperitivo. Y es que a las personas con alteraciones en el equilibrio narcisista, nos encanta ser un poco raritos.
Bueno... En todo caso, al despertarme, me he sentido especialmente activado... me he duchado y he salido a pasear. Estaba especialmente perceptivo, mi mirada atravesaba los cuerpos anónimos con los que me cruzaba, los escaneaba, sacaba conclusiones (qué importa, en realidad, para el caso, que fueran acertadas o no) a partir de sus gestos, su vestuario, su manera de moverse, de mirar, de andar, de interactuar con un hipotético acompañante... Me he cruzado con un hombre guapísimo, joven, le acompañaba una mujer atractiva, pero que desde luego no estaba "a su altura". Ella era buena; él, en cambio, era un perfecto hijoputa. Pero era guapísimo. De hecho he tenido la fantasía de poder olerle... Hablando de olores, podría pasear a ciegas y adivinar sin temor a equivocarmee si estoy pasando por delante de Zara, de Stradivarius, de Massimo Dutti, de Mango, de Benetton... la lista podría seguir, cada uno con un intenso y peculiar aroma característico, potenciado por el hecho del calor ambiente y el aire acondicionado interior. Al no haber puertas, o estar abiertas, se produce una especie de fenómeno de rebufo inverso. La cuestión es que cada marca tiene su olor.
Bueno... y he seguido con mi análisis de campo, mujeres, básicamente, un campo, per se, mucho más interesante que el de los hombres. Por eso he dejado el testimonio del hijoputaguapo, a modo de excepción. Y de mis pensamientos ha salido la idea de esta entrada y posiblemente de la siguiente, aunque está por ver. O sea que ya veremos.
De momento, una reflexión, muy machista puesta en labios de una mujer: