domingo, 26 de octubre de 2008

Me escapo un momento para encontrarte


Ciclos y repeticiones y variaciones sobre un mismo tema, único, no existe nada más que no sea tu idea. Fiebre. Ansia. Anhelo. Tú, una y otra vez, en forma de recuerdo, de invención, proyección, evocación, deseo, ilusión, qué más da, tomas vida en mi en forma de un olor, un gesto preciso fijado en la memoria, un sonido que me parece absolutamente real al oído, aunque sepa que sólo hay silencio a mi alrededor. Dame la mano. Levanta la barbilla y mira desafiante hacia adelante. Sí, mírame. Me gusta verte así. Y que se te escape una sonrisa cuando quieras darme miedo. Quiero comerte. Cruda y en tu jugo. Quiero el silencio denso y espeso que acompaña tu respiración cuando todas las palabras ya no sirven porque sólo importa lo inefable. Quiero observarte, a cierta distancia, empaparme de tu manera de adelantar una pierna a la otra. Fijar con un zoom y cámara superlenta el movimiento de tu pie al andar, y proyectar esa mirada que va mas allá y te atraviesa, subiendo por tus piernas, descansando en tus caderas, jugando con los botones de tu blusa, embriagándose en tu nuca, perdiéndose en tu pelo, introduciéndose en tu boca. Vino, queso y fruta. Y bosque. Tus sabores. Y mar. Y no puedo más. Voy a estallar. Además hay un asesino en serie que me reclama. Tiene que llamar a su mamá. Se ha quedado sin dinero y no puede comprar gominolas (sólo de las rojas). Y se está poniendo nervioso.

Otis Redding
I've Been Loving You Too Long