lunes, 24 de marzo de 2008

domingo, 23 de marzo de 2008

La Paciencia



Adivinanza

Pasan el día pintando otro cuerpo
sobre su cuerpo, sudan
pintura con partículas de sangre
mezclada a su belleza.

Gonzalo Rojas

Pint: Balthus
Patience, 1943

sábado, 22 de marzo de 2008

Ya va siendo hora


De dejar de fumar.
De ponerse a dieta.
De hacer la tarea.

Deseo llamarte.
Pedirte perdón.
Rogarte.
Suplicarte.
Y convencerte.

Pero no antes de que pueda raptarte.
Recogerte como se recoge un equipaje.
Incuestionablemente propio.
No antes.

Fue después de muchos años, harto ya de ver siempre la misma imagen reflejada en el espejo, cuando el hombre invisible decidió terminar con sus días.

Y, de pronto, 
no ocurrió nada.

Coco Rosie
By your side

jueves, 6 de marzo de 2008

Try again

Keane
Try again

Cada vez que me separo de ti siento el sabor de tu ausencia.
No siempre es el mismo.
Ignoro a qué ley de la termodinámica obedece.
Pero.
Cuando procede de una despedida apresurada, encarecidamente fugaz, como un tropiezo desolado, invariablemente me deja perplejo.
Y
Entonces tiene sabor a una última calada y al gesto casi obsceno de humillar una colilla en un cenicero repleto y deslucido, único testigo sosegado del desconcierto que me rodea.
Sabor a tempestad insuperable encerrada entre las cuatro paredes de una habitación sin vistas.
Sabor a esperanza compartida sin consumar.
Sabor a resentimiento premioso, que satura y hastía hasta el punto de no querer volver a averiguar nada.
Sabe a recuerdo de un beso sublime que no sé si volverá a repetirse nunca.
Sabe a culpa irrefutable, a perdón imposible, a una flor marchita que jamás llegó, a olvido precipitado, a mirada de reojo.
Sabe a desamor.
Sabe a dolor.
Sabe mal.
Pero basta un gesto, un guiño, para volver a recomponer los andamios y poder volver a subir, poder volver a vivir. 
Y nos conjuramos invocando la magia.
(-me tiendes la mano-)
Y cuando eso ocurre, entonces, tiene el sabor del mar encerrado entre tus muslos, sabe a musgo y tierra mojada, sabe a esperanza y deseo, sabe a certeza sin conjetura posible. 
Y ya sólo queda contar los segundos que faltan para volver a ti.