lunes, 12 de noviembre de 2007

Fruto prohibido



Los besos caen en tu cuerpo, como los frutos en el huerto del deseo. Me gusta verte, como cuando la mañana se desvanece y se tiende en la desnudez del cielo. Eres tan sensual cuando mansamente me tomas en tu boca. Como no frotar mi alma y su piel con la tuya, como no perderme entre tus piernas y ruborizarme de deseos. Tu piel apropiada para el sexo que te busca, leyendo interminablemente de tu lengua las caricias. Escondiéndose y descubriéndose en cada roce que quisieran tatuar en tu alma esta sensación de sentirme vivo y ardiente. Me gustas pues sabes que me agitas y sofocas, me envuelves en tu lengua, me arrancas dulcemente estas palabras. Anhelo estar en ti, mientras me robas el aliento, me atrapas en tus muslos y me comes en tu vientre sintiéndome temblar, temblar de ti…

Poética de los cuerpos.