domingo, 19 de abril de 2020

Los pobres son más discretos


Hambre y desnutrición.-

Afectados: 800.000.000 (+/- 5%)

Muertos: 8.750.000 (+/- 5%), de los cuales el 75% son menores de 5 años.

Datos de 2018 según el Proyecto Hambre de la ONU y datos de la FAO.

Este número de afectados y muertos se va repitiendo con escasa variación año tras año.



Malaria.-

Afectados: 228.000.000 (+/- 5%)

Muertos: 405.000 (+/- 5%) 

Datos de 2018 según la OMS

Este número de afectados y muertos se va repitiendo con escasa variación año tras año.


Coronavirus.- (datos provisionales a fecha de ayer)

Afectados: 2.300.000

Muertos: 160.000 de los cuales el 75% son mayores de 80 años.

Es muy poco probable que este nivel de incidencia se repita durante muchos años dado el volumen de recursos que se destinan a la investigación de una vacuna o tratamiento eficaz.


Se estima, según la FAO, que erradicar el hambre en el mundo supondría tener que invertir entre 250 y 300 mil millones de dólares en la creación de las condiciones (infraestructuras, regadío, etc) que permitieran un autoabastecimiento sostenible en las zonas afectadas por el hambre.

Se estima, según el Banco Asiático de Desarrollo, que la medida estrella contra el coronavirus, el confinamiento, supondrá un coste de entre 1.800 y 3.500 mil millones de dólares, según se prolongue más o menos.

Un último apunte sobre el "caso sueco".- 
Allí, en Suecia, las autoridades han recomendado una serie de medidas derivadas del sentido común y han impuesto prohibiciones solo a concentraciones de más de 50 personas, dejando todo lo demás en manos de la responsabilidad individual de cada ciudadano. Se recomienda (no impone) que quien pueda "teletrabajar", lo haga. Los colegios, tiendas, bares y restaurantes siguen abiertos. Ciertamente las reservas en restaurantes han bajado, pero quien quiera ir, puede ir. En la fotografía, tomada hace unos días, una cafetería en Estocolmo.




Frente a los que vaticinaban un aumento exponencial de casos y muertos por no tomar medidas de confinamiento, después de varias semanas de "ensayo suicida", resulta que las tasas de incidencia y mortalidad son algo superiores a las que se dan en Dinamarca o Noruega (por citar vecinos que sí han adoptado medidas de confinamiento), pero muy inferiores a las de Italia o España (los latin kings del confinamiento).

Aquí, ya se sabe, somos más pasionales. Me llamó la atención la valiente actuación de una patrulla policial en helicóptero que logró sancionar y reducir a un señor de unos 50 años paseando en una playa desierta en Tavernes, Valencia. Era evidente que el citado individuo estaba poniendo en riesgo infinidad de vidas y había que actuar con prontitud y diligencia.


Sigue sorprendiéndome la mansedumbre de esta sociedad que acepta sin rechistar (de hecho, según las encuestas que circulan, se pide más severidad) unas medidas que atentan a la libertad individual de las personas, a sus derechos reconocidos constitucionalmente, que ponen en peligro, cierto y a largo plazo, el desarrollo y calidad de vida de esta sociedad y que tienen una efectividad frente a la enfermedad cercana al cero patatero, y si no que me expliquen de dónde salen los 5.000 nuevos casos diarios después de un mes de confinamiento estricto. Ah, sí... que la curva se aplana... ya.

Y, para mí, el colmo del absurdo: ya llevamos un mes en el que un niño de 5 años (grupo de riesgo mínimo) no puede salir a la calle, pero un abuelo de 80 (grupo de riesgo máximo) puede ir al súper cada día. Si además el anciano tiene perro, ya es el desmadre total. Eso sí, que no se le ocurra a nadie ir a pasear a una playa desierta. País... Forges dixit.

Como cada domingo, recomiendo la lectura del artículo de John Carlin en La Vanguardia.