miércoles, 20 de junio de 2018

Un sueño que aún no ha nacido


Hablar con desconocidos significa no saber el mundo de antemano, no conocerlo jamás, sentirse trozos de una pieza irremediablemente descompuesta, mirar la inmensidad como si nunca dejásemos de ser niños en estado de niñez. Un desconocido trae una voz nueva, una irrupción que puede cambiar el pulso de la tierra, un gesto que nos hace torcer lo ya sabido, una palabra antes ignorada. Y se trata de escuchar, no de estar de acuerdo. Estar o no de acuerdo con algo que no pensábamos o no mirábamos antes, carece de todo interés. Lo que vale la pena es asumir la desnudez extrema de un sueño que aún no ha nacido.