sábado, 26 de mayo de 2018

Preferiría no hacerlo


Comprende uno incomparablemente muchas más cosas aburriéndose que trabajando, siendo como es el esfuerzo el enemigo mortal de la meditación.

El patrimonio que más nos pertenece: las horas en que no hemos hecho nada… Son ellas las que nos forman, las que nos individualizan, las que nos vuelven desemejantes.

Pasar del desprecio al desapego parece fácil. Sin embargo es menos una transición que una hazaña, que un triunfo. El desprecio es la primera victoria sobre el mundo; el desapego, la última, la suprema. El intervalo que las separa es similar al camino que va de la libertad a la liberación.

Ed. Tusquets, 1987
Trad. Rafael Panizo

Fot. Mary Morris
Tallulah Bankhead, 1942