Dichoso aquél que lejos de los negocios,
como la antigua raza de los hombres,
dedica su tiempo a trabajar los campos paternos
con sus propios bueyes,
libre de toda deuda,
y no se despierta como los soldados
con el amenazante toque de diana,
ni tiene miedo a la ira del mar,
evitando el foro
y los soberbios umbrales
de los ciudadanos poderosos.
Epodo II, Beatus ille